Amarlo fue tonto...
Fue como intoxicarme...
Como perderme a mí misma...
Debería ser ilegal enamorarse del diablo... debería, pero no es así.
Y Venus lo sabe a la perfección.
Enamorarse es una mierda y ella vino a demostrarlo.
POV:Venus.
Mi arma apu...
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Venus L. 19 años de edad.
A veces, llegan momentos en la vida que te destruyen, te rompen el corazón y aunque pasen los años, ni siquiera las agujas del reloj pueden curar esas heridas, por ejemplo:
A mis 16 años de edad fui víctima de una violación, a mis 16 años escuché un disparo y resulta que ese disparo fue dirigido a mi madre; ella fue asesinada, a mis 16 años escuché un grito, asesinaron a mi hermana, cortaron su garganta... y no pude hacer nada porque justo cuando escuché ese disparo, justamente cuando escuché ese grito de desesperación, yo, estaba siendo violada; la misma noche.
A mis 16 años mi casa estaba en llamas, a mis 16 años mi padre me ayudó a salir de la casa envuelta en llamas, a mis 16 años mi casa explotó.
Yo no tengo claro el porqué, solo me dijeron que mi padre tenía enemigos, personas malas que pretendían hacer daño, y que lo lograron.
Desde esa noche mi padre me ha protegido como si yo fuese su mayor tesoro, y sé que sí. Mi padre es el director general del FBI, y me envió a la academia de Quántico en Virginia a muy temprana edad, cosa que está prohibida pero a él no le importó, yo tampoco me interpuse; pues desde ese día a mis 16 años, juré que tomaría el caso de mi madre y mi hermana.
Pero cuando salí de la academia fui enviada a otro estado, me enviaron a Manhattan con un amigo de mi padre para que me supervisara, me convirtió en una máquina destroza huevos y eso es muy literal, estaba muy feliz de trabajar allá. Ayer recibí una llamada de mi padre. Sus palabras fueron claras.
"Necesito que vuelvas a Washington, tengo problemas"
Así que aquí estoy, estacionándome justo frente a la casa de mi padre, fueron muchas horas, pude haber viajado en avión, lo sé, pero Alaska venía conmigo. Alaska es una hermosa husky siberiano blanca de ojos azules como el cielo, y es mi compañera de trabajo. No es nada común que un can de su raza trabaje con el FBI pero yo quería algo distinto además siempre había querido una husky blanca para llamarla Alaska. Mi padre terminó aceptando pero yo debía entrenarla. Y todo salió a la perfección, ella es increíblemente buena.
Miro por el espejo retrovisor y la veo acostada en el asiento trasero, levanta sus orejas y abre sus ojos dejando ver ese hermoso iris azulado.
—Hemos llegado, nena.—Digo, ella se incorpora comprendiendo a la perfección.
Salgo del auto, abro la puerta trasera esperando a que Alaska salga y cuando lo hace le hago una señal para que me siga. Antes de salir de mi casa llamé a mi padre y me dijo que estaría trabajando, pero que Chad (mi hermano mayor) estaría en casa. Él es muy vago así que siempre está en casa o fornicando, pero en casa.
Me acerco al gran portón y toco en timbre... unas diez veces después de tocar escucho la voz de mi hermano a través del intercom.
—¿Diga?—Habla, tan flojo como siempre, no solo escucho su voz si no que también se oye un gran escándalo.
