Bajamos las escaleras sigilosamente evitando interrumpir. Los padres de Agustín continuaban charlando en la sala pero parecían más tranquilos y relajados, escuchamos un par de risas entre ambos y suspiramos aliviados.
Una pequeña y peluda motita salió a nuestro encuentro, cuando la vemos venir brincando hasta llegar al último escalón que nos separaba del piso. Este se inclinó quedando en dos patas, y saludo a Agustín mientras intentaba escalar por su pierna.
-¿Y esta bestia pequeña? -preguntó con ternura, poniendose a su altura para acariciar su cabezota.
-No le digas así -fruncí el entrecejo.
-¿De dónde salió?
-Es un regalo de navidad, lo trajeron mis padres.
Agustín a la gorda y pesada bola en sus brazos, dejando que este le lamiera la cara por completo, como si fuese una deliciosa hamburguesa. Y vaya que tenía buen gusto.
-No sabía que te gustaban los perros -comenté acariciando la barbilla del cachorro.
-No soy fan, pero los cachorros me encantan -respondió enfatizando la última palabra-, ¡es que mira esta cosita adorable! -chilló como una nena haciéndome carcajear.
-Según yo, es gigante para su edad pero según papá es normal en su raza.
-¿Qué edad tiene?
-Unos tres o cuatro meses.
-Bueno.. al menos en unos meses ya tendrás un caballo para montar -bromeó-, ¿y cómo se llama?
-Uhm.. se llama -balbucee-, se llama Gus.
-¿Es en serio? -carcajeó-, ¿no encontraste un nombre mas feo?
Supiese que es un derivado de su nombre.
-No se me ocurrió uno mejor -mentí rascando mi nuca.
-Bueno bueno, pensemos en otro -alzó el cachorro tal cual Simba en el Rey León, y puso cara de pensativo-, se llamará.. Rocky.
-Suena mejor que Gus, está bien -me alcé de hombros con aprobación.
-Ve a jugar Rocky.
Se inclinó hacia el piso y dejó libre al cachorro, quien salió brincando nuevamente como tenía por costumbre, directo a su plato de comida junto a un mueble en la cocina.
Nos acercamos a Valentina quien esperaba en la sala de estar, totalmente sumergida en la pantalla de su celular mientras esperaba que sus padres solucionaban sus asuntos. Agustín se sentó a un lado de ella, y yo al otro costado, pero ella no parecía inmutarse con nuestra presencia. Así sin pensarlo mucho, su castaño hermano se lo arrebató de las manos y revisó su conversación como un intruso.
-¡Damelo! -se abalanzó la rubia sobre él, estirando su brazo hasta más no poder.
-Veamos con quien tanto hablas.. -se burló Agustín, poniendo su mano libre en todo el rostro de su hermana mayor.
-¡Te dije que me lo des! -insistió con su cara roja de furia.
-¡Ajá! -agregó en alta voz-, así que hablando con Mike, eh.
Mordí mis labios dentro de mi boca al escuchar su nombre, y me tragué cualquier palabra que quisiese escapar de mi boca.
-¡Y eso a ti qué! -respondió molesta, arrebatando su teléfono por fin-, ya soy mayor Agustín, no tienes porqué controlarme.
Su hermano la miró entrecerrando sus ojos y soltó un «cuidadito» entre dientes.
De pronto, el característico sonido del timbre comenzó a sonar, asi que me levanté con pereza y atendí la puerta. Allí estaba Mike, es rey de Roma, junto con su bicicleta y una gran canasta de picnic que me resultaba conocida.
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Si tú quieres
Fanfiction*ESTA HISTORIA ES DE GÉNERO FANFIC, PERO PUEDE CLASIFICARSE COMO ROMANCE SIN PROBLEMAS, ¡ADELANTE!* ˗ˏˋ historia completa ˎˊ˗ El primer beso suele ser inolvidable y Carolina lo tenía más que claro. Tan perfecto como en sus más intimos sueños, o tan...