Luz en la oscuridad

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Estamos constantemente evolucionando como personas. Hace unos meses me escondía de mi misma para no ver mis cicatrices. Ahora llamo a la guerra y me repaso cada una de ellas para recordar lo que la vida me ha enseñado.

Brenda

El silencio se hacía eco en mi cabeza, traía consigo una paz que en pocos lugares he podido notar

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El silencio se hacía eco en mi cabeza, traía consigo una paz que en pocos lugares he podido notar.

Paz y dolor.

Es lo que se podía respirar en el ambiente.

  —No pienso decirte adiós, que quede claro.

Me senté al lado de la tierra ya seca donde descansaban los restos de la que fue, era y sería mi hermana por elección.

Saqué de mi bolsa de viaje una botella de mezcal y dos vasos pequeños.

—La tradición manda beber.

Derramé el suyo al lado de unas preciosas flores y me reí.

—Veo mil flores, con lo que las odiabas. Siempre te hacían estornudar y acababas con la nariz rojísima.

Me bebí de un trago el líquido que iba quemando mi garganta al pasar de mi boca a mi estómago y me incliné para excavar un pequeño hoyo con mis manos, que acabaron sucias por la tierra.

—Quiero que me guardes ésto, por lo que pueda pasar—dije mientras volvía a tapar el agujero con el medallón que me regaló Lolo en mi primer no cumpleaños desde que comenzamos a ser amigas.

Jamás me habían regalado nada en toda mi vida y un día cualquiera, me despertó como siempre y me lo dio con una sonrisa en los labios.

  —Toma, esto es para ti —dijo mientras me ponía algo en la mano y lo cerraba.

Miré el diseño del pequeño sol formado por quince puntas y atrapado en un círculo de plata con más intrincados, enlazado por una cinta negra de antelina.  Era precioso, sofisticado al mismo tiempo que sencillo. 

  —Vamos querida, no es un cuadro, vamos a ver cómo te queda.

Me apartó el pelo de la nuca y me lo puso a la medida perfecta.

—Es... muy bonito, ¿cuánto te debo, Lo?

Su rostro se puso serio y escudriñó el mío hasta que se echó a reír a carcajadas.

—¡Es un regalo, Brenda!

Esas cuatro palabras se me anudaron en el estómago y se me enrasaron los ojos de pura emoción. Miré de nuevo el precioso detalle de mi amiga sin saber que decir.

  —Yo...

—Calla, no digas nada. Este sol eres tú dentro del círculo que representa la luna. Eres lo más brillante que alguien puede encontrarse en la noche. Crees que eres oscura, que estás apagada y tu sitio no está fuera, pero te equivocas por completo. Tú ves oscuridad porque eres luz. Recuérdalo siempre, hermana.

No te enamores del Zar [WATTYS 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora