9 de Diciembre.
Danell-¡Mono!.- Grito la pelinegra, acababa de llegar al cumpleaños de mi hermosa Caroline.
-¡Princesa!.-Mi niña corrió a sus brazo y ambas rieron cuando cayeron al suelo.
-La pequeña Mono ha crecido tanto.-Dijo mi amiga.
-Lo sé, ya no quiero que siga creciendo, ¿Por qué no se encogen?.-Bese su mejilla y luego la abracé.
-Dan, sabes que las chicas crecemos cuando no nos dan chocolate.-La joven a mi lado me miro divertida, ella sabía que el chocolate estaba prohibido ya que mi niña es alérgica, la mire mal.
-¿Solo has venido a molestarme?, si es así forma te en la fila, ya tienes competencia.-Señale a una rubia que me lanzaba miradas picaras.
-¡Ugh!, sabes que yo no compito por molestar a mi Dan, ese es un pasatiempo.-Rodé los ojos.- A parte creo que deberías salir del caparazón y salir con la rubia, si no pues debes salir del closet, ya sabes para no ilusionar a mas bragas.
-Tonta.-Le saque la lengua.
-La tonta que mas quieres.-Replicó antes de salir corriendo a jugar con Mono.
Ella tenía razón, tal vez ya era hora de salir con alguien, la madre de Caroline nos había abandonado cuando ella nació y desde entonces no supe nada de ella, era una buena mujer pero todos tenemos limites y supongo que el suyo llego cuando nació mi bebé, huyo de sus responsabilidades sin embargo no le guardó rencor, me dio a lo que mas amo en la vida, no me quejo, al principio fue difícil pero me acomode, conseguí un buen empleo y después de un año compre la casa donde estamos celebrando su cumpleaños numero seis.
Salgo al jardín y veo a mis dos chicas jugar con la pelota, aún recuerdo cuando ambas dormían juntas, mi amiga había huido de casa y no sabia que hacer, le ofrecí quedarse conmigo, fue un reto convencerla ya que según ella no quería estorbar, fue un trato justo el que hicimos, ella me ayudaba con el cuidado de mi nena de tres años y yo la dejaba quedarse aquí.
Vivió con nosotros un año completo hasta que comenzó a trabajar y pudo irse a vivir a un vecindario de escasos recursos, no me gustaba el lugar no obstante ella decía sentirse a gusto, ambos sabíamos que era una gran mentira, pronto la saque de ese lugar mal oliente, cuando una noche me entere que entraron a su cuarto y casi abusan de ella, si no hubiera sido por la casera que se alojaba a lado, hubiera pasado una tragedia.
Eran mis dos niñas, a ambas las consentía como a mis hijas, ella se encargaba de contarle cuentos a Mono para que durmiera, la metí a estudiar, mi situación económica había mejorado lo suficiente para darnos ciertos lujos y que mejor que ayudarla a terminar sus estudios, me sorprendió saber cuan inteligente era a pesar de ir un año atrasada.
Ella me había contado su historia y yo la mantuve a salvo lo mas que pude.
Un día de la nada decidió volver con sus padres, no estaba convencido, me contó que no eran los mejores menos el jodido hijo de puta que tenía por padre, después de aquel día en que me contó lo de la violación quise ir y matarlo pero ella lo evito alejando que eso no cambiaría nada de lo que paso y ahora quiere mudarse, su insistencia era tanta que la deje ir, con la condición de que no faltará a la escuela y que nos visitara de vez en cuando, mientras yo vigilaría que su padre no le tocara ni un pelo, se que ahora ella es capaz de defenderse, después de sus clases de auntodefensa aunque seguía con miedo, ella sabía que hacia y eso la ayudaba a sanar, la apoyaría.
Lo cumplió, cada año en el cumpleaños de Mono y mío, días festivos y uno que otro fin de semana nos visitaba, nunca me fallaría, es como una hija más, a la cual adoptaría sin problemas.
-Es hora de irme.-Dijo mi amiga con mi hija en brazos, esta se aferro a su cuello.
-¿Tan pronto?.-Pregunte.
-Si, he tenido días muy pesados y necesito descansar.
-Sabes que puedes quedarte a dormir.
-No quiero ser una molestia.
-Tonterías, sabes que siempre hay una habitación para ti.-Hable con cariño.-Shiii.-Mono la miro con puchero.- no me has contado qué paso con la princesa y el caballero, quelo su final feliz.-Mono la miro con ojos de cachorro abandonado.
-Lo lamento Mono, no puedo, será en otra ocasión.
-Aggg.-Mono lanzo sus brazos a mi pecho, la tome y se acurrucó en mi pecho, empezando a llorar.
-Nena tranquila.-Le acricie su cabello.-Te contara la historia otro día, ahora debe dormir, ¿Entiendes?.-Mono trato de calmarse y asintió en mi pecho.
-Mono, no olvides abrir tu regalo.-Le recordó la pelinegra.
-Shiii.-Mono bajo de mis brazos y corrió a sus regalos.
-¿Segura que no quieres quedarete?.-Ofrecí.
-No te preocupes, tengo trabajos que hacer para la escuela.-Me sonrió dulcemente, como cuando sabes que aún hay inocencia en alguien.
-Esa es mi chica.-La abracé.-Toda una triunfadora.
Me iba a alejar sin embargo ella me tomo y no me dejo alejarme.
-Solo... Solo un poco más.-Habló con voz temblorosa.-¿Estas bien?.
-Si, solo quiero un abrazo.-La abrace de vuelta.- quiero darte las gracias por todo lo que me has dado, gracias Dan, gracias por hacerme saber que aún existen las personas con gran corazón, por levantarme cada que me caía, por ser un apoyo en todo momento y confiar en mí...-Tomo una respiración profunda, a este paso sabia que estaba llorando.-Te quiero.-Me soltó.
-Y yo a ti nena, sabes que tú también me apoyaste y sin ti tal vez Mono estaría comiendo sopa de lata, jugando con coches y siendo toda una pequeña rebelde. Sabes que siempre serás bienvenida a esta casa, ambos te recibiremos con los brazos abiertos.
-Gracias.-Sus lágrimas descendían, casi no lloraba y cuando lo hacia era imposible detenerla.
-No hay de que, no llores, no me gusta verte mal, tienes unos ojos preciosos como para derramar lágrimas y tu piel es tan bella que no merece ser maltratada, vamos animo, no vamos a morir siempre y cuando tengamos un motivo de ser felices, no es eso lo que siempre dices.-Se limpio las lágrimas y asintió débilmente.
-Si, así es, me voy pero antes, te tengo un obsequio.-Me tengo una bolsa y la tome sorprendido.
-¿Para Mono?.-Frunci el ceño.
-No, para ti, Mono tiene su propio regalo, ahora solo tomalo y cuidalo, cuidalo como si lo que se encuentre dentro fuera yo, en vente días tendrás que romper lo que haya dentro.-Asentí por instinto.- Un día tendrás una visita y cuando eso pase debes preguntar por las muñecas.
-Lo haré.-Le bese la mejilla, confundido, quise preguntar pero sus ojos me dijeron que no lo hiciera.-Te amo.
-Y yo a ti...
Sin más salio por la puerta y yo guarde su obsequio como si ella me hubiera entregado su corazón...
<3