UNA TRATO #39

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Me quedé congelada en mi sitio detrás del auto, no sabía como reaccionar y tampoco sabía que hacer. De pronto mi mente hizo click y decidí desplazarme hasta dónde estaba Taeyong, debía saber si se encontraba en sus cabales o estaba pensando en hacer algo malo, otra vez odie el hecho de que no pudiese adivinar sus pensamientos. Caminé por detrás de los autos tratando de hacer el menos ruido posible, camine lento pero segura, hasta llegar donde estaba él. Me posicione a su lado y deduje que realmente no notó mi presencia. Taeyong estaba con ambas manos en su rostro tapando sus ojos, podía escuchar su respiración agitada y lo tenso que se veía. Lo miré un momento, no quería decir algo innecesario.

          —¿E-Estás bien?

Al solo pronunciar la primera letra Taeyong saltó del susto, supuse que estaba tan absorto en algún pensamiento que fue como si estuviese en otro mundo. Me miró con ojos casi saliendo de su órbita y tapo su oídos con ambas manos. Cuando él diviso mi cara, quitó las manos de sus oídos y su semblante cambio a uno de alivio y con ello dio un largo suspiro y volvió a apoyarse en la pared.

          —¿Qué haces aquí? —preguntó Tayeong

          —Y-Yo... ustedes nos invitaron

          —Se supone que estarías en nuestra casa con los demás

          —Si... es solo, olvidé algo y fui por ello a mi casa

          —¿Que oíste?

Durante nuestra conversación Taeyong nunca se digno a mirarme a los ojos, solo miraba fijamente al piso y respiraba lo suficientemente fuerte como para oírlo, aún estaba exaltado.

          —Ah... él... bueno, dijo cosas muy crueles... t-te trato muy mal—tartamudeé

          —No le dirás esto a nadie —su voz se elevó

          —¿Qué?... esto, estas mal... él... eso es abuso de poder

Taeyong se separó de la pared y se paró enfrente mio, con ambas manos agarro fuertemente mis hombros y me miró directamente a los ojos, esos ojos que ocultaban cosas, cosas que a lo mejor nunca llegaré a saber. De algún modo ahora mostraban miedo y enojo.

          —Tú... tú te callarás ¿me escuchas?. No dirás lo que oíste a nadie

          —Pero... escuc-

          —¿Por qué intentas tanto en meterte en mi vida?, ¿crees que es divertido saber la vida los demás?... no... no necesito tu ayuda. No te compadezcas de mi —me interrumpió Taeyong

          —No es eso lo que quiero, sabes muy bien que esto no es correcto—intenté liberarme de sus manos pero me fu imposible

          —No me importa lo que creas que es correcto o no, no te metas... tú, tú no tienes nada que ver en esto

Taeyong tenía la maldita razón, no eramos nada. Taeyong y yo no eramos siquiera amigos como para preocuparme tanto de él y meterme en sus asuntos, pero si, era él el tipo el cual se robó mi corazón una noche en el Motel con solo un beso y algunas risas.

Las palabras tienen vida propia / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora