17. No es necesario

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Brooklyn

16 de Julio de 2016

11:00 am

Pov Magnus

Luego de ser atendido y saber que mi vida no pendía de un hilo y que necesitaba nada más y nada menos que 15 puntadas por una herida causada por arma blanca, lo que podría ser una navaja o un cuchillo de mi propia cocina. No he sido lo suficientemente valiente como para ver la herida, sé que debe verse horrible y sé que dejara marca y no puedo ser capaz de averiguar que duele más.

Esa cicatriz será un recordatorio para toda la vida si es que sobrevivió a esto.

Alec no se separa de mí ni un solo momento y sé que esta alerta, las manchas debajo de sus ojos me lo hacen saber. Cuando nos dan las indicaciones para mantener limpia la herida, las cremas y pastillas que debo tomar, en las que gracias al cielo van incluidas unas pastillas especiales para conciliar el sueño, por fin nos vamos del hospital que he visitado ya en dos ocasiones en menos de un mes. Nuevo record.

Una vez en el carro, Alec habla por primera vez luego de un largo rato.

—De ahora en adelante trabajare en casa, no iré a la estación a menos que sea sumamente necesario. No estarás solo.

No sé qué debo responder, solo fijo mi vista en la ventanilla; Alec no debería cambiar su vida por mí, soy una especie de estorbo en la vida de todos en este momento, las cosas no importan demasiado en este instante, así que decido ponerme un poco a la defensiva, es lo único que me sale bien en este momento.

—No es necesario Alexander.

Mi mira como si intentara seguir el hilo de la conversación que se perdió hace unos momentos por el fuerte silencio que nos embargó. Espero que una protesta salga de sus labios pero lo que dice hace que lo entrecierren un poco los ojos y reprima una sonrisa.

—Dime Alec.

—Me gusta Alexander. — Lo reto un poco con la mirada. — No importa, sabes que no es necesario, no debes cambiar tu vida por mí, de igual forma él me encontrara, este contigo, con mis amigos, en mi casa o en un hotel, soy hombre muerto... el lugar es lo de menos y en el mejor de los casos le facilitare las cosas.

Mis palabras salen con más violencia de lo que planee. Nos quedamos en silencio, Alec al volante con su vista al frente, yo solo me dedico a observarlo detenidamente esperando por una respuesta, luego de lo que dije puede que sea la última vez que pueda verlo de esta forma.

—No, no es necesario; pero yo lo quiero. — Una de sus manos viaja del volante a mi nuca y la acaricia de forma cariñosa; no se lo impido, el gesto me hace sentir un poco mejor. — Que quede claro Magnus que mientras estés conmigo, nada malo te pasara. Nada.

Da por terminada la conversación y nos dirigimos a lo que será por mucho tiempo mi casa. 

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