Veintinueve

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Buena fue su suerte de no encontrar a su papá en casa, llegaba más de medio día y no había llamada en ningún momento, si la castigaban estaba bien por ella. Las cosas insignificantes no deben de tener importancia.

Paris estaba bien, eso alegro a Tikki pero aún estaba preocupada.

— Marinette tus medicamentos — hizo caso y los tomó, tomó una siesta después de eso.

Cuando despertó se encontró con la sorpresa de cierto gato mirándola con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

— ¿Chat Noir?— pregunto extrañada.

— princesa me puede explicar, ¿dónde estuvo anoche?— rodó los ojos.

— en casa de una amiga— Chat bajo sus orejas.

— no me mientas— Marinette se cruzó de brazos.

— ¿Qué te hace creer que tengo que decirte cada cosa que hago?— trago seco.

— estaba preocupado, es todo— la verdad es que Chat no pegó el ojo en toda la noche por no encontrar a Marinette.

— pues, no necesito que te preocupes por mi Chat, puedes irte ya estoy aquí— pero quería preguntarle otra cosa.

— antes quiero jugar el juego que te propuse empezando por esta pelota— la pelota de béisbol.

— si lo hago, ¿te vas?— asintió, suspiro con pesadez.

— bien, conocerás la historia de la pelota de béisbol— subieron al balcón mientras que chat trataba que nadie lo vea Marinette miraba a la nada.

— cuando era pequeña, mis padres estuvieron a punto de divorciarse, me puso muy triste y— no lo diría— la psicóloga les dijo que no era buena idea, que lo hagan por mi. Mis padres ya no se amaban, solo estaban juntos por mi pero ambos salían con otras personas, mi padre conoció a una mujer en la panadería e hicieron contacto, ella me regaló esa pelota para que entienda que viene en son de paz, mi mamá salía con un chico de Londres , aunque ambos fingían estar felices juntos cuando cumplí once me entere de los amores de cada uno, ellos lo supieron y decidieron terminar sus relaciones exteriores, fin de la historia— volvió a ver al chico.

— eso significa muchas cosas— le restó importancia a su comentario.

— ahora que mi madre murió, ambos pueden estar juntos.

— yo también tengo una historia que contar— comentó Chat.

— ¿Cómo la mía?— negó.

— hubo un tiempo que mi madre desapareció, no sabía nada de ellas, es más, no la conocía... Mi padre no hablaba de ella hasta que un día me empezó a relatar historias de ellos, eso me ilusiono, después de uno meses apareció. Estaba en coma y no se sabía si sobreviviría, pero lo hizo, tuvo amnesia unos cuantos meses pero luego fue recuperando sus recuerdos, pude vivir una nueva etapa con mi madre y aunque mi padre se mostraba algo distante no podía ocultar el hecho de haberla extrañado — finalizo.

— casi me superas— comentó bromista.

— bueno, princesa, trato es trato, me voy— antes que saltara.

— Chat— lo detuvo— gracias — sus mejillas se ruborizaron y su corazón palpitaba rápido, apartó la vista de la de ella y sonrió para irse con el corazón saliendo de órbita.

¡Te odio Chat Noir! [Marichat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora