Bella muerte

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Peor que la muerte es vivir sin nada a lo que acogerse. Sin sentir lo que es el miedo, la furia, la excitación, romper en llanto o sonreír estando tan rota que las astillas se te claven.

Si estás sufriendo, estás viviendo y cualquiera de las dos cosas puede cambiar de un momento a otro.

D.K.Brooks


 Una suave brisa acariciaba parte de mi rostro y algunos mechones de pelo me hacían cosquillas, pero aún no quería abrir los ojos

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 Una suave brisa acariciaba parte de mi rostro y algunos mechones de pelo me hacían cosquillas, pero aún no quería abrir los ojos. Me demoré un poco más e inspiré bien hondo: olía a comienzo de primavera, mi estación favorita.

—Como sigas caminando sin mirar, te vas a caer por algún acantilado, Brenda.

La voz de sargento de Lolo hizo que abriera los ojos y sonriera a mi amiga, que se había posicionado a mi lado para evitar que me tropezara. 

Siempre había sido así: una cuidando de la otra.

Miré a mi alrededor y pude ver el mar como se abría ante mí, el Sol iluminaba las aguas cristalinas y podía diferenciarse las partes más rocosas de las más profundas. La extensa masa de agua se veía envuelta por dos hileras de rocas que se sumergían a metros de lo que mis ojos alcanzaban a ver.

Era precioso.

  —No me importaría caer si el agua fresca me envolviera y pudiera nadar entre peces, algas y sentir la libertad que eso me aporta.

Lolo puso los ojos en blanco y seguimos caminando en aquel paraje sacado de un cuento de fantasía.

Por fin mis pies descalzos tocaron la fina arena. No estaba muy caliente pese al día que hacía y eso me permitió caminar hasta la orilla, donde las olas iban a morir entre mis dedos, notando así la frescura del agua.

Me senté para contemplar como poco a poco pasaba el tiempo y el Sol se iba escondiendo entre las nubes dejando tras de sí una puesta de sol de tonalidades anaranjadas y rosáceas que podría enmudecer a cualquiera.

—¿Aún no te has cansado? —preguntó Lolo, sentándose a mi lado y haciendo pequeños círculos en la arena mojada.

—Podría pasarme la vida entera contemplando el lado hermoso de la vida: la luz.

—Te conozco y te aburrirías, perteneces a la noche y en la oscuridad es donde mejor te manejas.

Estaba en lo cierto, pero no quería volver de donde venía. Hay personas que deben estar en la oscuridad. Nacen para dar un poco de candor al ambiente y hacer de faro en la distancia para que aquellos pobres perdidos puedan guiarse hacia donde quieran o deban.

Me levanté en busca de uno, siempre hay uno para gente que se siente perdida, vacía, sola y abandonada en la inmensidad del mundo.

—¿Qué buscas? —preguntó curiosa Lolo, cruzándose de brazos y arqueando una ceja inquisitivamente.

No te enamores del Zar [WATTYS 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora