"Cuanto más pecados tengas, más barato te saldrá el infierno."
Scarleth
Otra noche en el club.
Mi habitación era sencilla, la había decorado poco a poco con los ahorros que iba sacando de la noche y el escaso tiempo libre que tenía para salir del "Hotel" donde chicas como yo, sin recursos y con un futuro incierto se podían refugiar del frío y del hambre pagando un precio que a veces, incluso dejaba marcas visibles de por vida.
—Scarleth, deja de soñar despierta,os han llamado a todas abajo.
Miré a Diablo, el director del club. Éste me observaba bajo el marco de la puerta con hambre en la mirada, siempre había querido más de mí que el dinero del hospedaje, pero siempre le decía lo mismo: Seré puta, pero yo elijo los clientes.
—Ahora bajo, dame un minuto.
Me puse un vestido con la espalda totalmente al aire de color azul, a juego con mis ojos y me miré en el espejo. Mi cara pálida y ojerosa estaba tapada con una fina capa de maquillaje y unos labios rojizos me daban el toque de color que necesitaba para salir allí a fuera.
Diablo seguía en la puerta, estaba acostumbrada a que me viera desnuda. Puede que mi cuerpo estuviera en venta, pero mi corazón no volvería a la subasta, así que un cuerpo desnudo no significa nada para mí.
Bajamos y en el gran salón, decorado con un piano de cola y butacas para oír buena música mientras te tomabas algo, estaban las demás chicas que se quedaron mudas al vernos bajar. Estaba acostumbrada a su silencio, en la noche había compañerismo pero sobre todo, competición y a mí jamás me había gustado perder.
—Scarleth, cariño, viene un cliente importante y quiere ver todo el material.
Sonreí a Lolo, la única amiga que tenía en el lugar después de cuatro años. Sólo ella sabía mi nombre real dentro del lugar. Usábamos nombres más llamativos e impersonales para hacerlo más fácil, aunque ahora sería raro que me llamaran de otra manera.
—Debe tener mucha pasta para reunir a todas y convencer a Diablo —contesté, mirando como todas se retocaban una y otra vez ansiosas.
—Le llaman el Zar, querida. No sabemos más —sus ojos señalaron a mi acompañante por un momento —al menos, nosotras no.
Me giré y toqué la solapa de la americana de Diablo, noté como el contacto le sobresaltó ligeramente y me miró con esos ojos penetrantes del color del café molido.
—Quiero saber del Zar, si es bueno me lo quiero llevar.
La sonrisa de Diablo se ensanchó y pude ver como disfrutaba tener más información, le ponía en una posición de más poder. Puede que él supiera más pero yo sabía jugar mejor mis cartas.
—No pienso dejar que se te lleven, no él.
Su comentario me hizo gracia hasta que vi que lo decía en serio, poniendo los ojos en blanco me dispuse a darle la espalda cuando me agarró firmemente un brazo y me llevó a una de las salas contiguas del salón.
—Suéltame, Diablo, me haces daño.
—Escúchame bien, joder. El cliente que viene hoy no es como cualquiera, no viene a pasar un rato y no es de fiar. Tiene negocios muy turbios. Yo no he podido negarme, pero haré lo que esté en mi mano para que no se lleve a ninguna de las chicas.
—Aquí dentro no somos de nadie, ni tuyas ni del Z...
Sin previo aviso, me tapó la boca y me llevó hasta una de las barras de metal de la habitación. Mis ojos se abrieron del pánico y mis aullidos y súplicas se vieron ahogadas por un torrente de voces en el salón.
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No te enamores del Zar [WATTYS 2019]
RomanceUn club nocturno, varias mujeres, un hombre misterioso y una elegida. Para los desconocidos soy Scarleth, para el Zar algo más que una mera puta. Tenemos un pacto, un contrato que va más allá de la ley. Las personas que más brillan vienen a esconder...