Me encontraba en el patio de la escuela, recostado en un árbol, tapándome del insoportable calor, pensativo ante todo lo que había pasado desde que te conocí, aún recuerdo la primera vez que te vi.
Estabas en la tienda de discos, donde de casualidad yo atendía, si ya se que dije que sacaba dinero de carreras clandestinas y peleas pero también se el peligro de ser descubierto y más cuando en mis registros no se encuentran los datos de mis padres, ya que estos me corrieron hace un año al enterarse, eran reservados y según ellos si yo llegaba a los medios de información, ellos perderían su reputación, así que fingimos que me fui al extrangero, así que para evitar sospechas conseguí un trabajo con sueldo miserable, no me quitaba demasiado tiempo y tampoco hacia nada, así que para mi funcionaba.
En fin, aquel día entraste por la puerta sola, vestías unos vaqueros gastados, una blusa rosada que hacía relucir tu piel más blanca, llevabas una coleta desordenada que te iba muy bien, estabas mirando con determinación la estancia de discos de "Rock en general", vi que tomaste el disco de "12 Stones", me sorprendí ya que no te veías del tipo de personas que escucharán ese tipo de música, sin embargo parecías conocer el genero a la perfección, paseando por " Foals", "Goo Goo Dolls", y " Foo Fighters".
Te dirigiste a pagar, mirando los discos con fascinación, es cuando supe que eras especial, que para quienes solo un disco pareciera un plástico que solo escucharían una vez por diversión, para ti parecía ser un tesoro precioso, como si te hubieras ganado un viaje alrededor del mundo y tal vez eso significaba para ti.
Cuando me preguntaste cuánto era, para ser sincero quería regalártelos, no por ser un arrogante y querer ligar, era mas que eso, quería darte el obsequio que te hizo sonreír de tal manera que me perdí en ti, en cada centímetro de tu cara, de aquellos ojos inolvidables, tus pequeñas arrugas que se te hacían en las comisuras de tus labios cuando sonreías, pero también sabia que no recibirlas aquel regalo de un extraño, así que en vez de eso solo te cobre dos discos de cuatro que llevaste, me preguntaste la razón, yo solo me encogí de hombros excusándome con que estábamos dando la oferta del dos por uno, tu ceño de fruncio y negaste, alegando que pagarías por los cuatro porque la buena música merecía ser comprada tal cual su costo, yo repliqué diciendo que solo hacia mi trabajo, descutimos por unos veinte minutos hasta que llegamos a un acuerdo donde tu pagaste por tres y yo fingiendo resignación, acepte, sonreiste triunfante, eso me hizo feliz a mí, te despediste con la mano para después salir de la tienda, me gusto la manera en la creiste ganar y tal vez fue así, pero yo también gane, así es, gane mas de lo que esperaba, mas de lo que incluso imagine y sin darme cuenta caí, me rendí a tu presencia, a cada uno de tus encantos...
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