UNA UNIÓN #57

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Me encontraba descansando en mi habitación cuando oí el sonido del timbre, supuse que había llegado el grupo de personas que estaba esperando, con snack's y bebidas sobre la mesa de centro de la sala de estar estaba esperando su llegada. Violet, Layla y Fuji estaban en la cocina preparando pizzas y Clavel estaba en su habitación practicando su canto, cada mañana lo hacía y hoy se había dedicado a hacerlo durante todo el día. Salí de mi habitación y me dirigí en dirección hacia la puerta principal, la abrí y ahí estaba esa persona, con esa apariencia que me había cautivado desde el primer momento, hoy lo hacía mas que nunca. Tras él habían dos personas más, Haechan y Doyoung.

          —H... Hola

          —¡Noona! —Haechan sonreía alegremente

          —Adelante, pasen...

Haechan entró rápidamente pasando entre Taeyong, Doyoung pasó por mi lado y me sonrío cálidamente. Taeyong se quedó ahí con las manos en los bolsillos de sus jeans negros, sonreía ampliamente, era esa sonrisa que no había tenido antes, cálida y que irradiaba sentimientos que hacían relucir sus dientes blancos. Mirando su sonrisa se la devolví con una sonrisa de mi boca. Él se dio cuenta de mi nerviosismo pero solo acaricio mi cabello en la parte superior con su mano derecha y entró. Cerré la puerta y me dirigí a la cocina.

          Chicas, ya llegaron... ¿terminaron con las pizzas?

          —¡Oh, las pizzas!. Layla nos pasamos del tiempo... ¡abre el horno, rápido! —gritó Violet

          —¡Ah, es cierto! —Layla corrió a la cocina

          —Bien, como sea... iré a entretener a los invitados —reí en silencio.

Salí de la cocina y caminé a la sala de estar con el corazón en la garganta. Los chicos estaban sentados en el sofá conversando, llegué sigilosamente y me senté en el otro sofá sonriendo falsamente, los nervios me tenían tonta.

          —Esta muy bonito su apartamento, es más amplio de lo que se ve por fuera —comentó Doyoung

          —Es demasiado amplio, tenemos tres habitaciones y fácilmente podrías dividirlas a la mitad y quedarían bien. Yo también me sorprendí cuando lo conocí

          —¿Noona puedo ver tu habitación?, sería justo... tu ya conoces la mía...

          —Ah... es cierto, esta bien. En un rato más iremos —sonreí

          —Es mas típico que una chica entre a la habitación de un chico que al revés Haechan. Aún te falta aprender, niño —dijo Doyoung con aires de grandeza

          —¿De dónde aprendiste eso?

          —Sólo lo sé

          —Como sea —suspiré

          —¡Hola, trajimos pizzas!, ¿les gusta? —gritó Violet

Las chicas venían con pizzas individuales en unas bandejas grandes en las cuales traían una ración para ejercito en ellas. Violet siempre hacía pizzas y le quedaban mejor que a un señor que las vendía sumamente caras, las de Violet tenían un sabor único y usaba productos de la mejor calidad. Las chicas dejaron las bandejas con pizzas en la mesa de centro y se sentaron a mi lado.

Las palabras tienen vida propia / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora