Cuarenta y dos

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Adrien POV

Sin duda alguna, Marinette es una chica fuerte y valiente. Sus ojos cielo se cristalizan al hablarme sobre ella y no evito hablar desde mi corazón.

Me quedo atónito cuando siento sus labios en los míos, cierro los ojos y abrazo su cintura, subo una mano por su espalda hasta llega a su cabello. Se separa al instante.

— ¡Perdona!— maldita sea eso fue perfectamente bello e improvisado, ¿por qué lo cortas?— y-yo no se que pensaba— miraba a todos lados nerviosa y con sus mejillas rosadas.

— Mari— trate de hablar, pero la azabache seguía balbuceando y disculpándose— Marinette— hable un poco más alto pero ella estaba haciendo caso omiso a mis llamados.

— y-ya dije muchas veces lo siento, pero de verdad, que vergüenza— tome sus mejillas y esta vez yo la bese.

Estaba tensa e inmóvil, me separé unos centímetros sin despegar mis manos de sus mejillas y observé sus ojos brillantes y grandes.

— ¿Me dejas hablar?— pregunté con sonrisa ladina.

— c-claro— tartamudea, hace mucho no la veo tartamudear.

— primero, deja de disculparte— las palabras se traban pero no dejo que mis propios nervios me dominen— segundo, eso fue algo travieso princesa— cierra sus ojos de golpe y lamento lo que dije— q-quiero decir, algo inesperado pero me gusto— mis mejillas arden y ella abre sus párpados relucientes.

— ¿E-en serio?— su cuerpo se relaja y sonríe tímidamente— fue un impulso, y-yo— niego.

— gracias al impulso por permitirme probar tus labios— Chat Noir que galán.

— e-e-estás muy cerca— trata de decir, me separo de ella despacio y cuando retomamos una distancia prudente nos quedamos en silencio.

— ¿Te gustaría ver una película conmigo?— pregunto con nervios, le sonríe.

— sería un honor ver una película con usted, princesa— hago una reverencia y ella ríe.

— bobo, iré por algo de comer, en mi escritorio hay un cajón con películas, saca la que más te interese— salió de su habitación dejándome solo.

— muy bien, a buscar la película— fui hasta su escritorio y abrí los cajones buscando las películas. Toque mis labios recordando el sabor y la calidez que los labios de Marinette me habían transmitido.

— películas, películas, ¿dónde están las— retrocedí unos pasos, no podía parpadear y lo que veía me dejaba inquieto, escuché pasos y cerré el cajón rápido antes que llegara. Me aleje unos pasos más justo cuando la azabache asomaba su cabeza.

— ¿Estás bien?— pregunto, estaba nervioso, mi corazón latía rápido y no sabía que responder— ¿Chat Noir?— llamo, tenía que responder algo.

— s-si, princesa, estoy bien— mordí mi labio inferior, me vio preocupada y avanzó hasta el escritorio para dejar los bocadillos, mi vista se fijó en el cajón que había abierto y mal cerrado, me maldije.

Ella pareció percatarse y lo acomodo quedándose en silencio, suspiro y giró su vista hacia mi.

— los viste ¿No?— asentí mientras me sobaba el brazo ansioso— tal vez, quieras dejar la noche de películas para otro día— me sentía extraño, no sabía que responder.

— y-yo— asentí, ¿por qué demonios asentí?

— e-está bien, será mejor que te vayas antes— volví a asentir, ¿por qué sigo asintiendo?. Camine hacia la ventana y vi de reojo atrás, Marinette estaba abrazándose a si misma, con su flequillo tapando su mirada.

No dije nada, solo me fui.

¿Qué clase de idiota eres, Agreste?

¡Te odio Chat Noir! [Marichat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora