Setenta

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— bueno, es hora que nos vayamos— anuncio Bridgette dejando los últimos platos limpios y secos en su sitio. Marinette no pudo evitar soltar un quejido de tristeza.

— Mari qué esperas— la regaño dejando más confundida a la menor— digo no es que haga frío pero volveremos muy tarde así que sería bueno que lleves abrigo— recomendó.

— ¿De qué hablas?— pregunto por fin.

— con papá pensamos que sería bueno salir nosotros cuatro mientras que tienen un momento abuelo-nieto con los niños— comentó sonriente. Marinette asintió entendiendo a que se refería.

— pero si no te sientes bien puedes quedarte, Mari— dijo Tom con rapidez llegando hasta ellas preocupado— Bridgette creo que no debería salir tan rápido.

Marinette vio de reojo a Adrien que la mirada apenado seguramente porque él fue quien la llevó a pasear el mismo día que salió del hospital.

— papá, quiero ir— decidió— me siento muy bien, no puedes tratarme como si estuviera enferma toda la vida— se cruzó de brazos.

— lo sé pero— Tom sabía que terminaría perdiendo la conversación con las tercas de sus hijas así que solo acepto— ya es hora que tomes tu medicamento, anda.

Marinette sonrió agradecida y asintió para dirigirse hacia su habitación por su medicina y abrigo. Optó por un suéter con botones de tela delgada, Tikki le pasó el frasco de las medicinas, Marinette le agradeció con una sonrisa.

— no se a donde iremos pero espero no volver tan tarde— comentó antes de pasarse la pastilla— ¿Te gustaría venir? Aunque no creo que hoy necesiten a Ladybug y Chat Noir, podrías tomarte el día.

La idea le gustó a la moteada pues había vivido una semana llena de preocupación por su portadora y el sabor agridulce de la mentira.

— gracias por invitarme, Marinette pero creo que me quedaré— Marinette asintió y la pequeña voló hacia su mejilla depositando un beso en este. La azabache hizo lo mismo en su cabecita volviendo a caminar hacia la salida.

— diviértete— pidió despidiéndose con la mano antes de abrir la puerta y bajar por las escaleras.

— ¡Tú también!— exclamó antes de perderla de vista.

Se despidieron de Tom y salieron de la casa, Marinette le susurró a Adrien si sabía de esto y este le negó igual de sorprendido que ella.

— Bridgette ¿A dónde vamos?— pregunto ansiosa.

— al cine ¿Les parece? Luego podemos ir a tomar algo— mientras que enumeraba las actividades que, tal vez, harían la azabache menor solo asentía a lo que decía restándole importancia alguna. Al final, Bridgette insistiría para no decir que la obligaría a hacer dichas actividades con tal de pasar un buen momento.

Ya en el auto a Adrien no se pudo ocurrir una mejor manera de hablar con la azabache sin que los dos adultos se dieran cuenta y husmearán en su conversación que por mensaje de texto.

Con rapidez saco su celular y escribió en el para segundos después ver de reojo como la azabache lo sacaba de su bolsa y sonreía con sarcasmo.

Pero no pasó más de un minuto hasta que llegó una respuesta por parte de la chica y así estuvieron mandándose mensajes esperando que las risas no salieran muy sonoras y que las expresiones de asombro e incredulidad no fueran tan notorias. Se contaron chistes, anécdotas e incluso escribían ideas de huir de los otros dos en caso lo necesitarán.

¡Te odio Chat Noir! [Marichat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora