Los días habían avanzado rápido desde nuestro primer encuentro. Habiamos quedado en contacto entregándole mi número teléfonico en caso de cualquier cosa, además de que le visité los dos días siguientes al primero, donde le daba algunas pequeñas pinceladas sobre mi vida para que cuando llegara tuviesemos temas para retomar; como mi carrera universitaria y mi amistad con su hijo.
Elena parecía más agradable de lo que imaginaba, era una mujer sumamente alegre, agradecida de la vida a pesar de sus circunstancias. Adoraba a su familia con todo su ser y era amable con todo el mundo aun cuando no le conociera. Me sentía feliz de acogerla.Hoy sería el día donde la traerían para que conociera la casa, mañana los chicos partirían su vuelo temprano por la mañana para llegar a tiempo para navidad. Asi que hoy, me había dedicado durante toda la tarde en ordenar la casa y tener todo listo para cuando llegase. Limpie y barrí en cada rincón, puse sábanas limpias en la habitación donde anteriormente había pasado la noche su hijo, prendí algunas velitas aromáticas dentro de la sala principal, y corté un par de rosas del jardín para adornar la mesa con un florero de vidrio.
Eché un corto vistazo desde una esquina con mis manos posadas en mis caderas, y formé una sonrisa en aprobación. Todo estaba perfecto.
Busqué mi teléfono que había dejado sobre la mesita de centro y deslicé la pantalla para comprobar la hora, ya eran cerca de las 19:30 de la tarde, estaban por llegar.
Sólo quedaba un pequeño gran detalle por afinar, mamá no tenía idea sobre esto. Supuse que traerían un montón de ropa para toda la semana, y yo ya les había arrebatado hasta la habitación donde se hospedarían; soy la peor hija del mundo. Golpeé mi frente con la palma de mi mano, y apreté los labios, debía llamarla.Deslice mi dedo entre los contactos para buscar el que tenía la mayor cantidad de emojis de corazones, y encontré a mamá. Apreté la opción para llamar y esperé unos cuantos segundos hasta que atendiera.
-¡Caracolita! -saludó con su dulce voz, solía llamarme así desde los cuatro años, donde por una extraña razón comencé una afición por los caracoles, afortunadamente terminó al siguiente año-. ¿Cómo estás preciosa? ¡yo ansiosa por verte pronto!
-Muy bien mamá, ¿ya tienen todo listo? -pregunté con mis cejas fruncidas por la culpa.
-Si, si. Tu papá está checando el auto para que no nos de ningún problema mañana, y tu abuela te lleva un montón de alfajores aunque según ella que son para el camino, pero estoy segura que te los lleva a ti -rió.
Reí con ella.
-¡Es un amor! -respondí con ternura.
-¿Y tú que tal, hija? ¿Aprobaste todo ya?
-Si, si. Hoy por la mañana comprobé la calificación del último examen y me fue excelente, asi que ya soy libre -reí.
-Me alegro mucho mi vida, siempre destacándote en todo.
Tragué pesadamente y recordé los tres valores para triunfar que me decía desde pequeña; responsabilidad, respeto y honestidad. Era ley, cada vez que fallaba en alguno necesitaba remediarlo a como diera lugar; y esta vez, la culpa comenzaba a darme comezón en los brazos asi que necesitaba contarle pronto.
-Sí, gracias mamá.
-¿Este año nos deleitaras preparando la cena? -bromeó con tono de esperanza, sabía que lo mío no era la cocina.
-No, lo siento - reí-, Ana vendrá a ayudarme, sino terminaré quemando la casa.
Mamá se echo a reír.
-¡Ay, no niña! Sino donde vamos a dormir.
Tragué pesado, parecía como si me estuviesen empujando a contarle la verdad. Ya no daba más, tenía que decirle.
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Si tú quieres
Fanfiction*ESTA HISTORIA ES DE GÉNERO FANFIC, PERO PUEDE CLASIFICARSE COMO ROMANCE SIN PROBLEMAS, ¡ADELANTE!* ˗ˏˋ historia completa ˎˊ˗ El primer beso suele ser inolvidable y Carolina lo tenía más que claro. Tan perfecto como en sus más intimos sueños, o tan...