La puerta se abre, dejando ver la maravillosa escalera de caracol hecha de madera fina en color azul, mi ceño se frunce ya que no veo a nadie, no lo hago hasta que la pelirroja me empuja con el hombro para hacerme una seña para mirar hacia abajo, deslizo la mirada hasta toparme con una niña de ojos claros y risos negros, con pintura de diversos colores por todo su cuerpo y cara, nos sonríe ampliamente, nos mira a ambos deteniendo su mirada en mí.
-¡Papi!.-Grita la niña.-¡Es él, el príncipe llegó!.
-Caroline, te he dicho muchas veces que no habrás la puerta a desconocido y no todos son príncipes.-Musita una voz algo lejana.
-No papi, es él, es el príncipe de los cuentos que ella me contaba, tienes que verlo, yo quiero uno igual.-La pequeña niña baila a mi alrededor y estoy tan sorprendió que no hago nada mas que verla.
-Mono ven aquí, papá tiene que limpiar tu desastre.-Un hombre aparece en mi visión, es alto, con cuerpo bien trabajado, esta vistiendo unos jeans gastados, una camisa blanca y como la niña esta manchado de pintura.
Nos observa detenidamente, primero a mi acompañante y después a mi, parece reconocerme, sin embargo yo estoy tan perdido que estoy seguro nunca haberlo visto.
-Mono ven aquí.-Habla el hombre, la niña de un momento a otro se aferra a mí, me toma por la pierna y voltea a ver al que parece ser su padre.
-¡No!, yo quiero estar con él.-La niña esconde su rostro detrás de mí.
-Vamos Carolime, no es el momento, obedece a papi y tendrás tu recompensa.-Insiste el hombre aun con la mirada fija en donde me encuentro.
-¡Bananas!.-Chilla la pequeña y su padre asiente.- Con una condición.- No me lo creo, la niña nombrada Caroline parece no rendirse, estoy seguro que no tiene mas de seis años.
-Dime tu propuesta Mono.-Habla su padre sonriente.
-Quiero que compremos a un príncipe, igual a él.-Me señala.-Ella me dijo que cuando tuviera a uno, no lo dejara ir.-Me abraza y por alguna razón extraña me duele porque se a quien se refiere pero lo que no entiendo es como me conoce.
-De acuerdo Mono, ahora suelta al príncipe y ven aquí.-Musita el hombre, la pequeña sonríe triunfante y corre hacia su padre, este la alza y musita algo en su oído, ella asiente y se retira cantando algo sobre bananas y helado.
-Lo siento, a veces Caroline suele ser muy molesta.-Sonríe el hombre, miro a mi lado por primera vez desvío la mirada de el hombre enfrente.
Camil esta sonriendo parece relajada pero no se porqué.
-Dallen.-Habla Camil. Un momento ¿Se conocen?
- Camil, pero mira que grande estas, y mira ya no tienes esos frenillos.-Ella corta la distancia y lo abraza, no entiendo la situación por lo que me quedo en el mismo lugar, sus lágrimas salen de nuevo y solo lo veo abrazarla, como si supiera el dolor que ella siente.
-Lo siento tanto Camil, hace poco me entrere y no sabes el dolor que me causo.-Habla Danell con voz temblorosa, me siento con un intruso al estar en un momento que parece ser tan privado, sus cuerpos empiezan a agitarse, es cuando me doy cuenta que él esta sollozando.
No que hacer, así que permanezco ahí por unos minutos hasta que ambos están calmados.
-Es él, ¿cierto?.-Pregunta Dallen, Camil asiente.- Lo imaginaba mas rudo.-El comentario hace reír a Camil.
-No se que mierda esta pasando, ¿alguien me podría explicar?.-Hablo e inmediatamente él me responde.
-Yo lo haré, un gusto en conocerte, anden pasen que no quiero que sus traseros se congelen afuera, te contare que sucede...