CAPÍTULO IX: MARK Y HTESIL.

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Htesil ha vuelto. Hacía años que no sabía de ella; pero ahora con esta emergencia, es lógico que necesitemos a la fuerza bruta.

El sujeto con traje de la izquierda se veía nervioso. Soltó fuego hacia nuestro auto. Htesil se agachó, estando debajo de la guantera; yo intenté agacharme un poco tratando de no estrellarnos o irme de la carretera.  Notaba como se iban abriendo hoyos en la carroceria y en el vidrio.

Por suerte no nos impactó ninguna, y al sujeto le tocó recargar. Fue momento de Htesil para sacar de su torso hacia arriba por la ventana, sacando el brazo y apuntando hacia el sujeto.

Él sólo se quedó viendo como estaba ella, con los ojos abiertos, estaba hiperventilando y diciendo que no rápidamente con la cabeza.

Htesil disparó, y aprecié el gran hoyo que se formó en la frente al sujeto, liberando borbotones de sangre. El sujeto cayó hacia atrás, justo al lado de Mark. Él se puso las manos en la boca, estaba temblando y tenía la mirada quieta con sus ojos cafés que se le salían de lo abierto que tenía los párpados. La sangré que brotaba del sujeto le salpicaba a Mark, él se movió más a la derecha intentando no verlo.

—Estás demente —mencioné—. Mark va a quedar con traumas por ver a su madre así.

Htesil volteó a verme con un rostro de asco.

—Es mejor eso a que lo asesinen o nos vea morir, ¿no? —declaró—. Además, él no es mi hijo.

Yo no respondí, estaba más concentrado en el camino, en el cual casi choco un vehículo estacionado mientras cruzábamos una esquina.

Cada vez la velocidad de ambos vehículos iba en ascenso. Mark daba pequeños brincos a causa de uno que otro bache o desnivel.

—Tengo una idea —susurró Htesil—. Dame un cartucho.

Sin más que decir, saqué el cartucho de mi otro bolsillo. Recargó el arma. Acto seguido, sacó desde su cintura hasta arriba por la ventana y apuntó la pistola a la camioneta.

Abrió fuego al compartimiento, algunos centímetros arriba de Mark.

—¡¿PERDISTE LA CABEZA?! —grité.

—¡Confía en mí, joder!

No podía creer lo que veía. A esta velocidad y ella queriendo abrir fuego cerca de nuestro hijo. ¿Qué carajo está planeando?

En un disparo que realizó, el conductor perdió el control, llevando de un lado a otro la camioneta.

—Le di al copiloto —mencionó con una sonrisa gloriosa.

Esta es nuestra oportunidad. Aceleré y me adelanté colocándome al lado del piloto. Ahora sólo teníamos que abrir la puerta, matarlo, y sacarlo del vehículo; Htesil se adentraría para tomar el control y frenaría, eso sería todo.

El conductor abrió su ventana poco a poco, lo que presencié me dejó helado: En su mano derecha, tenía una granada sin el seguro. Y en su rostro, una sonrisa de oreja a oreja viéndome fijamente.

—Oh no —musité.

Rápidamente frené para alejarme de él. Vi a Mark con los ojos cerrados con fuerza y llorando. En ese mismo momento, el lanzó la granada hacia atrás, dirigiéndose directamente hacia nosotros. Htesil desabrochó a Neytan y lo cubrió con su cuerpo. Giré hacia la derecha, sentí como casi estropeo el volante. La granada cayó al asfalto y explotó, cerca del auto.

La explosión me dejó atónito y algo sordo. Intenté resistirme y seguir conduciendo; pero el auto no quería reaccionar. Giré la llave del vehículo pero no tenía efecto. Vi como a poco se alejaba Mark de nosotros.

—¡¡¡RECOGE LA RIFLE DEL CADÁVER Y DISPARA AL PILOTO!!! —grité tan fuerte que casi me desgarro la garganta.

Era una idea pésima, malísima; pero no se me ocurría nada más. No... se me ocurría... nada más...

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Abro los ojos de golpe al escuchar una explosión, observo hacia el frente; pero una pantalla de humo, adicionando mis lágrimas y ojos ardiendo, me impidió la visión.

De repente oigo un grito... ¡es de mi papá! Me está pidiendo que recoja el arma de ese cadáver y que mate a alguien...

Yo sigo agachado abrazando mis piernas en una esquina. Observo al cadáver, su sangré se secó y recubre la mayor parte del compartimiento.

Detallo su arma, me gusta su estructura, debe poseer un mecanismo interesante... La agarro.

Me le quedo viendo fijamente. El auto dobló una esquina, y ya no podía ver la pantalla de humo de atrás. Me levanto, muy asustado, inseguro de que es lo que debo hacer. Simplemente no puedo, no puedo asesinar a alguien. ¿Por qué a mis trece años me tiene que pasar esto? No es justo, no...

Caigo de rodillas y suelto el arma. Soy un cobarde. Yo... no puedo... por favor... mis pensamientos me están sofocando...

No... no... ¿qué está pasando? Papá, mamá, ¿en dónde están?, aparezcan. Necesito ayuda, estoy acorralado, por favor, aparezcan. No... no quiero usarla, tengo miedo, mucho miedo, necesito ayuda, por favor...

¡¡AYUDAAAAAAAAAAAAAA!! —solté un fuerte alárido, y cerré los ojos el resto del camino.

Hasta pronto... Mark.

Nota del autor:

¡Buenas lector! Espero estés disfrutando la historia :3. Si es así, te pido (si te han gustado los demás capítulos), que regreses e indiques que te gusta cada capítulo :3 y este también jeje.

Pronto es el capítulo número diez, un capítulo en el que planeo dedicarme y esmerarme aún más. ¡Se viene muy bueno! Sin más que decir, me retiro. 7u7r

¿Qué sucedió con Mark?, ¿qué hicieron sus padres?, ¿qué sucederá con la mordida de Alan?...

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora