Toda la noche anduve deambulando por todos lados, te busque pero nadie parecía conocerte, le pedí favores a amigos de negocios ilegales que te buscaran pero ninguno dio contigo, ¿dónde te hallabas?, ¿dónde te podrías esconder?, ¿Acaso no querías que nadie te encontrará?.
Eran las 3:17 de la madrugada y yo seguía buscando, estaba perdiendo la esperanza hasta que decidí descansar a un costado de un puente.
Las estrellas brillaban y la luna era la única luz que me acompañaba, estaba pensando en una vida junto a ti, felices, sonriendo caminando de la mano, mirándote a los ojos, perdiéndome en ti y tú en mí. Solo nosotros dos, capaces de derrotar todas las adversidades... Siempre juntos.
Tan perdido estaba hasta que mire debajo del puente, había una figura tirada, cubierta de una manta negra, si no hubiese sido por una parte de piel que estaba descubierta no lo hubiera notado, al principio pensé que era algún borracho pero después de un rato mas mirando, observe la piel con rastros de sangre seca, me acerque cauteloso, por si de encontraba alguien cerca, tan cerca hasta que vi que era el cuerpo de una mujer, el cabello salia de la manta, lentamente descubrí su cara hasta el descubierto.
Me quede paralizado, mi cuerpo se estremeció, mi alma cayo a los pies, estaba en sock, mi mente intentaba procesar lo que estaba pasando, quise entrar en negación pero mis ojos no me lo permitían.
Era tu rostro, tus ojos cerrados, las lágrimas que empapaban tu rostro, eran mis lágrimas, tus pómulos con tonalidad verdosa y de aquellos labios antes rojizos, ahora morados sobresalía sangre.
Quite la manta de tu cuerpo y ahogué un grito, mi garganta se seco, todo mi ser temblaba ante aquella revelación.
Tu cuerpo se hallaba totalmente desnudo en el césped verde, tu cuerpo lleno de heridas, tus hombros con marcas de manos al igual que su cuello, tu estómago lleno de cicatrices, unas parecían de meses pasados mientras otros parecían recientes, tus piernas rasguñadas como si un animal salvaje hubiese pasado jugando con ellas.
No lo soportaba.
Tanta belleza, tanta pureza hecha añicos, aquello que observaba era hermoso, una obra de arte, eso eras tú, arte aún con desgarres y moretones, te veías totalmente perfecta, con los ojos cerrados, tu piel aún blanca y tu zona intima tocada por el aire, por mas castrofico que se viera aquella escena, era arte para los ojos de cualquiera, la modelo parecía hecha para aquel momento, iluminada únicamente con la luz de la luna y un hombre a su lado, llorando como desquiciado, tratando de entender su singinicado, de que representaba aquello y cuales eran sus orígenes, sufriendo ahora por la perdida de su musa, de la pieza faltante de su rompecabezas, de los motivos para que viviera y supiera que podía crecer para llegar a ser digno de aquella mujer de porcelana, tan única e indestructible, ese hombre que ahora se encontraba muerto pero aun con el corazón latiendo, ese hombre, era yo.
Un día dije que el arte era complejo, difícil de entender pero no imposible.
Ahora te puedo decir que yo no sabía que era el arte hasta que estuve ahí, hasta que lo viví, hasta que supe que el arte no era una pintura, una imagen, una estatua, que el arte no se comprende, se tiene que vivir, se tiene que sentir y en ese momento me di cuenta que el arte eras tú.....
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