UNA TOALLA #6

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Sabía, claro que sabía a lo que se refería, no me iba a invitar a conversar en una bonita cafetería. Eso no debía ni pensarlo. No era erróneo pensar también que podría no ser lo que aparentaba y terminar siendo una clase de broma quizás. 

Yo ya era mayor y no podía estar pensando en los príncipes azules a esa edad, aunque me hubiera gustado que Taeyong lo hubiese sido. Lo confirmaba, todos los hombres eran iguales aquí y en la quebrada del ají.

Decepción, enojo combinado con un poco de tristeza, eso era lo que me llevaba de ese papel. Tal vez no debía haberlo leído o tal vez le había dado una idea equivocada. Me había precipitado con el "tú también eres guapo", quizás ese había sido el punto clave para que el escribiera ese papel.

Al pensar en la situación, tomé la idea de que eso había estado fervientemente viendo en su teléfono. El hotel y la reservación de una habitación. Aunque siempre se busca un motel para esas situaciones, no entendía porque no había elegido uno. 

Un motivo podría ser para evitar que su nombre o su cuenta no figurara en un lugar así.

No podía parar de pensar en cosas, como si me viera como una chica fácil para los coreanos o si en realidad debía ir a aquel lugar. Porque en realidad no podía ser una broma, no, no creía que Taeyong pudiera ser esa clase de persona, simplemente no podía serlo o deseaba que no lo fuera.

          —Cuéntame, sé que algo te paso.

Mi manager me tomó por sorpresa con su voz, me asusté, estaba tan absorta en mis pensamientos que no oía nada más que mi yo interior hablando conmigo misma, tenía una batalla interna.

          —¡Ah, Manager! ¿Pasó algo? —pregunté.

          —Esa es mi pregunta.

          —¿Qué me pasa a mí?, nada... no me pasa nada ¿Por qué? —repliqué. Esperaba que no fuera capaz de leer mentes.

          —Bueno, llegamos hace un minuto, te hablé y no me respondiste... me giré a mirarte y estabas haciendo caras extrañas ¿Ahora me dirás lo que sucede? —su cara estaba seria, yo debía haber estado actuando realmente extraño.

          —Manager-nim... ah, lo que pasa es que... quedé perturbada con la grabación, estoy molesta por no poder haberlo hecho más rápido y me siento un poco exhausta —mentí.

Que buena era inventando excusas, me merecía una patada en la cara por lo mentirosa que podía llegar a ser.

          —¡Oh! Tranquila T/N, había pensado en algo así. Mantente tranquila, esta es la última cosa en la agenda de hoy, luego estarás libre y podrás descansar ¡Animo! —hizo un fighting.

Dios, mi manager era tan amable, me sentí mal por haberle mentido.

          —Sí, me daré ánimos... gracias manager-nim —le sonreí.

Salí de la van, pero no sin antes esconder ese maldito papel muy bien en mi bolsillo del pantalón. Las chicas tendían a meterme las manos en los bolsillos de mi chaqueta, definitivamente no quería que vieran ese papel, nunca.

Caminé tras mi Manager y entramos a un lugar gigante, parecía una fábrica antigua. Al entrar no era una fábrica y había todo un equipo, lleno de cámaras, luces y mucha gente pero más importante, estaban mis chicas allí. Saludé a cada una de ellas, sin darme cuenta Violet tenía su mano en el bolsillo de mi chaqueta, agradecí tanto el haber guardado ese papel en mi pantalón.

Las palabras tienen vida propia / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora