Capítulo 8

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Flashback

Me encontraba detrás de la puerta husmeando en la habitación de mi rubia favorita. Hoy se veía hermosa, sentada frente al espejo de su gran tocador blanco mientras peinaba con sus dedos su largo cabello. Coloreaba sus mejillas con un polvo rosa y la ayuda de unas brochas del mismo color, para luego terminar por maquillar sus labios con un intenso pero perfecto labial rojo. Odiaba que lo hiciera porque sabía que no lo necesitaba, yo sólo era su hermano pero sabía apreciar la belleza aún cuando sólo tuviese catorce años. Papá siempre me decía que cuando fuese mayor, procurara elegir no con los ojos sino con el corazón, porque así había elegido a mamá. Vivía recordándome que fuese inteligente y no un tarado con las chicas, que debía demostrar todo lo que él me había enseñado.

No podía evitar mirarla, jamás le había visto así de arreglada pero esta ocasión lo ameritaba; hoy era su cumpleaños número dieciséis , y Valentina había elegido su mejor vestido para brillar.

Terminó por rociar su perfume dos veces detrás de sus orejas con una botellita que simulaba cristal y se levantó para salir de la habitación.

Salí corriendo hacia las escaleras evitando que me pillara con las manos en la masa, Valentina odiaba que anduviera de metiche en sus cosas. Asi que corrí hacia la cocina para ofrecer ayuda a mamá y terminar por decorar todo lo que faltaba.
-Oh, ahí estas- dijo mamá- Necesito que lleves estos refrescos a la mesa de la sala.
-Compraste mi favorito- mordiendo mis labios.
-También es el de tu hermana, asi que ya no te saborees tanto y haz lo que te pedí.

Rodé los ojos y obedecí. Llegué a la sala y me fasciné con lo lindo que había decorado todo, mamá había puesto todo su corazón en darle una linda fiesta a Valentina, tomando en cuenta incluso su color favorito en cada esquina con globos de papel y banderines.

Hace muchos años, papá había recibido una propuesta de trabajo bastante buena como para despediciar. Esto nos hizo dudar demasiado por temor a dejar de verle por tanto tiempo; debía mudarse al extranjero. Papá negaba con la cabeza repitiendo su frase: "la familia es primero", pero no podíamos cortar sus alas para seguir su sueño. Al fin y al cabo era lo mejor para todos.
Desde ese día, sólo podemos verlo durante las vacaciones, donde viajamos a España y nos quedamos durante todo el invierno a pasar las fiestas juntos; pero papá perdía cada uno de los cumpleaños de sus hijos, y era como si le impidiera vernos crecer. Es por eso que mamá se propuso darnos las mejores fiestas de cumpleaños para saciar ese vacio de no ver a papá durante todo el año.

-¡Agustín!- me llamó desde la cocina-. ¡Ya vete a cambiar, los invitados llegaran en unos minutos!
-¡Allá voy!

No podía decir que me sentía eufórico por la fiesta de Valentina, pero al menos trataba de mostrarme alegre y dispuesto a ayudarles. En lo personal no era un gran fanático de este tipo de cosas, sobretodo por el tener que sociabilizar con tanta gente que no conozco. Obviamente todos eran amigos de Valentina y yo no tenía nada que ver. Si pudiese quedarme en mi habitación toda la noche lo haria, podría continuar aprendiendo a tocar la guitarra como lo estaba haciendo desde hace unos días, pero al menos este año Valen accedió a dejarme invitar a un par de amigos para no sentirme tan solo.

Subí a mi habitación para cambiarme de ropa. Abrí mi pequeño armario y tomé una remera blanca simple y un par de vaqueros negros con unas converse del mismo color. Tampoco tenía que esforzarme mucho, al fin y al cabo no era mi cumpleaños.
Perfumé ambos lados de mi cuello con una fragancia varonil que envió papá desde España, y luego bajé las escaleras.

Los invitados comenzaron a llegar, era cerca de las diez de la noche y mamá había decidido irse a su habitación para darle un poco de privacidad a Valen. Eran sus dieciséis años y quería hacerle sentir que ya era capaz y responsable para controlar una fiesta por si sola.

Me acerqué a una de las mesas con comidas a esperar que llegasen mis amigos, mientras observaba como Valentina daba la bienvenida a sus invitados saludándolos con abrazos y besos en la mejilla. No había quien no hiciera cumplidos sobre lo linda que se veía hoy, ella arrugaba su nariz con sus cachetes colorados.

Comenzó a sonar la música animando el ambiente, todos parecían disfrutar la fiesta aún cuando no hubiese alcohol de por medio. No pasó mucho cuando llegaron mis amigos, suspiré de alivio porque ya no aguantaba tan aburrido en esa mesa.

-¡Que buena fiesta!- dijo Maxi, tomando uno de los vasos con refresco.
-¡Y que buena está tu hermana!- dijo Rugge. Golpeé su brazo con fuerza, sabía que odiaba que dijeran cosas así de ella pero sólo lo hacía para joderme. -Perdón, perdón.

Al rato se animaron mucho más, cuando Valentina se subió a la mesita de centro para llamar a sus invitados a jugar al juego de la botella. Todos reaccionaron eufóricos y corrieron a la sala para sentarse en el piso rodeando la botella. Yo continuaba con mi vasito de refresco pero de un pestañeo Maxi me lo quitaba de la mano, y me empujaba a ser parte de ese satánico ritual.
A pesar de que me rehusé diciendo mil veces que no, ambos me empujaron dejándome sentado frente a frente una chica hermosa. Traía una coleta alta que la hacía ver adorable, casi tanto como sus apretables mejillas.
Los chicos notaron como ponía toda mi atención en lo linda que se veía la castaña, quien cuchicheaba con una pelirroja a su lado intentando escapar tanto como yo hace un rato.

Mi rubia hermana fue la primera en girar la botella, se veía realmente emocionada mientras sus amigas cubrian sus ojos para que no viene quien lo tocó. Cuando por fin se detuvo, un chico moreno se levantó triunfador, Valentina parecía conforme. Se tomaron de la mano y corrieron al armario junto un gran espejo.

Esto no parecía tan terrible, sólo era ir y darle un pico a alguien, parecía fácil. Aparte, habían cerca de quince personas al rededor de la bendita botella, ¿qué tan probable era de que me tocara a mí?

-Dale Agus, te toca- dijo Valentina, incorporándose al circulo nuevamente. Intenté no poner cara de trauma y girarla lo más calmado posible, sólo era un juego.

La botella daba mil vueltas y parecía verla en cámara lenta. Me sentía confiado, sabía lo que tenía que hacer hasta que de pronto; "¡Agustin, tú no sabes besar!" gritó mi conciencia.
Alcé mis cejas instantáneamente, estaba perdido, ahora quedaría como un estúpido frente a quizas quien.
Cerré mis ojos con fuerza, intentando cruzar mis dedos lo más escondido posible sin mostrarme tan desesperado, sólo esperaba que me tocara alguien decente.

Un gran bullicio en mi oído, y tironeos de ropa por parte de mis amigos a mis espaldas me anunciaban que la botella ya había elegido, abrí mis ojos al mismo tiempo que mi boca, y casi por conspiracion del universo, la pequeña botellita le apuntaba a ella.

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Ahhhhh, que no se lo esperaban eh. Sólo voy a spoilear que este no será el único flashback de Agustín, asi que disfruten ajaj muchas gracias porque en una semana ya van 700 views y no podría estar mas feliz ❤

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