—Asi que tú eres la famosa Carolina— soltó la mujer—, eres más bonita de lo que me contaron— bromeó echándose unas risas.
—¡Mamá!— exclamó Agustín, con la cara llena de vergüenza. Valentina cubría sus ojos con ambas manos.
—¡Es una broma! por favor, no seas amargado— respondió su madre, sacudiendo el cabello de su hijo.
Mi rostro se enrojeció al instante y sentí mis mejillas arder. Ahora era más que obvio de dónde había sacado Agus su sentido del humor.
Reí en respuesta para calmar mis ardientes mejillas, los ojos de la mujer se achinaban de la misma manera que lo hacía su hijo al reir, eran muy parecidos.
Ella parecía una persona bastante alegre y juvenil a pesar de sus años, tenía los ojos de un color verde claro y unas cuantas arrugas por la edad a un lado de ellos. Su cabello era de un tono mas oscuro que el de Valentina, y llegaba a sus hombros en suaves ondas.—Las dejaremos solas un momento para que puedan conocerse— dijo Valentina, tomando del brazo a su hermano.
—Está bien— respondió su madre—, ven Carolina, sentemonos por acá.
Le seguí hasta volver a la pequeña mesita donde anteriormente jugaba con otra mujer y nos sentamos frente a frente.
Sin darnos cuenta, apareció la enfermera que nos había recibido en la entrada con una bandeja de galletas sobre sus manos.—¿Se les ofrece alguna?— dijo la muchacha, inclinándose amablemente.
Asentí son una sonrisa y tomé una para mi. La madre de Gastón había tomado dos de las mas grandes del plato. Luego se retiró para ofrecer a los demas pacientes.
Estaba por darle un mordisco cuando la madre de Agustín me interrumpe, dejándome con la galleta en la boca.
—No te va a gustar— rió.
—¿Ah, no?— pregunté insegura.
—Son libre de azúcar, gluten y todos esos inventos que le hacen mal a la gente— continuó riendo—, aunque para mí son un manjar al paladar.
—Ah, entonces creo que mejor paso— respondí dejándola sobre la mesa con cara de disgusto.
—Las reparten así para que todos puedan comerla, pero a casi nadie le gustan. Yo en cambio soy fan— rió enseñándome ambas galletas. Reí en respuesta.
Espere en silencio mientras degustaba de sus galletas, dejándome fascinar nuevamente por el lugar. La madre de Agustín no dejaba de mirarme. sentía sus ojos clavados en mí, expectante en oír lo que tenía para ofrecer. Aclaré mi garganta y retomé la conversación.
—Bueno señora Bernasconi, creo que en mi primer lugar debería pedirle perdón por mi-
—¡Ay no, niña! Dime Elena— corrigió.
—Bueno Elena— respondí nerviosa—, decía que debía pedirle perdón por mi arrebato al ofrecerle mi casa y mi familia para pasar las fiestas, tal vez fui muy entrometida.
—No Carolina, claro que no— negaba con la cabeza—. Entiendo que quieres ayudar a mis hijos, sé que la situación que estamos pasando no es nada fácil pero tampoco es fácil para mi enfrentar a mi esposo y decirle que llevamos un año ocultandole mi enfermedad. Se que tienes buenas intenciones.
—Espero no se sienta incómoda en mi casa, ya sé que la estoy exponiendo a personas que no conoce y-
—Tranquila cariño— me interrumpió tomando mis manos sobre la mesa—, ni yo estoy tan preocupada. Relájate.
Respiré profundo y solté todo el aire, tenía razón, necesitaba relajarme.
—Sí, lo siento.
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Si tú quieres
Fanfiction*ESTA HISTORIA ES DE GÉNERO FANFIC, PERO PUEDE CLASIFICARSE COMO ROMANCE SIN PROBLEMAS, ¡ADELANTE!* ˗ˏˋ historia completa ˎˊ˗ El primer beso suele ser inolvidable y Carolina lo tenía más que claro. Tan perfecto como en sus más intimos sueños, o tan...