38. Jace

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Departamento de policías
16 de Agosto de 2016
2:30 am
Pov Magnus

Algo me dice que no es el hombre de los espejos, no puede ser el.

Al hablar por teléfono con él, algo era diferente, era como si estuviera leyendo un guion, algo planeado.

Además la voz al teléfono, no es la voz que conozco, puede que nadie más lo notara pero yo lo noté desde el primer instante.

Por eso acepte, él no me hará daño, porque aún le soy útil, me necesita para llevar sus planes acabo y sé que esa es la razón por la que sigo con vida.

Si a esto le sumo que la persona de la que sospecho está aquí con nosotros, observándome desde una de las esquinas, puedo asegurar que estaré bien.

— Magnus... Magnus...

Su voz llega como un eco a mis oídos y entonces regreso mi atención a Alec.

— Disculpa... ¿Qué sucedió?

— Estamos definiendo los últimos detalles. ¿Tú estás listo?

— Sí.

— ¿Sabes lo que debes hacer? — Está vez es Mike quien pregunta.

— Entrar, esperar por Emily y hacer tiempo hasta que el equipo entre al lugar.

— Bien.

— Alec... ¿Podemos hablar? No llevará mucho tiempo lo juro.

— Claro.

— A solas...

Todos salen de inmediato y solo Jace espera hasta el final.

— Te esperó afuera Alec — Le da un apretón en el hombro — A ti también Magnus.

Su voz me causa un escalofrío y me quita el habla, así que solo asisto con la cabeza.

— ¿Que sucede Magnus? — Dice Alec en cuanto la puerta se cierra.

— No confío en Jace. — Suelto de pronto, como si las palabras se atoraran en mi garganta.

— ¿Jace? No lo entiendo.

— Su voz Alexander, no lo había notado, hasta hace poco. Su voz es igual, es como... si la recordara.

— No puede ser Magnus, eso no.

Se separa de inmediato y se deja caer en el sillón con la mirada perdida. Yo me pongo a su altura y le tomo las manos.

— Alec por favor escucha e intenta explicarme esto. ¿Porque su voz es la única que me paré conocida? ¿Porque cuando encontró el cuchillo en su oficina no se sorprendió ni siquiera un poco? ¿Porque actúa como si me odiara? ¿Dónde estaban las noches en las que se cometieron los asesinatos?

Para mí todo tenía sentido, solo debíamos investigar más, encontrar más pruebas, pero Alec lucia perdido.

— De acuerdo, revisaremos las cosas pero a espaldas de Jace, él no debe saber que sospechamos, porque si nos equivocamos, jamás me lo perdonará.

Pero no nos equivocamos, casi lo puedo asegurar.

— De acuerdo.

— Ahora vamos y Magnus no podemos decir ni una palabra de esto a nadie.

— Lo sé.

****

Cuando llegamos al hotel, aquella familiar sensación de miedo apareció y las dudas empezaron a asaltarme.

— Es tiempo....

— Si — Abro la puerta y antes de salir me giro con Alec — Te amo. — Le doy un último beso lleno de amor y salgo del auto.

La madrugada es fría y siento ese frío colarse por debajo del abrigo o puede que sea solo terror a equivocarme.

— Buenas noches.

— Buenas noches ¿Le puede ayudar en algo?

La chica detrás de la recepción no puede tener más de 19 años.

— Busco a alguien, pero... ¿Alguien dejó una nota?

— ¿Cuál es su nombre?

— Magnus, Magnus Bane.

La chica crea una perfecta "o" con sus labios y se agacha hasta dar con la nota y darme junto con unas llaves.

— Habitación 207

— Gracias... Deberías salir de aquí.

— No lo creo. — Se coloca los audífonos y regresa su vista a la revista.

Sin decir nada más salgo y comienzo a subir las escaleras, hasta el segundo piso. Mi respiración no es normal, mis pasos son pesados, como si evitara llegar al lugar.

Cuando alzo la mirada la puerta de la habitación 207 me recibe, abro la nota que la chica me dio y en ella solo se garabatea una simple frase y con la letra que conozco, la del verdadero hombre de los espejos.

"No se puedes tener el pastel y comerlo... o ¿sí?"

Cierro los ojos y arrugo la nota.

Deslizó la llave dentro de la cerradura y está cede de inmediato en cuanto al giro.

Lo primero qué pasa en cuanto abro la puerta es Emily, la niña corre de inmediato a mis brazos mientras llora desconsoladamente, yo reaccioné casi de inmediato y me inclino para abrazarla.

— Sal de aquí, a menos de una cuadra está un auto Toyota negro, te espera alguien. Su nombre es Alec ¿De acuerdo? — Susurro en su oído mientras ella asiente y sale disparada por la puerta.

— Cierra la puerta.

La voz sale del baño y yo no hago más que obedecer.

— Tú no eres el hombre de los espejos.

— ¿Cómo puedes saberlo?

— Ese hombre es tan egocéntricos que no hubiera perdido una oportunidad cómo está.

El hombre que sale del baño, es uno que no provoca miedo alguno, es más bajo que yo, lleva un traje arrugado y la corbata floja sobre el cuello, su cara muestra desesperación y decido hablar mientras pueda, antes de que Alec llegue.

— ¿Qué fue lo qué pasó?

— El me obligó, dijo que mataría a mi familia si no hacía lo que me pedía... yo no quería, pero... demonios lo siento chico.

— Lo que dijiste por teléfono... ¿El té lo dio?

— Sí. — Su mano temblorosa me acerca una hoja de papel que tomo sin dudar. — Todo estaba en esa hoja, como si el supiera lo que iban a decir.

— Bien, no puedo ayudarte, la policía viene en camino, serás arrestado y llevado a interrogar. Pero necesito que omitas este guion de tu declaración ¿Puedes hacerlo?

— Pero...

— ¿Puedes?

— Sí.

La puerta se abre de un golpe y Jace llega directo por el hombre, sin preguntar lo arrincona a la pared y le coloca las esposas, yo observo toda la escena con plena atención.

— ¿Estas bien? — Alec me toma de la mano y me arrastra fuera de la habitación.

— Si... él no es Alec, es solo una pieza más del juego, él no es el hombre que buscamos.

Ahora estoy seguro de que todos somos parte de su juego.

No EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora