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Me reí, me reí de verdad, solo ella sabía como mierda hacer que me sintiera mas miserable, incluso cuando ya no se encontraba con nosotros.

-¡¿Dime dónde están las putas cámaras, donde hostia, para quien es la broma?!.-Estaba cansado y lo único que hice fue asustar a mis compañeros.

-Calmarte.-Mascullo Danell.

-¡¿Cómo putas quieres que me calme cuando la maldita ironía nos acompaña?!.-Solté un golpe a la pared, no me importo que mis huesos crujieran, ni que sangrarán, la vida es una perra que nos deja respirar para jodernos hasta morir.

-Lo lamento, no sabía cómo decirlo.-Camil parecía asustada mirando mi mano y luego mi rostro.

-¡Cuentanos Camil, qué nos platica ella en esa maldita nota de mierda!.-La mire y ella se encogió.

-Lo haré si te calmas.-Su palabras eran duras, le afecto lo que yo dije, lo sabía pero mi impotencia me estaba matando.

-Lo haré.-Volví a golpear la pared.

-¡¡JACKSON!!.-Gritaron al unísono.

-Ya estoy calmado....

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PorcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora