Capítulo 9

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Abajito dejé una pregunta muy importante, necesito sus opiniones.

Ahora sí, les dejo con la lectura ❤

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Flashback

Me levanté tambaleante. Atónito por como parecía ser que alguien leyó el deseo que había en mi mente, y automáticamente detuvo la botella frente a ella casi con un imán. Caminé en dirección hacia el armario junto al espejo, siguiéndole el paso a quien sería la gran "afortunada", dejando atrás el bullicio de los simios de mis amigos.

¿Cómo iba a saber que ese pequeño armario iría a presenciar algo como mi primer beso? Solía ser el lugar perfecto para pasar desapercibido cuando jugabamos a las escondidas, ya que por alguna razón, Valentina nunca me buscaba dentro.

Cerré la puerta con suavidad, y me arrastré por la pared apoyando mi espalda, quedándome frente a frente su rostro. El espacio era tan reducido que era inevitable tener un par de abrigos en toda la cara, asi que les empuje hacia un lado utilizando mis brazos para verle con mayor claridad.
Se veía nerviosa, sus manos temblaban casi tanto como las mías. La poca luminosidad que había dentro, dejaba ver unas cuantas pecas bajo sus ojos.

-Hola- dije tímidamente, debía romper el hielo de alguna forma y dudaba que fuese ella quien diera el primer paso.

-Hola.

Mi mente se bloqueó haciendome contener la respiración. Este era el momento perfecto para soltar uno de mis estúpidos comentarios "graciosos" pero ni siquiera eso lograba gesticular. Me mantuve en silencio un par de segundos cruzando los dedos para que saliera al menos algún tema de conversación. No sé, pero yo al menos estaría encantado de hablar sobre el clima en este momento.

-Bueno.. creo que debemos besarnos- solté sin pensar. Grandioso Agustín, no podía ser un poco más directo.

-Eh.. sí, eso creo- respondío manteniendo su mirada en sus pequeñas manos. Luego de eso, cerró sus ojos con fuerza casi por inercia, esperando que fuese yo quien me acercara a besarle.

Claro, eso se supone que haría un chico experimentado, o que al menos vio un par de películas melancólicas como las que solía ver Valentina. Pero nada, yo no tenía idea de nada.
Me tomé un par de segundos para contemplar su rostro, que a pesar de estar fruncido esperando lo peor, se veía bastante dulce y terso. Sentí un impulso por acariciarlo pero logré contenerme.

Apreté mis labios con fuerza, como si estuviera apunto de soltar el mayor secreto de mi vida. Intenté acercarme con cuidado hacia sus labios pero no contuve más la respiración y exploté en confesión.

-No puedo.

-¿Qué?- preguntó la castaña, al segundo de abrir sus ojos como plato.

-Lo siento es que.. nunca he besado a nadie.

Por más que pensara en palabras adecuadas, simplemente solté uno de mis mayores secretos en la vida (claro, como si fuese tan mayor) y lo dejé ir. Tampoco era un crimen.
Agaché mi cabeza con vergüenza, esperando escuchar como explotaba en risa y me apuntaba con voz burlona.

-Eso es gracioso porque yo tampoco.

Subi mi mirada conectándome con sus ojos por primera vez. Ella me miraba sonriente, pero no en el sentido de burla. Esta era una sonrisa amistosa, como si con sólo elevar esas pequeñas comisuras me dijera que ambos eramos un par de tontos y no debía preocuparme tanto.

-¿En serio?- pregunté aún sin convencerme, ella asintió-. Que bueno, ya no me siento un tonto- rascándo mi nuca.

La chica soltó una risita.

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