Ya no le tengo miedo a la muerte. Puede que muera como todos, pero intento vivir como nadie.
Scarleth
En la actualidad...
Mi mirada desafiaba al Zar, si tenía alguna mínima posibilidad de proclamarse inocente del asesinato de Lyliana acababa de enterrarlos junto con la última oportunidad de que le creyera.
Había desafiado al inspector frente toda la sala diciendo que debido a la conmoción de tales sucesos, no era el mejor momento para tomar declaraciones.
Desvié por un segundo la atención hacia aquella pequeña tarjeta con el nombre de Luca Romano y un movimiento rápido por parte del Zar hizo que pasara a sus grandes manos.
—¿Qué coño haces, Zar? —espeté cansada de tanto juego de niño poderoso.
Éste, en cambio. jugó con la tarjeta frente a mí con una media sonrisa, disfrutando del momento y de mi paciencia acabándose.
—¿La quieres? —se acercó a mí silenciosamente con ella en la mano derecha— Gánatela.
Ahora era yo la que sonreía de forma cínica ante tal muestra de sentimiento nulo con todo este caso.
—Tengo el número en la cabeza, Zar. ¿Vas a silenciarme a mí también?
El rostro de sorpresa pasó a ser el de un furioso hombre que me hizo dudar por un momento hasta que me aprisionó con su cuerpo entre la pared y su cuerpo caliente, pero no cerré los ojos.
Ya no tenía miedo. Terror es quedarse callada, es el ser estático, que te mientan y te controlen. Sabiendo eso, bajaría al infierno sintiendo frío y en paz conmigo misma.
—No la maté yo, Brenda...¡Joder!
Sus manos se aferraban a mis brazos cada vez más fuertes, intentando transmitirme con aquel gesto la impotencia y las ganas de que le creyera, pero yo ya no daba créditos, prefiero que me paguen al contado.
—Demuéstralo. Echar de tu hotel al investigador no ha sido un buen paso para ello.
—Sé lo que piensas de mí. Tú tampoco me caes bien, pero jamás mataría a alguien que no me hubiera hecho nada.
—Los dos sabemos que mientes. Quizá de tus manos directamente no, pero tus negocios son turbios y este hotel sólo es un capricho que además te sirve de tapadera.
—Eres sólo una jodida puta, Scarleth. No sabes nada.
Una carcajada sin ganas salió de mi boca por no ponerme de otra manera. Debía ser fuerte y ese hombre iba haciendo mella en mi magullado cuerpo y mi destrozada mente. Daba donde dolía, pero poco conseguiría ya de mí.
—Pero soy una puta lista, Alessandro.
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No te enamores del Zar [WATTYS 2019]
RomanceUn club nocturno, varias mujeres, un hombre misterioso y una elegida. Para los desconocidos soy Scarleth, para el Zar algo más que una mera puta. Tenemos un pacto, un contrato que va más allá de la ley. Las personas que más brillan vienen a esconder...