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Estamos estacionados, ninguno de los dos a hablado después de la platica en el camino, estamos tranquilos, hemos sacado lo que sentíamos, bueno, al menos ella lo ha sacado, la casa es mediana, color blanca y azul celeste, tiene un patio lleno de pasto vivo, la casa es de dos plantas por lo cual tiene un balcon, hemos estado aquí al menos treinta minutos, nadie sale ni entra de la casa, son las 5:46 pm en mi reloj, tanto Camil como yo no sabemos que hacer exactamente, no es como si llegáramos y decir algo como: "Usted la conoció, ya supo que murió, y si no, pues es la buena nueva, un placer arruinar su tarde".

-Tenemos que ir.-Habla Camil por primera vez, su voz suena en un susurro.

-Así es, si quieres puedo ir solo.-Digo tratando de sonar valiente aunque estoy lleno de nervios por todos lados.

-De ninguna manera, lo haremos juntos.-Dice antes de salir del auto y empezar a caminar.

Tardo en reaccionar, hasta que bajo del auto y me aproximo a ella, estamos en frente de la puerta, solo hace tocar el timbre.

-¿Cuál es el plan?.-Pregunto antes de aproximar mi dedo al interruptor que indique nuestra llegada.

-No hay plan.-Murmurá Camil al mismo tiempo en el que toco el timbre.

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PorcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora