Debe ser cosa del destino que por casualidad siempre nos topemos con la persona correcta en el momento equivocado.
Scarleth
Pasaron las semanas entre cambios y reformas dentro del hotel, las noches cada vez eran más movidas. La clientela venía desde sitios más lejanos y el Zar se paseaba como si fuera el Dios del lugar. Se hizo un despacho a su gusto dónde pasaba la mayoría del tiempo cuando visitaba su nueva adquisición.
Después de lo sucedido en el baño, no volvió a ocurrir nada, el Diablo dejó de dar señales de vida y parecíamos estar en el ojo del huracán. Todo iba demasiado bien para la temporada que llevábamos, nadie lo comentaba pero había un ambiente enrarecido y yo, personalmente tenía dentro un tormento que no me dejaba estar en calma.
El Zar no volvió a dirigirme la palabra, ni me miraba cada vez que venía. Esa calma hacía que se me pusieran los pelos de punta y no supiera si alegrarme o estar tensa esperando el siguiente ataque, pero éste no vino.
Hoy, se celebraba una especie de fiesta navideña para todos aquellos clientes que no podrían asistir a nuestro hotel para las fechas. La atracción principal eran las mesas vivas: mujeres que se tumbaban con la comida encima mientras los clientes comían de ella los manjares que les servían. Después, habían bailes eróticos que no dejaban indiferente a nadie, el ambiente derretía poco a poco hasta al mismísimo hombre de hielo.
Para finalizar la noche, estábamos nosotras, que asegurábamos un cierre de noche por todo lo alto y un buen regalo para estas navidades.
Alguien picó a la puerta mientras estaba eligiendo el modelito que luciría esta noche. El motivo de la fiesta era la Navidad, pero yo jamás he seguido las normas estipuladas y no cambiaría ahora. Entre la masa de igualdades se desmarca la diferencia y yo era ésta última.
Lolo entró junto con Araña, una de las nuevas chicas del hotel. Ambas llevaban un vestido rojo con un gorro navideño estilo Santa Claus, sonreí al verlas ya que eran dos rubias que podían dar mucho juego a una noche como ésta y el éxito compartido es mucho mejor.
—¡Como siempre vas a ir vestida de lo que te da la gana!
Loló soltó una carcajada y me uní a ella, ya eran varios años los que había decidido no cumplir las normas que no me gustaban del hotel y a ella le encantaba mi rebeldía.
Un pensamiento se me cruzó y dejé de reír. Con el Diablo no tenía nada que temer pero ahora el hotel estaba a manos del Zar y después de nuestro último encuentro se lo tomaría como algo personal.
Que se joda
—Ya ves, la dirección cambia, pero yo sigo igualita.
Araña se sentó a mi lado y se puso bizca mientras apretaba las luces del gorro que llevaba puesto.
—¡Con ésto me llevo a todos los hombres de esta noche!
De nuevo las carcajadas resonaron en la habitación, Araña había dado un poco de alegría a este sitio tan lúgubre y nos había refrescado el ambiente. Era una mujer inteligente y preciosa además de muy divertida y en seguida congeniamos genial.
—Deja algo para las demás, que nos moriremos de hambre como sigas así —dijo Lolo mientras no paraba de reírse.
La hora de la cena llegó entre risas y preparaciones y bajamos para empezar a calentar el ambiente. Lolo y Araña se fueron a tejer sus redes con los comensales mientras yo me limitaba a observar desde la lejanía un hombre con el que marcarme la noche.
Siempre había sido buena estratega y no me gustaba subir veinte veces si podía hacerlo una por el mismo dinero.
Unos ojos del color del mar se posaron en los míos y yo alcé mi copa de Champagne como saludo mientras me llevaba la copa a la boca.
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No te enamores del Zar [WATTYS 2019]
RomanceUn club nocturno, varias mujeres, un hombre misterioso y una elegida. Para los desconocidos soy Scarleth, para el Zar algo más que una mera puta. Tenemos un pacto, un contrato que va más allá de la ley. Las personas que más brillan vienen a esconder...