CAPÍTULO XV: PRESAGIO.

18 3 0
                                    

Entré a la casa. Ken se mantuvo afuera junto con Lisa, para que ella lo cuidara. Decidí entrar solo, para que el resto auxiliara a los nuevos, que se encontraban un poco cansados y lastimados.

Mantuve en mano mi clásica y preciada Glock, lista para cualquier caminante sobrante que no haya salido.

Comencé a registrar el primer piso: Al entrar a la casa, se apreciaba una sala espaciosa con una alfombra deshilachada, un candelabro pequeño colgando justo arriba de dicha alfombra, y muebles maltrechos colocados al lado y al frente del otro. En la esquina izquierda, se encontraba una puerta de madera fina desgastada, la abrí y se encontraba un simple baño completamente asqueroso; me dirigí hacia la esquina derecha, en donde se encontraba otra puerta, al abrirla se encontraba un dormitorio. Me interesó registrarlo, había una pequeña cama con un buró al lado, en ella descansaban simples papeles con nada interesante, en la pared al frente de la cama, se hallaba un simple armario. Registré cada gabinete y cada espacio; pero como era de esperarse, no había nada.

Salí de la habitación. Caminé hacia las escaleras que se encontraban en frente de la sala, a su lado, se encontraba otra puerta, me interesó registrar en ella. Al entrar, me percaté que se trataba de la cocina, sentí que me había ganado la lotería, esperaba encontrarme con comida enlatada. Registré los gabinetes y me sorprendí al encontrar alrededor unas seis latas de comida algo polvorientas, pero sin duda en buen estado.

Perfecto... —pensé.

Las guardé en mi mochila y esta vez me propuse a subir las escaleras.

Ahora me encontraba en el segundo piso, conformado por un pasillo bifurcado, y se encontraba con manchas de sangre en el suelo alfombrado y en las paredes.

Encaminé hacia la izquierda, conformado por tres puertas colocadas en los laterales. Sólo era un baño y dos habitaciones con nada interesante; a la derecha del pasillo, se encontraba una cuerda, al parecer llevaba al ático.

Levanté mi arma apuntando a la cuerda, la agarré con mi otra mano, y jalé. Una escalera cayó, justo en ese momento, un pequeño grupo de caminantes salió disparado hacia mi posición. Corrí hacia atrás evitando su ataque, me giré mientras corría para disparar a algunos de ellos.

Me encerré en una habitación tratando de idear algún plan, mientras esas cosas golpeaban la puerta repetidamente. Alcé mi arma y agarré mi cuchillo, que a pesar de estar roto, aún me atrevía usarlo. Me encontraba listo para el ataque. Rompieron la puerta, la cual salió disparada contra la pared, casi me golpea, pero la logré esquivar a tiempo.

Los caminantes entraron corriendo hacia mi posición. Lancé una estocada con mi cuchillo atravesándole la cabeza uno, uno lo ladeó y lo pateé para alejarlo; saqué el cuchillo y degollé a ese con suma facilidad. Se lanzó uno contra mí, pero lo esquivé. Alcé mi arma, y con un disparo logré abatirlo, dejándolo con un gran orificio en la sien. Me di la vuelta levantando mi cuchillo, en plena vuelta logré mutilar a otro monstruo. Ahora sólo me quedaba otro, que estaba a sólo unos centímetros de agarrarme, le corté la mano con mi cuchillo con una velocidad inhumana y con una patada giratoria le fracturé el cuello. El monstruo cayó al suelo y lo rematé mutilándolo.

Esto no puede ser más simple —pensé.

Aunque claro, lo dice un chico joven con capacidades avanzadas, pero obviando eso...

Salí de la habitación victorioso, yendo hacia el ático para ver si poseía algo interesante. Me encontraba justo en frente de la escalera, subí poco a poco y sigilosamente. Detallé el lugar y estaba lleno de basura, nada interesante. Al frente, debajo de una ventana, se hallaba un cofre, rodeado de chatarra y juguetes dañados y manchados en sangre negra. Enfundé mi cuchillo y mi pistola, para así dirigirme al cofre y abrirlo. Coloqué mis manos en él, y lo abrí despacio, adentro, se encontraba una nota con algo escrito, estaba en excelente estado. La tomé y comencé a leerla:

«Eres la única esperanza. puedes llevar a la humanidad a la victoria, sólo tienes que...».

La nota llegaba hasta allí. Mientras leía, un leve dolor de cabeza iba en un aumento, hasta que llegó a un punto insoportable. Mi vista se tornaba borrosa, estaba perdiendo la consciencia. Me arrodillé y me agarré la cara con mis manos con fuerza, terminé tirado en el suelo, cerrando los ojos poco a poco.      Me desmayé.

Desperté, no sabía cuanto tiempo había pasado. El dolor de cabeza había parado. Me puse de pie poco a poco tambaleando, me volteé y quedé atónito ante tal cosa. La nota ahora estaba mugrienta e ilegible, como si tuviese años así. No tenía ni el más mínil sentido.

Una voz me sacó de mis pensamientos.

—¡Neytan!, ¿estás por ahí? —escuchaba una voz gruesa, era de mi... padre.

El subió las escaleras velozmente y se quedó quieto al verme. Subió lentamente.

—Neytan... ¿te encuentras bien?

—Papá... ¿Puedo... hacerte una pregunta?

—Claro, la que quieras, ¿sucede algo? —dijo seguro.

—¿Por qué somos diferentes a los demás?, todos los humanos hemos evoluciado; pero, ¿por qué nosotros incluyendo a mi madre, siempre hemos sobresalido con nuestras habilidades e instintos? —pregunté firme, mirándolo fijamente a los ojos.

Él cayó unos segundos, tenía la mirada baja y desconcertada.

—Esa... es una larga historia, que te contaré después. No olvides que La Gran Horda se acerca.

Chisté.

—De acuerdo...

—¿Conseguiste algo interesante? —cambió de tema.

—Sólo unas latas de comida y... —pensé si debía contarle lo de la nota. Creo que era mejor esperar a que él me contara la historia—, y más nada.

—Perfecto Neytan. Bajemos, todos nos están esperando. ¡Hay que darse prisa!

Yo asentí y me acerqué a mi padre. Bajamos las escaleras y nos reunimos con los demás. Los novatos ya se veían más enérgicos y descansados, miré a Ken y ya podía manejar su brazo mejor. Todos se encontraban charlando y riendo entre ellos.

Nos reorganizamos y volvimos a la marcha, debíamos huír pronto.

Faltan quince minutos antes de que llegue La Horda.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora