La caza

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Todo en esta vida tiene un coste. Ni si quiera morir es gratis.

El Zar

El silencio se adueñó de la noche

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El silencio se adueñó de la noche. La oscuridad cubría a los que bailaban con ella y apuntando con mi pistola pude ver como era realmente el amor de un amo por su esclava.

Araña, tendida en el suelo, miraba inmóvil a Diablo que, lejos de ayudarla, la miró como quien investiga a un insecto para determinar si será aplastado o le dejará vivir un día más.

  —Pobre ilusa —me dije a mi misma— no eras más que una sedienta en un mar de arena que vio un espejismo y pensó que era un oasis.

Por una mentira estaba perdiendo hasta la vida, por unas palabras amables que nada le costaban a ese desgraciado y era todo el valor que había tenido Araña.

Tuve que concentrarme en escuchar la conversación. Miré hacia arriba y pude ver la mano enguantada en cuero negro de el Zar.

Esta vez íbamos a tener nuestras respuestas. Nadie nos lo iba a impedir.

 Nadie nos lo iba a impedir

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  —¿Por qué estás así? 

Esas fueron las primeras palabras de un Diablo frío, sin importarle en absoluto nada y con tono de total reproche.

—T-Tuve que defenderme... —consiguió decir Araña aún tendida en el pavimento.

El corazón se me volvió a parar cuando vi como miraba hacia donde yo estaba apuntándole, pero volvió a centrarse en sacar información a la que se supone, era su pareja.

—¿Y Brenda?, viste como moría, ¿verdad? 

Era lo único que al cabrón le importaba. Al ver que Araña no respondía le propinó un golpe con su zapato para que hablara. 

  —No me hagas perder el tiempo o morirás bajo el puente como una rata.

Una sombra saltó de lo alto del puente y quedó detrás de Diablo, quedándose agazapado a punto de atacar. Éste se giró nervioso y se quedó paralizado al ver al mismísimo Zar apuntándole con una semiautomática con silenciador a la cabeza.

No te enamores del Zar [WATTYS 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora