Thirty-four (parte dos)

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Venus L .

Flores, osos de peluches bañados en sangre y flores sin pétalos me han llegado a la puerta de la casa...

¿Quien demonios está haciendo esto?

Estoy nerviosa.

No quiero salir, tenía planeado pasar el embarazo lo más tranquila posible, solo yendo a trabajar y volviendo temprano, pero no, ahora aparece alguien y me envía mensajes todos los días diciéndome cosas obscenas, eso me asusta.

Aún no le digo a Hades que estoy embarazada.
No se como decirle, tengo miedo de su reacción y tampoco estamos bien.

Han pasado algunos días y no lo he visto, lo evito a toda costa, en el cuartel no salgo de la oficina. Ambar debe volver a Francia, no se si ella se quede más tiempo o se vaya pronto, solo me dijo que debe volver y no quiero que se vaya.

Tampoco pudo rastrear el número de teléfono de donde me enviaron las fotos y los mensajes, aparentemente lo destruyeron al instante luego de mandar los mensajes.

Esta situación me está jodiendo mucho.

Tengo tres semanas de embarazo, casi cuatro, obvio no se me nota nada, pero estoy algo emocionada.

El doctor entra al consultorio con un frasco de pastillas y me las tiende.

—Aquí tienes, Venus...—Yo las tomo en mis manos y las observo—Son vitaminas prenatales, son necesarias si deseas que tu bebé se forme sano y fuerte.—Dice yo asiento.

—¿Y todo está bien? ¿El o ella está bien?—Pregunto, no se como funciona esto, acabo de cumplir veinte.

Se que hay chicas que tienen bebés y son más jóvenes que yo y en verdad las admiro, porque yo aún no sé qué hacer y ni siquiera se me nota la pancita.

El doctor me sonríe, es un señor algo mayor, tiene el cabello blanco y su rostro algo arrugado.

—Está perfecto, ven dentro de dos semanas más para otra revisión.—Dice, asiento.

Le doy la mano y luego me despido, para salir.

Conduzco hacia el cuartel, guardo la sonografia y las pastillas en la guantera del auto. Conduzco lo más rápido posible, le avisé a papá que venía al médico y me dijo que estaba bien, pero igual no quiero llegar tan tarde.

El llegar, parqueo el auto y tomo el elevador para ir más rápido.

Veo a Mikhail cuando salgo.

—Hey, ¿como estás?—Pregunta.
Acomodo mi carnet y la chaqueta.

Le doy una sonrisa no muy amigable teniendo en cuenta lo que pasó la última vez con el.

—Hola, estoy bien, ¿tú qué tal?—Pregunto devuelta.

El asiente.—Estoy bien, oye, ¿No llegaste temprano? Creí haberte saludado esta mañana, Vee.—Dice algo extrañado.

Yo niego.

Verme, ¿a mi? Mínimo se está poniendo loco, nos quedamos unos segundos mirándonos y alguien muy parecida a mi llega a mi mente.

¡Ambar!

Le sonrío nerviosa.

—Si, yo... am... vine y me fui porque tenía algo que hacer pero ya volví.—Le sonrió—¿Te veo más tarde?—Dije para luego empezar a caminar rápido hacia mi oficina.

Lo escucho gritar.—¡Vale!

¡Mierda! La voy a matar, ¿está loca? Definitivamente esta muy loca, esta metida en la boca del lobo, no debe estar aquí haciéndose pasar por mí.

Te arrastraré a mi infierno. +18 {Parte 1} (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora