CAPÍTULO III: ESCUADRÓN.

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Todos estábamos desconcertados, no podíamos creer lo que nos estaba pasando. Ahora somos ¿prisioneros?, ¿nos están usando? Su oferta es simplemente unirnos a ellos; pero, ¿qué es exactamente lo que hacen?, ¿y por qué no nos mataron cuando podían?

Soy un fanático de las preguntas, no lo puedo evitar. Soy muy curioso, estoy seguro que eso algún día me traerá problemas.

—Mandaré a uno de mis guardias para que les enseñe el lugar— dijo Neiré, aquebrantando el poco silencio—. Y por cierto, bienvenidos al búnker militar «Ford Ord», California.

Eso explica lo enorme del lugar, aunque estaba algo descuidado para ello. ¡Un búnker militar!, quien lo diría, supongo que estamos bien protegidos detrás de estos enormes muros. Es todo un pueblo que ha logrado crecer y subsistir aquí.

Terminamos el recorrido, ¡es impresionante!, el tamaño del lugar no para de sorprenderme. Hay de todo en este lugar: Primeros auxilios, comidas enlatadas, armería, tienen todo organizado, dudé por un segundo si era necesario escapar.

En ese momento apareció Neiré, con su típica cara de seriedad.

—Muy bien, ahora que ya conocen el lugar, les explicaré cuáles van a ser sus funciones acá, ¿entendido? Su trabajo acá, es simple: Serán parte de nuestro escuadrón.

Esta mujer está loca. Nos secuestró, alejándonos de nuestro cómodo «hogar»; mató a Robert; nos dejó heridas de balas, ¿y quiere que nos unamos a ella en un estúpido escuadrón?

Volteé a ver a mi padre y a mi madre, estaban igual de disgustados que yo, sobre todo mi madre.

—Señorita disculpe; pero exijo una explicación sobre esto de inmediato, inconcedible— contestó mi padre molesto —. Todo el caos que causó, ¿y usted sale con esa mierda?, ¡que le den! Por favor, indíqueme dónde está la salida.

Wow, me leyó la mente. Es bueno que lo haya dicho. Neiré lo miró, y sonrió; respondió con una bofetada. Mi padre quedó atónito.

—Escúcheme Sr. Alan, no se crea muy listo. Les diré la verdad: Una enorme horda se aproxima justo a este punto, la vimos gracias a nuestros drones. Le calculamos una semana para que lleguen. Necesitamos ayuda. Nunca habíamos visto una horda tan grande... y lo peor, es que también vienen en la horda, caminantes de tipo 2— tragó saliva, su cara de furia, se había transformado en una de miedo.

Los zombies de tipo 2, son aún mas mortales que los normales (llamados: Zombies de tipo 1). Básicamente, son zombies que mutaron, y que tienen capacidades especiales.

Los zombies de tipo 1, tienen: Superfuerza; son rápidos; sentidos muy agudos.

Los zombies de tipo 2, tienen: Superfuerza; son rápidos, y tienen la capacidad de saltar hasta dos metros; sentidos más desarrollados de lo normal; escupen ácido corrosivo a donde les plazca; dientes y uñas afiladas, capaz de descuartizar lo que sea. Se reconocen fácilmente por tener un aura verde recorriendo su cadáver. Cuando ellos te agarran con sus putrefactas manos, estás condenado. No hay forma de escapar de ellos.

—Esto es grandioso— decía mi madre—. Eso no es asunto nuestro, ¿además quieren nuestra ayuda después de lo mal que nos tratan? Por mí, que su refugio sucumba por el despiadado puño de La Muerte.

No pude evitar sonreír al oír eso, mi madre es graciosa cuando se molesta. Es poco común verla así.

Neiré arrugó la cara al oír esas palabras.

—Pues, ¿saben algo?, ustedes no saldrán de aquí, a no ser que nos ayuden a acabar con esa horda; y si intentan huir, o hacen algún estrago, los mataré sin dudar.

Esas palabras fueron la sentencia que nos encarcelaría en esta espaciosa celda.

Quedamos completamente en silencio.

—Así me gusta— dijo Neiré mientras sonreía maliciosamente y se retiraba del lugar, dejándonos en un sentimiento de desasosiego.

La personalidad de Neiré, encaja perfectamente con una maldita loca y despiadada.

Mis padres y yo nos miramos. Rompí el silencio.

—Y, ¿ahora qué?

—Nada, supongo que obedecer sus órdenes, sino también nos matarán, supongo— respondió mi padre.

—Ay no... seguramente nos obligarán a hacer cosas horribles. No quiero volver a tocar un arma, no por Dios, no...— decía mi madre casi rompiendo en llanto—, me trae tan malos recuerdos.

—Tranquila querida, todo va a estar bien. Yo me encargaré de usar las armas, no tienes porqué usarlas.

No sé si conmoverme, llorar, o sentirme incómodo.

Mi padre inesperadamente rompió en llanto. Tenía años sin verlo llorar, ¿qué significa esto?

—Robert... ¿por qué?...

Ya todo tenía sentido. Ya no lo pudo evitar, tenía las lágrimas guardadas desde que lo vio. De verdad le tenía mucho aprecio.

El plan de sacar a mis padres de aquí, ha fallado, ahora tenemos que quedarnos aquí, hasta ayudar a acabar con esa horda, si es que no morimos todos en el intento.

Así es como se cambia la vida de una persona de un día para el otro. ¡Así es como funciona! Completamente inesperado y aterrador, nada agradable. En esos momentos, es bueno que el ser humano tenga la capacidad de adaptarse a nuevos ambientes, la pregunta es: Cuanto tardaremos en acostumbrarnos a esto.

La luna ya acechaba, salía poco a poco de su escondite. La nueva pregunta que surgía entre nosotros, era: ¿En dónde dormiremos?

Estábamos cansados, mi padre seguía llorando. Eso lo dejará marcado toda su vida. Añadámoslo a la lista de infortunios, si es que cabe.

Comenzamos a caminar, mi madre llevaba a mi padre agarrada de las manos con él, y le intentaba animar. Que bueno es tener padres que a pesar de las malas circunstancias, se sigan queriendo.

Encontramos una enorme zona de descanso, extasiada por campamentos.

Encontramos a Neiré hablando con un grupo de soldados, parecía que susurraban. Nos acercamos a ella.

—Hey, Sra. Neiré, que anda haciendo— le dije.

—Nada que te importe, gusano. ¿Qué quieres?

Tan amable ella, la adoro.

—Argg— refunfuñé—. Sólo queríamos saber en dónde vamos a descansar.

—Sí, lo sabía, sólo juego con tu paciencia. Déjame revisar algunos papeles... sí, ya veo. Sigan derecho y busquen el campamento 9-18. Se los aparté, especial para ustedes.

Eso fue raro, me sonrió sarcásticamente.

Caminamos unos 10 minutos hasta que llegamos, «Campamento 9-18».

Estaba todo desordenado, creo que tenía eses de pájaro; pero ya que.

En serio que la Neiré aquella, nos odia.

—Mañana será otro día...— pensé, tratando de relajarme.

Me pregunto que nuevo día me espera, ¿será peor, o mejor? No aguanto las ganas de no saber.

Por fin, un día de descanso, hasta mañana, que será otro día exhaustivo.

Acabaremos esto en 6 días.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora