CAPÍTULO XIII: DESTINO.

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¡Carajo, Neytan!, ¡piensa!, no dejaré que asesinen a Lisa.

Agarro mi arma y corro hacia ella. Le disparo al caminante en la cabeza; pero ninguna bala hace efecto, sólo abolla un poco su cabeza.

Me acerco a Lisa la cual se encontraba quieta observando como ese monstruo se encontraba a sólo unos metros de ella. Yo al tenerla a mi lado, la empujo.

—¡Aléjate! —grité.

Ahora tenía a un monstruo de más de media tonelada cerca de mí. Este me quiso agarrar con sus rústicas manos, yo me agaché en seguida evitándolo. De inmediato acerco sus fauces, pero lo pude esquivar deslizándome debajo de él.

Ahora me tenía a sus espaldas, yo salté sin pensarlo a ella. Él al percatarse, comenzó a dar puñetazos en su espalda, pero sus brazos no me llegaban. Comencé a subir lo más rápido posible agarrándome de la tela de lo que quedaba de su camisa, y de su piel rústica y podrida.

Se estaba moviendo mucho queriendo provocar mi caída; pero yo no me rindo así de fácil... Logré llegar al cuello en un momento, me agarré de él. Alcé mi arma y abrí fuego a quemarropa en su cabeza. Provocando abolladuras de mayor dimensión, mientras él se seguía moviendo y agitando sus brazos con tal de golpearme.

Su cabeza se tornó blanda por una abolladura enorme. Tomé mi cuchillo y lancé una directa estocada con furia hacia su cráneo. Este entró perfectamente, destrozándole el cerebro.

El monstruo se detuvo y comenzó a caer hacia sus espaldas, yo rápidamente brinqué mientras él iba cayendo. Pegué contra el suelo lastimándome un poco, pero sano y salvo. Logramos derrotarlo.

—¡Neytan! —gritó la Resistencia al unísono.

—Tranquilos, estoy bien... fue más fácil de lo que pensé —dije adolorido con los ojos cerrados.

Todos comenzaron a auxiliarme e intentar levantarme, mientras lo hacían, pude ver a Lisa. Se encontraba con la mirada baja y triste, la notaba deprimida. Pude ver como se iba acercando a mí.

—Lo siento... por mi culpa casi te matan. Necesito ser más fuerte, ¡prometo ser mas fuerte y no ser una carga! —me dijo entre lágrimas.

—Oh, vamos, si no hubieses estado en peligro, no hubiese hecho todo esto —explicaba—. Además, estoy seguro que puedes ser una excelente guerrera, es normal reaccionar así contra un caminante de ese tamaño —terminé de decir con una leve sonrisa.

Ella se me quedó viendo con sus brillantes ojos café, más calmada.

Los recién reclutados se percataron de la conversación, estos se notaban más animados e inspirados. Elisa fue a abrazar a Lisa, se notaba un vínculo entre ellas.

Oímos un leve quejido, nos volteamos y, ¡Neiré!, corrimos hacia ella a ayudarla. Se veía mal, tenía raspones en sus codos y antebrazos, además de su pantalón desgarrado en las rodillas, provocando también raspones ahí. Tenía la cara sucia y moreteada, y estaba escupiendo sangre.

—Aléjense, yo puedo sola —musitó.

Ella agarró su machete que estaba a unos centímetros de ella, y se levantó impulsándose de él. Apenas se podía mantener de pie.

—Buen trabajo, Neytan, de verdad eres un guerrero —dijo Neiré débil, con una leve sonrisa. Eso me hizo sentir extraño, pero sabía que era sincera.

Yo simplemente asentí. Los supervivientes se veían alterados, por ver el tamaño de la bestia que acabábamos de derrotar. Neiré se acercó a esta, a paso calmado. Al tenerlo de frente, agarró su machete, dio un brinco y con un movimiento certero le cortó la cabeza.

—Hijo de puta —refunfuñó y le escupió.

Nos acomodamos y seguimos en nuestro camino, aunque la noche estaba a punto de empezar; pero si no vamos ahora, nos quedarán menos provisiones.

Acordamos caminar algunas horas y organizar un campamento, en el cual haríamos guardia en turnos.

Comenzamos nuestro camino, nos encontrábamos en un bosque alejado de todo, y el crepúsculo se estaba mostrando poco a poco.

A medida que más avanzábamos, más lúgubre se notaba todo. Hacíamos el menor ruído posible para no alertar caminantes en la lejanía, y si se acercaban, poder escucharlos.

Caminamos aproximadamente una hora, y logramos avistar una carretera, la cual comenzamos a seguir.

—Observen eso... —decía mi padre—. Algo extraño se ve muy lejos en la carretera.

Comencé a detallar la lejanía de la carretera, claramente había algo extraño, muchas cosas se veían, como si, como si...

—¡Consigan binoculares! —exclamé, ya tenía una idea de que era eso.

Dixon con rapidez sacó de su mochila unos que servían a la perfección. Al observar a través de ellos y el apoyo de la tenue luz de la luna, no lo podía creer. Comencé a sudar frío.

—Neiré, ¿cuánto dijiste que tardaría en llegar «La Gran» horda? —dije poco a poco.

—¿De qué hablas Neytan? —se puso nerviosa—, se supone que debe de llegar al búnker en aproximadamente cuatro días.

Le di el binocular, ella observó a través de él. Al hacerlo, comenzó a murmullar maldiciones y vi como una gota de sudor bajaba por su sien.

—Esto no puede ser cierto... —susurró nerviosa.

—¿Qué sucede? —decían Áxel, Ken, Elisa y Lisa.

—La Gran Horda... se acerca... —explicó Neiré.

Todos callamos. Gracias a mi vista más avanzada pude detallar más La Horda, pude ver varios caminantes de Clase 2, Clase 3, y Clase 4. Normalmente el que lidera las hordas es El de Clase 5... Si se encuentra allí, será nuestra total perdición.

Los supervivientes se encontraban murmullando que sucedía entre ellos, era mejor ocultarlo para mantener el orden.

—Hay que intentar irnos hacia el extremo de La Horda para avanzar en nuestro camino y así poder evitarlos, pero, si notan nuestra presencia, toda La Horda se irá contra nosotros, y tendremos una muerte horrible —dijo Neiré.

No era la mejor idea, pero tampoco era la peor. Acordamos en hacer eso y seguimos en nuestro camino.

—¡Todos, sígamnos! —ordenó Neiré.

La Horda se acerca, y yo estoy dispuesto a proteger a todos. Nadie va a morir, mientras yo esté a cargo.

Falta una hora hasta que llegue la horda.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora