41. No puedes ser tu.

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A las afueras de Brooklyn
16 de Agosto de 2016
6:30 pm
Pov Magnus
Al abrir la puerta, lo primero que mis ojos ven son el gran charco de sangre que se instala en la mitad de la habitación, seguido del desorden del departamento.

Hubo una pelea,m y resulta lógico que alguien salió lastimado.

Camino con cuidado de no pisar la sangre y dejar manchas que puedan relacionarme. En el buró de entrada descansa una foto, en ella aparece una chica de cabello obscuro y lizo, piel pálida, llena de pecas y ojos cafés.

La es hermosa, sin necesidad de resaltar con mucho maquillaje.

No hay necesidad de gritar su nombre o de intentar buscarla. Se que no estará, porque probablemente ahora esté en una habitación encadenada y sufriendo.

Avanzó un poco más, hasta encontrarme sobre los cristales de la que antes era una mesa, una nota.

"Deja el lugar ordenado. Tienes dos horas antes de que Alexander llegue... suerte gatito"

Mierda.

Observó el lugar y puedo saber a lo que se refiere, las cosas son un desastre y el no es así. Normalmente los escenarios en los que es partícipe, no implican desorden, por el contrario, son pulcros y con muy pocas pruebas.

Y al observar la escena me percato de las cosas que están mal. La sangre, las marcan de la misma en las paredes, la el espejo roto...

Si tengo dos horas, debo darme prisa.
******
Pov Alec

No puedo pensar claro, no luego de lo sucedió con Magnus. Tengo mil dudas y no puedo contestar ni una sola.

El escritorio lleno de papeles me recuerda que no puedo estar distraído, que aún tenía la responsabilidad de atrapar a este hombre.

Jace entra a la oficina, justo en el momento en que mi mirada va al pizarrón, repleto de pistas.

—¿Todo en orden Alec? — Pregunta desde la puerta.
— Eso creo.... ¿tu?

Entra al fin y se sienta en la silla frente a mi.

— Bien... Clary y yo planeamos un pequeño viaje.

— ¿De verdad? ¿A donde planean ir?

— Estábamos pensando en una cabaña, lejos de la civilización. Ya sabes, prefiero mil veces la naturaleza pura a ala civilización, mucho ruido para mi.

— Si... lo sé.
—Alexander ¿Todo está bien?

Mi mirada viaja de él a los papeles en el escritorio e intento disimular mis dudas.

— ¿A que te refieres? Quiero decir, todo está bien.
—Te notó preocupado. — Veo como sus ojos se topan con una nota pegada sobre una hoja de papel con su nombre y la tapó rápidamente. — ¿Que es lo que no me estás contando?

El silencio es el único ruido en la habitación. Me dejo caer sobre el respaldo del asiento y lo observo directo a los ojos.

No tiene caso darle más vueltas al asunto, es mejor deja todo claro. No puedo con tantas cosas, no puedo seguir con estas dudas sobre Jace y no puedo seguir con lo de Magnus... pero eso lo arreglo después.

— Debería preguntarte lo mismo.

Se acomoda de pronto en el asiento y se remueve incómodo. No soy bueno con el reconocimiento y saber si alguien miente o no, Magnus es el que es bueno en esas cosas, pero aún así intento notar todo.

Jace frunce el ceño y se le nota preocupado, sus manos se mueven incómodas en su regazo y sus ojos no pueden dejar de verme a mi y después a la puerta.
Está nervioso, lo que significa que oculta algo.

—¿De que hablas? ¿Tienes algo que decirme Alec?

— De hecho si. — Colocó las manos sobre el escritorio, conectando mi mirada con la de el — ¿Donde estabas la noche del incidente con Magnus?

— No puedo creer que me estes preguntando esto. Soy tu hermano Alexander, tu sangre. ¿Que demonios te pasa? ¿Acaso fue Magnus quien te metió estas ideas en la cabeza?

— No metas a Magnus en esto y solo contesta lo que te pregunto.

Suena alterado y yo intento comportarme lo más tranquilo que puedo.

—Estaba con Clary.
— ¿Porque me mientes?
— No te estoy mintiendo.

Si lo hace.

— Ese día Clarissa se quedó aquí hasta tarde, ella estaba aquí cuando los amigos de Magnus vinieron a reportar la desaparición. Recuerdo que tú te fuiste horas antes sin decir porque y no regresaste hasta poco antes de que reportaran la desaparición. Así que... lo volveré a preguntar... ¿Donde estabas? ¿Donde estabas el día de la desaparición de Verónica? ¿El día del asesinato de Camille? Porque si no mal recuerdo, no te vi por aquí y Clary no puede ser tu coartada, porque ella estuvo aquí, con Isabelle y conmigo en cada una de las desapariciones...

El silencio me da la oportunidad de escuchar como los engranes en su mente intentar trabajar, buscar algo que decir, encontrar una coartada, pero no lo logra y lo único que sale de su boca, hace que todo quede casi confirmado.

— No dire nada más hasta que mi abogado esté presente.

No puedo evitar que mis ojos se llenen de lagrimas y que las voz se corte. Es mi hermano, la persona a la que alguna vez ame y a la que rechace por miedo, la persona a la que le confié mis días, a mi hermana y a mi mejor amiga... esto no puede estar pasando.

— Jace Wyland eres sospecho de asesinato, secuestró y violacion... tienes prohíbo salir del país hasta que la investigación se resuelva. Tienes derecho a un abogado, todo lo que digas será usado en tu contra....

—De acuerdo.

El teléfono suena y contesto de inmediato.
— Alec...
— ¿Que sucede Iz?
— Unos vecinos reportaron algo en unos departamentos a las afueras de Brooklyn, vine y... creo que deberías ver esto.
— Hace cuanto Iz.
— El reporte fue hace una hora , pero pudo estar de esta forma desde hace días.
— De acuerdo, voy para allá.
— ¿Aún sospechas de mi? — Pregunta Jace De forma burlona.
—Ahora no dejó de hacerlo.

La mirada egocéntrica y la sonrisa burlona solo indican que puede que no esté equivocado. Solo puede que no.

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