CAPÍTULO XIV: ENTRENAMIENTO 2.

14 3 0
                                    

Allí se encontraban los nuevos: Áxel, Ken, Lisa y Elisa; combatiendo contra un zombi de Clase 2 enfurecido y con sed de sangre.

Ellos se encontraban al frente de eso, cada uno un poco separado del otro, mirando fijamente a lo que parecía la famosa Parca mintras levantaban sus armas listos para disparar. El zombi por otro lado, veía a cada uno. Tenía las garras abiertas al igual que su boca lista para disparar ácido corrosivo o destrozar con sus afilados colmillos, se encontraba quieto lanzando suspiros ahogado.

El zombi saltó en forma de un arco, apuntando sus afinadas zarpas a Áxel, este lo quiso bloquear con su daga; pero como si de algodón estuviera hecha, la atravesó y aquebrantó, siguiendo su recorrido desde su pecho hasta el abdomen, desgarrando así su ropa y provocando una herida abierta que desbordaba cantidades de caliente sangre; esto alteró más al zombi al percibir ese fresco aroma, mientras Áxel sólo soltaba aláridos y quejidos por el dolor intenso que sufría.

El caminante preparó su zarpazo final para masacrar a Áxel; pero fue detenido por una bala disparada por Ken que le impactó en la cabeza. Este le hundió un poco la piel, pero no lo atravesó.

—Maldición, es más resistente de lo que esperaba —susurré y chisté.

Apretaba mi arma con fuerza queriendo ayudar. Volteé a ver a Neiré y ella se encontraba tranquila, como si supiera que está haciendo y lo que va a pasar, mientras los demás se encontraban igual que yo, nerviosos, con ganas de actuar.

El monstruo al percatarse del disparo, se detuvo y observó a Ken, este retrocedió un poco nervioso; pero sin dejar de apuntar su potente arma de fuego a la cabeza de la bestia. Abrió fuego; sin embargo la bestia saltó esquivando cada disparo efectuado contra eso.

Aterrizó, y todos abrieron fuego tratando de abatirle, pero su velocidad era increíble. Balas eran impactadas contra su pecho, brazos, abdomen, piernas; mas no en la cabeza, y eso era como hacer nada.

El caminante abrió su boca para su ataque, escupiendo una gran cantidad de ácido a cada uno que lograron evitar, excepto Ken, que le cayó en la manga de su chaqueta, esta se fue corroyendo hasta llegar a su brazo, traspasándole la piel provocando una quemadura de tercer grado. Su piel y parte de su carne se habían convertido en simple jugo, dejando expuesto su hueso. Se arrodilló y se agazapó con su otro brazo.

—¡¡ARRRGGHH, ME CAGO EN...! —gritó.

Se notaron temblando por la capacidad de tal bestia, ya dos de ellos se encontraban heridos.

Mientras el caminante se reintegraba a su posición después de una gran cantidad de ácido lanzada, efectuaron disparos al caminante. Entre todas las balas, dos impactaron contra el caminante en la cabeza, entre ellas, la del Desert Eagle, dando su golpe de gracia y atravesando la cabeza de la bestia. Cayó tendido al suelo y liberó sus fluídos y ácido acumulados. Ganaron la guerra.

Cayeron al suelo cansados y sudando, con sus manos temblorosas y respiración agitada a causa de toda la adrenalina consumida. Áxel se levantó y corrió hasta Ken a auxiliarlo.

—Joder... ¿¡ALGUIEN TIENE ALCOHOL!? —exclamó preocupado.

Ken seguía agazapado, casi tendido en el suelo. Estaba jadeando y temblando a causa de todo el dolor. De repente Neiré suspiró, y se dirigió a las mochilas descansantes en el pasto. Sacó de una de ellas un pequeño frasco de alcohol además de unas vendas y acudió al rescate del chico.

—Siéntate, y aguanta. Esto te va a doler muchísimo —dijo entre risas.

Ken obedeció. Estiró su brazo, volteó la mirada, cerró sus ojos y apretó sus dientes. Neiré vertió el fuerte líquido en la grave herida. Comenzó a retorcerse y a lanzar cortos aláridos de dolor, poco a poco fue calmándose. Agarró las vendas y envolvió su brazo con mucho cuidado.

—¿Esto funcionará? —preguntó.

—No lo sé, ¿crees que estudio medicina?

Ken sólo calló y no hizo más que agradecerle un tanto confuso.

Hizo el mismo procedimiento con Áxel, vendando desde su pecho hasta el abdomen. Al terminar, ella se levantó.

—Muy buen trabajo, novatos —decía—. No creí que pudieran hacerlo, pero así fue, que sorpresa.

Me confundí y arqueé una ceja.

—¿Y por qué te veías tan calmada?, ¡ni siquiera nos dejaste ayudar! —reclamé.

—Simple, porque no me importaba si alguien moría o no. Eso a mí no me incumbe en absoluto —dijo, acercándose a mí poco a poco.

—¿Y por qué si asesinan o devoran a alguien, estallas?, ¿por qué ahí sí liberas tu máxima potencia?

—Es fácil: Yo soy la única que puede decidir si alguien muere o no. Si muere, y no estaba de acuerdo, asesinaré yo ahora a quien se me atraviese. En cambio, si muere y no me importa, lo dejo y ya sin más —declaró con una mirada fría y penetrante.

Ella me mostró una leve sonrisa, y en seguida me dió la espalda. Yo impregnado en cólera, no pude evitar desenfundar mi cuchillo e intentar clavárselo a Neiré en el centro de la espalda. Ella lo detectó y rápidamente se volteó blandiendo su machete, cortando en dos perfectos pedazos lo que era al principio un cuchillo.
Ella se abalanzó contra mí hasta caernos y colocó el filo de su machete en mi garganta, sintiendo el frío metal recorriendo mi cuerpo.

—¿Qué mierda intentabas hacer? —musitó con una mirada perdida en cólera.

Intenté zafarme pero me era inútil, me podía perforar la garganta si seguía con movimientos bruscos. Ni siquiera podía hablar, me estaba ahorcando, sentía como se me salía mi alma.

Todos corrieron hacia nosotros intentando separarnos, tirando de nosotros hasta que lo lograron.

Neiré intentaba soltarse para volverse a lanzar encima de mí, yo sólo estaba viendo como me clavaba sus ojos llenos de ira y ganas de matar.

—¡Ya basta! —se interpuso mi padre entre los dos, extendiendo sus brazos a ambos lados —. Estamos perdiendo tiempo, necesitamos registrar la casa que con suerte contendrá provisiones, y por si no lo sabían, La Horda se está acercando cada vez más. Ahora, pongámonos en marcha... Y Neytan, controla tus impulsos.

Yo sólo desvié la mirada con resignación y asentí. Sabía que mi padre tenía razón, pero no pude evitar hacer aquello después de escuchar el punto de vista de Neiré. Lo bueno es que todos resultaron vivos...

Faltan veinticinco minutos antes de que llegue La Horda.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora