Me gusta la vida cómoda y simple, pero si tienes que ponerte en un abismo y vale la pena tirarte para ver que pasa: hazlo. No hay nada peor como la pequeña voz en tu mente diciéndote lo que podrías haber hecho y no hiciste en su momento.
D.K.
Tenía la maleta hecha. Todas las prendas dentro de la mochila exceptuando una. Fui descalza hacia el precioso ventanal que daba a mi sitio favorito, pero ya no veía el jardín. En su lugar, sólo era capaz de ver unos ojos tristes y negros llenos de resignación, una barba de más de un día y al lado, la futura mujer de dicho hombre.
Alessandro se casaba y yo me iba.
Daba igual el psicópata que intentaba darnos caza. Me sentía mil veces más segura en las calles que me criaron que en esa mansión llena escasos recuerdos, tan intensos que te podrían dejar paralizado en el tiempo si pensabas mucho en alguno de ellos.
—Has estado en situaciones peores, Brenda. Estoy debería ser fácil de olvidar. —me dije a mi misma encarándome con la realidad.
Había nacido en el sino de una familia desestructurada, maltratada, fugitiva y en busca de un pequeño sitio al que llamar hogar.
Ese sitio acabó convirtiéndose en una persona y mi futuro hijo, los cuales me fueron arrebatados prácticamente a la vez. Mi vida había sido una lucha constante por la supervivencia y lo había logrado.
Después de encontrar a la persona que nos quería ver muertas, volveré como siempre a la vida: pisando fuerte y con la cabeza bien alta.
Puede que no haya una isla que me permita vivir feliz y en paz, pero sé que existen los momentos buenos. Son escasos, pero cuando vienen alguien roto por dentro como yo, lo ve y lo sabe apreciar. Se puede paladear como el mejor de los chocolates o el más refrescante vino.
Todo lo eterno, perdura un segundo.
Un ruido me distrajo de mis pensamientos y me fijé en la cantidad de coches que entraban en la propiedad de Alessandro. La ceremonia iba a empezar.
Miré el vestido rojo que tenía colgado y sonreí. Brenda Salazar se va, pero jamás se pierde una fiesta.
Me aflojé la corbata intentando deshacer el nudo que me oprimía la garganta y el pecho, pero no pasó nada.
Hoy me casaba. Sólo al pensar eso, me daban ganas de irme a otro país y comenzar de nuevo. Había sido uno de los narcotraficantes más reconocidos y temidos en todos los estados y tras el asesinato de Rafael, había perdido los pocos escrúpulos que me quedaban.
No me importaba amenazar, extorsionar, torturar e incluso acabar con la vida de quien se interpusiera en mi camino. De hecho, hubo un punto en el que empecé a disfrutarlo como quien se come un dulce, pero unos ojos del color del océano habían hecho mella en todo lo que creía ser.
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No te enamores del Zar [WATTYS 2019]
RomanceUn club nocturno, varias mujeres, un hombre misterioso y una elegida. Para los desconocidos soy Scarleth, para el Zar algo más que una mera puta. Tenemos un pacto, un contrato que va más allá de la ley. Las personas que más brillan vienen a esconder...