Diesisiete

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— Marinette.

— ¿Qué quieres?— pregunto mientras miraba a la nada, Chat la miraba con un tic en su pierna se movía rápido y estaba impaciente.

— bueno, ya pasaron 10 minutos y no me has dicho nada sobre ti.

Estúpida pregunta.

— idiota— pensó la azabache y giro su cabeza hacia él. — muy bien, ¿qué quieres saber?—

Chat se sintió pequeño ante la mirada penetrante de ella, no entendía ese sentimiento que era verla a los ojos y ser vulnerable ante todo.

— te parece si hacemos un juego..

— ¿Un juego? ¿Cuál?

Soltó una risa pequeña, mientras Chat sintió un alivio en su corazón, le gustaba, de alguna manera, hacerla reír.

— verás como soy un gato muy curiosos y a los gatos nos gusta salir de noche a visitar princesas bellas— hizo una pausa— cada noche que venga nos emborrachamos- sonrió coqueto.

Marinette se quedó boquiabierta.

- tú estás loco- rió, Chat también lo hizo.

- es broma es broma, jugaremos quién conoce más a quién- dejo de ir.

- ¿Cómo jugaremos eso?- sonrió de lado y miro a otro lugar.

- pues, cada uno separa unas cosas importantes, las mezclaremos, metemos la mano y el objeto que saquemos, ya sea tuyo o mío, contamos la historia de tal- Marinette borro su sonrisa.

- está bien- dijo, Chat miro donde ella veía.

- la luna es linda- musitó la azabache.

- si- ambos se quedaron viendo la luna por unos minutos, el silencio no era incómodo era cómodo para ambos.

Un kwami rojo, moteado los miraba y sonreía. Tal vez Chat Noir podía ser de gran ayuda para que Marinette sonría más y no muestre sonrisas falsas como las que acababa de hacer a su compañero de batallas.

Sin embargo, no podía culparla, solo podía darle tiempo para que se recupere y eso que tanto anhelaba, ver sonreír a su portadora, regresara.

¡Te odio Chat Noir! [Marichat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora