30. Perfil Psicologíco

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Departamento de Policías
02 de Agosto de 2016
3:57 pm
Pov Alec

— ¿Qué demonios está esperando?

— Nada bueno, de eso estoy seguro.

La usualmente ordenada y pulcra oficina ahora mismo es un completo desastre, papeles tirados, carpetas, cajas. Ni siquiera creo ser capaz de encontrar las llaves para largarnos de una vez.

— Mmm...

— ¿Mmm? — me giro y veo al hombre recargado en la pared.

— Dime Alec... ¿Qué es exactamente lo que tenemos de él?

—Lo que está en el pizarrón es todo lo que tenemos.

Magnus cruza el montón de papeles intentando no pisar nada, hasta llegar al pizarrón que el mismo adorno con diferentes colores de estambre.

— ¿Y en su expediente?

— Lo que ya sabes, todo el modus operandi de su crímenes, las fechas...

— Pero no me refiero a eso... me refiero a que tenemos de él, que sabemos sobre él.

Me pasó la mano por el cabello en un ademán de desesperación.

— Nada Magnus. No sabemos nada de él.

— Eso no puede ser posible. — Frunce las cejas y me ve sorprendido. — No puedes decir que no saben nada. Si ya conocen su modus operandi, sus técnicas, tienen las notas y ahora la carta... eso debe decir algo del hombre de los espejos, con eso pueden empezar un perfil psicológico.

Entiendo lo del perfil psicológico, yo también soy criminólogo pero eso nunca fue lo mío. Lo mío fue más la criminalista, las pruebas, acordonamiento, observación, todo eso era mi punto fuerte.

Magnus comienza a quitarse el saco, cosa que he descubierto hace cuando tiene una idea.

—Bueno ahora entiendo porque estamos tan atascados. Necesitamos realizar un perfil psicológico de este hombre con lo que tenemos.

—No me voy a meter, adelante.

Me quito del camino y veo como Magnus comienza a trabajar, con hoja, pluma y un montón de evidencia.

*****

Pov Magnus

Pasan lo que para mí parecen minutos pero que en realidad son horas, mientras analizo la evidencia, sacando todo lo que pueda con lo poco que sabemos de este hombre.

Ya ha obscurecido para cuando terminó, la comida a medias que Alec me dejo, las cuatro tazas de café en el piso. Y una hoja con información que nos lleva un paso adelante del hombre de los espejos.

Me levanto orgulloso de mi trabajo y veo a Alec dormido sobre el sillón.

—Alec... Alec... — Lo sacudo un poco y logró que despierte. — Lo tengo.

— ¿Qué?

— Escucha.

Sale rápidamente de su profundo sueño y me pone atención casi de inmediato, yo por mi parte me para frente a él y empiezo a parlotear.

— Iré por partes para explicarte el porqué.

—De acuerdo. — Se frota los ojos y se ve tan adorable que no puedo tomarlo realmente enserio.

— En primer lugar tenemos el punto de como mata a sus víctimas. No es un asesino que decide acabar con ellas rápido, es decir que no disfruta viendo cómo mueren, necesita verlo, casi sentirlo. A esto añadiendo que necesita un placer sexual, en este caso una parafilia o algo peor, que nos lleva a una psicopatología. Una persona que necesita violar a sus víctimas, para luego torturarlas y matarlas de una forma lenta, no puede ser más que eso.

— Un enfermo mental. Eso nos lleva a reducir el número de la población probable.

— En efecto, pero lo que sigue nos lleva a aumentarla de nueva cuenta, el hombre al que buscamos no puede tener una enfermedad mental, como la de una persona que está en un hospital psiquiátrico y se nota, al contrario nuestro hombre es un sociópata. Anda por la calle, como un hombre normal, conviviendo entre nosotros y solo esperando por el momento.

— Eso nos regresa al inicio. Si no podemos identificarlo, no podemos hacer nada.

— No, de hecho si podemos.

— ¿Cómo?

— Aun no terminó.

Sube las manos en señal de rendición y sonríe un poco.

—Estuve revisando las notas y la carta, cada una de ellas. Este hombre tiene estudios, al menos prepa, pero yo incluso pienso que universidad. — Alec me mira como si no me siguiera. — Es la forma en la que redacta, sabe hacerlo, conoce el uso de la gramática. Estamos ante una persona estudiada, pero eso no es lo más importante.

— ¿Entonces?

— Estamos ante una persona que conoce la forma de operar de la policía Alec, la forma en la que deja sus escenas, nadie podría hacerlo tan bien como él. Es como si supiera exactamente lo que buscaran, no deja nada, ni una sola pista y si a eso sumamos la carta con la nota que te envío.

— ¿Qué tiene?

— No existe copia de esa nota Alec... la única que se tiene está aquí... ¿cierto? Junto con las evidencias del caso y nadie tiene acceso a ese lugar más que los policías y detectives.

— Imposible, él pudo entrar aquí.

— ¿Y arriesgarse a ser delatado o a que la alarma sonara? No, no es su estilo y ambos sabemos porque.

—No.

— Si Alec. Existen dos opciones. Uno: El topo que tenemos en la oficina se encarga de todo. Dos: El hombre de los espejos trabaja en este lugar.

Nuestras miras chocan y yo sé que él piensa lo mismo que yo.

"Mierda"

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