Caminaba en puntillas por el pasillo con discreción, procurando no hacer sonar el piso de madera que por alguna razón, parecía rechinar mas que lo usual. Giré el pomo de la puerta lentamente y abrí una pequeña parte para echar un curioso vistazo. Ahí estaba él, durmiendo plácidamente sobre la cama, con su cabeza reposando sobre la almohada y su espalda totalmente descubierta.
Unos pequeños rayos de sol entraban por un espacio de la ventana que no cubría la cortina, alumbrando su escultural cuerpo lleno de lunares. Me ruboricé al notarlo. Sentía como si viese algo no apto para menores, como si alguien me fuese a encontrar con las manos en la masa.
Di un paso atrás y cerré la puerta con cuidado. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para continuar con la preparación del desayuno, hoy me encargaría de alegrar su día sea como sea; aún cuando mis habilidades culinarias sean nulas.
No podía creer cómo me había levantando tan temprano en un domingo, cuando usualmente acostumbraba dormir hasta que mis ojos ya no quisieran volver a cerrarse. Eran apenas las nueve de la mañana, y yo traía toda una energía para correr una maratón.Preparaba unos cuantos huevos revueltos mientras recordaba toda nuestra conversación de la noche anterior. Comenzaban a calzarme algunas cosas. Ahora entendía el porque de la pena de Valentina al despedirse de su hermano, probablemente hubiesen deseado tener a ambos de sus padres en ese día; además de las habilidades culinarias de Agus al momento de preparar el pastel.
Pero lo que aún no me cerraba, era lo del armario.Me sentía una egoista al molestarme internamente por no mencionar el tema en toda la noche, pero también deseaba saber la verdad. Además, Ana mencionó que conocía a Valentina desde hace mucho tiempo, podría ser que aquella fiesta fuese de la misma persona, y por eso él estaba alli.
¿Sería mucha coincidencia? ¿Agustín recordaría algo?Continúe cocinando, olvidando esos absurdos pensamiento y me concentré en el problema de su madre. ¿Habría alguna forma de ayudarle? Pensaría en algo.
Un somnoliento y delgado muchacho, se acercaba a la cocina estirando sus brazos al mismo tiempo que bostezaba. Por suerte se había puesto una camiseta al bajar, porque sino, ya estaría en el piso.
—Buenos días— dijo el castaño, rascando su cabeza mientras masticaba algo inexistente.
—Uh, y esa carita— reí—, parece que dormiste muy bien.
—De hecho sí, tu cama era una nube— tomó asiento en uno de los banquillos junto a la encimera—. ¿Qué hay para desayunar? huele bien.
—No sé lo que te gusta así que preparé lo que siempre hago, huevos revueltos, algunas tostadas y un vasito de chocolate caliente.
—Me parece bien, pero tendremos que conocernos más. No me gusta el chocolate caliente— respondió tomando un par de tostadas.
—¿Es broma? ¡Cómo no te va a gustar!— exclamé sorprendida.
—Es loco, lo sé. Pero no me gusta— rió, untando la tostada en el huevo—. Ahora me conoces un poquito más.
Continuamos conversando de cosas que nos gustaran o disgustaran, debía aprovechar la oportunidad asi que me tomaría en serio la propuesta.
Comencé preguntándole si el color amarillo era realmente su favorito, a lo que rió al instante.—No, no es mi favorito. Es el azúl.
—¿Y por qué dijiste el amarillo?
—Ay Caro, no entiendes nada— resopló, dando un mordisco a su tostada.
—No, en serio no entiendo— encongiendome de hombros.
—No sabía cómo decirte que te veías linda, sin sonar tan —hizo una pausa para buscar la palabra—, tan "insinuador"— haciendo comillas con sus dedos.
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Si tú quieres
Fanfiction*ESTA HISTORIA ES DE GÉNERO FANFIC, PERO PUEDE CLASIFICARSE COMO ROMANCE SIN PROBLEMAS, ¡ADELANTE!* ˗ˏˋ historia completa ˎˊ˗ El primer beso suele ser inolvidable y Carolina lo tenía más que claro. Tan perfecto como en sus más intimos sueños, o tan...