Two.

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Al amanecer mi padre me despertó para que bajara a su despacho, dijo que teníamos algo que hablar

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Al amanecer mi padre me despertó para que bajara a su despacho, dijo que teníamos algo que hablar. Así que eso hice, tomé una taza de café y fui a su despacho luego de dar unas cinco vueltas buscándolo, lo encontré.

Estoy sentada frente a él, su expresión es seria, como siempre cuando quiere corregirme, mi padre es muy serio, excepto cuando mamá vivía, ella era como luz en las tinieblas.

—Veny, estoy muy feliz de verte. —Habla al fin, asiento.

—Yo también papá, gracias por darme la oportunidad de...

—Te daré el caso de tu madre con una condición. —Comienza a hablar.

Cuando papá me dijo que me necesitaba yo le pedí a cambio que me diera el caso de mamá y de Ámbar para investigar sus muertes. Acepto pero no muy convencido.

—¿Cuál? —Pregunto, lo conozco y por alguna razón siento que su respuesta no me gustará.

—No lo harás sola, tendrás un compañero.—Dijo, mi mandíbula cayó al piso, no literalmente, pero lo hizo.

Odio trabajar con gente, odio que alguien me diga que hacer.

—Tú dijiste que me darías el caso a mi.—Hablé poniéndome de pie.

Mi padre imitó mi gesto y caminó hacia mi.—Vee, lo hago por tu bien.—Lo escuché decir, de eso estaba segura. Es solo que no quiero que alguien me diga que hacer mientras investigo el caso más importante que he tenido.

—Lo sé, ¿quién será?—Pregunté, caminando nuevamente a su lugar.

—Cuando vayas al cuartel los presentaré. —Dice, Volteo mis ojos, demasiado misterio para mí.

¡Y tu loca por saber si es un viejo o si está bueno!

¡Shhh!

Salí del despacho de papá y fui a la cocina a buscar algo para comer, ese maldito café no me pasó ni por el intestino delgado. Chad estaba sentado en la encimera de la cocina, en calzoncillos mostrando sus piernas peludas, solo dejaré en claro que no es una muy maravillosa vista, en definitiva no lo es, no es algo que me gustaría volver a ver en la vida.

Miré al pelinegro haciendo una mueca de asco.—Bájate de ahí, chimpancé.—Hablé en tono calmado.

Abrí el refrigerador y tomé un yogurt de fresa que había.

—Eso es mío, problemática.—Se quejó Chad, me encogí de hombros, abrí el yogurt y lamí todo el borde.

—¡Upss! Ya no.—Le di un sorbo, inmediatamente sentí el sabor amargo haciéndome escupí hasta el alma por la boca.

No es yogurt.

¡Está comprobado! ¡Es alcohol!

Chad cayó de la encimera de la cocina riéndose a carcajadas de mí, caminé hacia él y vertí todo lo que había en el envase sobre su rostro. Chad, Ámbar y yo nos llevábamos fatal. Ella y yo si éramos unidas pero mi hermano mayor siempre nos hacía a un lado por sus amigos así que por esa razón jamás me verán muy contenta a su lado.

Te arrastraré a mi infierno. +18 {Parte 1} (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora