¡Te odio Chat Noir! [Marichat]

Treinta y ocho

— ¡Quesoooooo!— pedía Plagg, rodé los ojos y le di su porción diaria.

— lo que nos dijo Alya me dejó muy alterado— caminaba de lado a lado nervioso, alborotaba mi cabello buscando una iluminación.

— ¿Qué fue exactamente lo que dijo?— preguntó el kwami dando un mordisco al queso.

— que Marinette está actuando más extraño que antes, se le ve más enferma, tiene ojeras en los bellos ojos que tiene, esta pálida, ¡parece un alma en pena!— Plagg me lanzo una mirada coqueta.

— ¿Ella dijo "bellos ojos"?— me sonroje.

— bueno no, pero, Marinette tiene unos hermosos ojos, ¡¿a quien no le gusta el azul de sus ojos!? Jejejeje— trague saliva.

— ¡Admítelo! Te gusta Marinette— cruzó sus manitas y se acercó volando hacia mi.

— ya, y ¿por qué supones eso?— pregunto nervioso.

— Adrien, me estás tomando el pelo, ¿no? Se te nota a kilometros— negué.

— no es cierto— afirme.

— bien, si dices que no es cierto quiero oírte decir "Amo a Ladybug y no siento nada por Marinette" dilo— ordenó. Fruncí el ceño y cuando abrí la boca para decirlo... No salía nada.

— y-yo— nada— yo n— nada— yo a— ¡Nada!

— lo ves, no puede decir esa siempre oración porque no es verdad, y tú mente y corazón lo sabe. Ahora no me vengas con estupideces y afirma que te gusta Marinette— nunca lo había visto tan autoritario u interesado en esto.

Pero, por esta vez, tal vez tenga razón. Ladybug fue mi crush por mucho tiempo, pero me la pasa increíble con Marinette y se volvió parte importante en mi vida y quiero que siga en ella.

— creo que tienes razón, tal vez, me gusta Marinette— dije tímido.

— solo falta que descubras algo— susurro, lo mire extrañado.

— ¿Qué me falta descubrir?— el negó nervioso.

— nada, nada, ya termine el queso, ¿vamos a visitarla o no?— asentí y me transformé.

Esta vez quise ir más temprano, para pasar más tiempo con ella.

Me asegure que no hubiera nada que viera arriba y aterrice en el tejado, toque la puerta que conectaba hacia adentro de la casa pero no me respondía nadie.

— que raro, ya debe de haber llegado— escuché ruidos adentro, mi piel se erizo y mi instinto me dijo que algo estaba mal. Abrí la pequeña puerta y vi a la azabache desmayada en el suelo.

— ¡Marinette!— exclame confundido, la tome en mis brazos y trate de reanimarla pero era inútil.

La cargué como princesa y la dejé con cuidado en su cama, sus manos estaban tibias, estaba pálida y tenía levemente el ceño fruncido.

Mi vista se fija en sus brazos, debería aprovechar esta oportunidad y con cuidado tomó su brazo y levante un poco la manga. Abro mis ojos sorprendidos de ver lo que veo, tiene marcas de arañazos, no graves, pero algunas están rojas y eso me preocupa.