Departamento de Magnus
Brooklyn
7:00 pm
Pov Magnus
Al instante en que abro la puerta sé que algo está mal, reviso todo el lugar en cuanto enciendo la luz y me convenzo a mí mismo de que todo es gracias a mi paranoia pero aun así dejo la puerta abierta, solo por si acaso.
Me dirijo al segundo piso en busca a mi habitación, para tomar algo más de ropa y cosas de higiene personal.
No pasan más de 10 minutos cuando escucho ruidos en el piso de abajo. Tomo la maleta y aun sin decidir si debo o no bajar, emprendo el camino al primer piso para saber qué fue lo que paso.
— ¿Gillbert? —E l oficial no responde y tomo eso como una mala señal.
De inmediato tomo el teléfono y aun con manos temblorosas marco al número de Alexander. Este suena hasta que manda a buzón.
No puede ser.
Aun sin saber muy bien que hacer sigo bajando las escaleras, cuando recuerdo que también tengo el teléfono de una de las compañeras de Alec, una chica llamada Maia y sin dudarlo lo marco.
Un timbre. Un escalón menos. Dos timbres. Puedo ver la luz que deja entrar la puerta desde mi posición. Tres timbres. Siento como mi corazón se detiene. Cuatro timbres. Sangre.
—Agente Roberts
— ¿Ma- Maia?
—Ella misma. ¿Quién habla?
—Soy Magnus. Magnus Bane.
Un silencio en la línea y entonces ya estoy por completo en el primer piso observando el charco de sangre y el rastro que esta ha dejado.
—Magnus... ¿Dónde estás? ¿Estas bien?
—No. Creo que él está aquí... conmigo.
Sigo avanzando siguiendo el rastro como si mis piernas trabajaran por si solas y a pesar de que todo en mí, me indica que salga del lugar y corra, sigo caminando hasta llegar a la puerta de la habitación de invitados que esta entre abierta.
— ¿Quién está contigo? ¿Dónde estás Magnus?
—En mi casa... vine por unas cosas y cuando baje... yo...
Abro la puerta despacio y la imagen que veo me deja helado, Gillbert está en el piso de la habitación, sus ojos abiertos viendo a la nada, un corte perfecto justo a la altura del cuello, la boca abierta en una mueca que muestra angustia. Ni siquiera noto cuando sale un grito ahogado de mí y comienzo a tener un ataque de pánico.
— ¡Magnus! ¿Qué sucede? ¡Háblame!
—Gilbert esta... esta... muerto.
El aire comienza a faltar en mis pulmones y uso la poca cordura que me queda para correr a la puerta que ahora está cerrada. Maldición.
— ¡Sal de ese lugar ahora mismo! — Esta vez Maia también grita y al fondo escucho como comienza a correr y a dar órdenes.
— ¡La maldita puerta está cerrada!
—Enciérrate en una habitación y no salgas por nada Magnus, ya estamos en camino, iré por Alec, no hagas nada, solo escóndete ¿Entendido? Por nada del mundo cortes la llamada.
—De acuerdo, de acuerdo.
Corre escalera arriba hasta llegar a mi habitación y encerrarme con seguro y como si eso no fuera suficiente, huyo al baño, cierro con seguro de nuevo y me hundo en la bañera como si eso pudiera protegerme.
—Gatito... ¿eres tú?
—Maia... Maia... es el... es el hombre de los espejos... viene por mi... no quiero morir...ayúdenme.
—No morirás Magnus, no hables... mantente escondido y no cuelgues.
Sé que no puede verme pero aun así asiento de forma rápida y cubro mi boca con mi mano intenta controlar los sollozos que intentas escapar.
Tengo miedo, estoy aterrado.
—Toc toc toc... ¿de verdad crees que esta puerta puede detenerme? No aprendiste nada en el tiempo que estuviste conmigo Magnus.
Un temblor recorre todo mi cuerpo. El ruido de la puerta no hace más que hacerme llorar más. El entrara y entonces todo acabara, no puede ser.
—Maia... esta por entra... que hago...
Un golpe, dos golpes en la puerta hacen que un grito salga y que no pueda contener más el terror que me invade, las lágrimas comienzan a brotar y los temblores aparecen de forma descontrolada.
—Magnus... soy Alec... —Gracias a dios. — Estoy a menos de 3 minutos de tu casa, tranquilo, ¿ok? Necesito que te quedes conmigo ¿Puedes hacerlo?
Estoy por contestar que si cuando la puerta se abre dejando ver al hombre de los espejos. Porta la misma mascara de aquel día, solo que esta vez trae un traje puesto.
Intento esquivarlo y correr fuera cuando una de sus manos me toma del cabello y me golpea contra la pared, caigo en ese instante soltando el teléfono en el proceso.
— ¿Magnus que fue ese ruido? ¡Magnus! Maldición.
—Alec... ¡Alec!
— ¡Déjalo en paz maldito enfermo! — Le escucho gritar antes de que el hombre tome el teléfono.
—Tranquilo Alexander... solo quiero divertirme un poco con el... ¿Qué dices de dejar unas cuantas marcas en su cuerpo? ¿Te gustaría algo temporal o algo más permanente?
Intento arrastrarme fuera de la habitación pero su pie choca directo con mi espalda causando un estallido de dolor e impidiendo que pueda moverme o respirar.
—Tranquilo Alexander... hoy no será el día en el que acabe con tu tesoro.
Es lo último que le escuchó decir antes de lanzar el celular al otro lado de la habitación e inclinarse hasta estar cerca de mi oído.
—Hueles exquisito Magnus, ya veo que te arreglas para el detective. ¿Te gusta? Debes tener cuidado o puedes terminar como el anterior.
—Ahg... — Quiero decir que se vaya mucho a la mierda, pero la presión en mi espalda me lo impide.
—Esto te dolerá un poco, pero es una forma de demostrar que eres mío querido. — Y sin más besa mi cabeza y muerde el lóbulo de mi oreja.
Lo que siento después es un dolor horrible en la espalda baja, siento como me atraviesan la piel, grito y lloro porque es lo único que puedo hacer y luego de eso solo siento como la presión disminuye, coloca algo en el bolsillo de mí chaqueta y veo sus pasos alejándose.
—Nos veremos pronto gatito.
Me pongo en mis rodillas y tiento el lugar donde el dolor sigue latente, cuando regreso mí mano, el líquido rojo se esparce desde mis dedos hasta la palma y es entonces cuando el ataque de pánico se abre camino y siento como todos mis sentidos se nublan, mi respiración comienza a fallar.
Intento controlarme, pero lo vivido hace unos minutos me lo impide. No puedo hacerlo. No puedo.
Lo último que escucho antes de perder la conciencia es la voz de Alec gritando mi nombre.
— ¡Magnus!
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No Escape
Mystery / ThrillerNo es cuando. No es el para que. Es él como. Es él porque. No hay escapatoria. Es todo o nada. Diciembre 2018 - #53 Misterio Diciembre 22 / 2018 - #15 Suspenso Diciembre 28 / 2018 - #28 Misterio Enero 2019 - #16 Misterio Marzo 2019 - #3 Malec