CAPÍTULO XIX: DIVERSIÓN.

12 2 0
                                    

Sin pensarlo quise desefundar mi pistola, pero no la encontré. Seguramente se me habrá caído al vacío. Me encontraba acorralado, solo, sin posibilidad de escape, tengo que pensar en un plan, ¡y rápido!

Me encontraba solo contra dos caminantes que seguramente no han comido en un largo periodo, y mi arma había caído al callejón en un mar de podredumbre. Me encontraba en un lugar inhóspito, desconocido, que me obligaba a quedarme, animando a mi supervivencia.

Intenté rebuscar mi cuchillo que recién recordaba que poseía, que afortunadamente encontré y empuñé. Titubeaba sobre combatir o huír; pero no tardé mucho en decidir la segunda opción. En ese momento, los caminantes rengueaban raudos hacia mí, giré mi mirada rápidamente buscando un método de escape. Lastimosamente, la puerta se hallaba detrás de los caminantes; no tenía mas opción que luchar.

Los caminantes se lanzaron contra mí, ágilmente logré esquivar a uno; mientras el otro logro agarrarme. Con su podrida pero fuerte mano, inmovilizó mi muñeca incapaz de mover mi cuchillo, asestaba varios golpes en cara tratando de alejarlo; pero el sólo se centraba en aperturar sus fauces para revelar sus pronunciados colmillos listos para devorarme.

El otro caminante se levantaba poco a poco recuperando su inverosímil compostura, si no acababa con el principal, estaría en muchos problemas. En desespero, salté para atinar un certero golpe con la rodilla a su mentón zafándome de sus garras, empuñé mi cuchillo con fuerza y lancé una precisa estocada atravesando su craneo. El restante se aproximó a mis espaldas, flanqueé dando una vuelta atrapándolo de espaldas y patearlo, me acerqué raudo a él para así lanzar una tajada que rebanó su cabeza en dos.

Suspiraba y jadeaba por la adrenalina, me dejé caer arrodillándome por el cansancio, todo el esfuerzo físico y mental hecho. Pero no es momento para ello, estoy seguro de que todos me están esperando, lo sé, estoy seguro, y allí estaré.

Comencé a rebuscar por la habitación, era un simple dormitorio mugriento y desahuciado, con sólo un colchón deshilachado cubierto de sangre seca, igual que las paredes y el suelo; y ahora, la habitación adornaba a dos cadáveres recién asesinados..., ¡de nuevo!

Por simple lógica, no había nada de valor. Al frente del colchón se hallaba una puerta la cual abrí lentamente; pero no impidió un irritante rechinar. Giré mi cabeza de un lado al otro detallando el lugar, sólo un simple pasillo con puertas en cada extremo y un gran espacio en el centro, dando bienvenida a la sala de estar. Mi objetivo era ir hacia el portal, para ubicar las escaleras y así volver a llegar a la terraza; el problema se hallaba en la cantidad de caminantes que aún se hospedan por estos lados.

Al salir completamente de la habitación, un caminante Clase 2 se acercó a mí a toda velocidad. Me coloqué en guardia preparado para blandir mi cuchillo. El monstruo sin darme tiempo, escupió su repulsivo ácido; en ese momento mis reflejos hicieron lo suyo y me ayudaron a flanquearlo. Instintivamente me le acerqué, asestando una patada giratoria, desalentándolo. Empuñé mi cuchillo preparando una estocada, preparando mi golpe crítico; pero al efectuarlo, atravesó su brazo, provocando que simplemente lo atravesara.

—¿Pero qué...? —musité anonadado.

No era normal que un caminante supiera evitar un ataque letal, retiré mi cuchillo y di unos pasos hacia atrás.

—Conque en verdad quieres pelear, hijo de perra —sonreí.

El monstruo se levantó veloz, lanzándome un vibrante bramido reflejando su sentir. Me estremecí, y sentía algo extraño... algo como... ¿miedo?... no... ¡es diversión! ¡Sentía que me divertía!, hacía tiempo que no me sentía así, y me gustaba.

—Segunda ronda —dije y me acerqué a atacar.

              -----------------------------------------------

—¡Pero qué coño te pasa, Neiré! ¡¿En qué estabas pensando?! —grité furioso sin importar la cantidad de caminantes que pueden haber en las cercanías.

—Oye, tranquilo, él se lo había buscado desde un principio —respondió Neiré serena.

Decidí ignorar mi ética e intentar asestarle un violento puñetazo en todo su maldito rostro, desgraciadamente lo esquivo ladeando, añadido de un golpe con su codo en mi estómago, dejándome sin aire.

No esperé en recuperar mi compostura para lanzar otro veloz, puñetazo, y otro, y otro, y otro más en donde Neiré logró esquivar cada uno. Preparé una patada que fue efectuada apuntando a su sien; sin embargo Neiré logró agarrar mi pierna, desestabilizándome. Quiso fracturar mi pierna golpeando mi rodilla con su codo; pero justo en ese momento, di un salto para patear con mi pierna restante. Logré impactar mi feroz patada en su sien, aturdiéndola; por ende de la patada, caí de espaldas al piso, lo cual me obligó a levantarme de un brinco. Neiré seguía aturdida, dándome el momento oportuno para acercarme y preparar un puñetazo certero con todas mis fuerzas.

—¡Alan, no, detente! —ordenó Liseth en tono firme y a la vez sereno.

—Pero que... —dije frenando mi golpe, a sólo centímetros de chocar contra Neiré—. ¿Pero por qué?, ¿qué sucede Liseth?, ¡¡esta maldita perra acaba de asesinar a nuestro hijo!!, ¿¡como quieres que reacci...!?

—Neytan no está muerto —interrumpió Liseth—. Deberías saberlo, tú mismo lo dijiste, es nuestro hijo. Él volverá —sentenció, mirando al vació del callejón infestado—. Él siempre tiene un plan de última hora...

Me dejó sin palabras, puesto a que a lo mejor, sí tenía razón. Tal vez deberíamos esperar acá a que vuelva Neytan, que seguramente lo hará. Confío en él, confío en mi hijo.

            ----------------------------------------------

Retiré mi cuchillo de la podrida cabeza de esa bestia tóxica. Había sido una batalla dura, puesto a que el caminante es notablemente más ágil y más capaz. Pero claro, no voy a morir hoy, ni por un caminante, no está en mis planes.

Me dirigí al portal y observé por la mirilla, por  desde la cual no se posicionaba nada detrás de la puerta; sin embargo, escuchaba cantidades de pasos circulando por los pasillos, pasos rápidos y lígeros, añadido del arrastre de afiladas garras de acero. Eso sólo podía significar una cosa, y eso hacía las cosas más complicadas de lo que esperaba.

Son zombis de Clase 4.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora