CAPÍTULO V: DIEZMAR.

23 6 0
                                    

Personas corriendo por todos lados. Unos fueron inteligentes, y pensaron: Se unieron a la batalla por la supervivencia; otros... ni siquiera sé cómo han llegado tan lejos, ¿serán traumas?, no son necesarios en momentos así. Algunos morían aplastados por vigas, pilares, o grandes escombros debidos a la explosión.

Mi padre y yo somos muy hábiles, desarrollamos una buena vista, que nos ayudó a ver y evitar los obstáculos, así como demás personas que también lograron esquivarlos.

Se oyó una voz gruesa en la multitud aumentada por un altavoz:

«SI NO QUIEREN MORIR, SERÁ MEJOR QUE TODOS BAJEN SUS ARMAS. TENEMOS MAS BOMBAS PLANTADAS EN LOS PUNTOS DÉBILES DE ESTE BÚNKER, DETONAREMOS TODO ESTE FIASCO SI NO OBEDECEN».

¿Qué mierda es esto?, ¿algún ataque de otra base? Esto será más difícil de lo que esperaba.

Balas se empezaron a escuchar por doquier. Así me gusta, no nos íbamos a rendir tan facil, demostremos de lo que somos capaces. ¡Algo de acción verdadera!, me siento más animado que cuando nos asaltaron en nuestro refugio (y al mismo tiempo, un poco asustado. Eso da mas emoción, ¿no?).

Balas chocaron en un muro que estaba cerca de nosotros, nos estaban disparando. Empezamos a correr buscando un lugar para colocarnos a cubierto, mientras, localizábamos a los infames.

Logramos verlos, eran 3, estaban encima de una plataforma, andaban a unos 50 metros de nosotros. Nos estaban lanzando una andanada de balas tratando de liquidarnos; pero por suerte encontramos un pilar derribado, y nos agachamos para ponernos a cubierto.

Mi padre y yo sabíamos que él no podía hacer nada, una escopeta semiautomática no era la mejor opción para distancias. Tenía que encargarme de esto.

Los bandidos no pararon de disparar ni por un segundo. Grave error. La andanada se detuvo, estaban recargando. Rápidamente me levanté y con gran precisión, logré impactar todas y cada una de mis balas. Se les veían varios hoyos en sus cuerpos resultado de una deshonrosa derrota.

Todo el mundo se organizó: Los incapaces se escondieron en lo más profundo del búnker, en los pisos de abajo; los valientes salieron a la batalla. Es decir, toda la zona en donde estábamos, era una auténtica zona de guerra.

Mi padre se levantó, él también se había entretenido un poco, el cuerpo que yacía en frente de él con la cabeza destrozada y desde dónde sus orejas se derramaban sus sesos, lo comprobaban.

—Buen disparo Neytan, por cierto.

—Tengo tus genes, ¿no? Y lo mismo te digo.

Comenzábamos a acercarnos al lugar de los hechos; el sitio donde ocurrió la explosión. Granadas detonando y disparos se escuchaban por los alrededores, era una completa masacre.

—Padre, creo que deberíamos pensar en un plan —observé los alrededores, buscando un punto a nuestro favor—. ¡Hey, allí!

Veía a lo lejos tres enormes camiones de carga cubiertos de escombros y polvo, supongo que fueron los transportes que utilizaron para penetrar los muros improvisados del exterior del búnker. Sólo pensé en, hacer explotar esos camiones, ¿que por qué?, pues son sus guaridas, y al parecer tienen allí sus primeros auxilios, ya que se están bajando y subiendo personas heridas o maltratadas. Lo malo de esto, es el camino, lógico, necesitamos matarlos a todos.

—Quieres llegar a esos camiones, ¿no?

—Exacto. Si los destruimos, no tendrán comida, medicamentos, refugio, ni escape. Es nuestro ultimátum.

—De acuerdo, a por ellos, Neytan.

Cadáveres y gritos se apreciaban a medida que íbamos corriendo.

De un momento para el otro, se me colocó de frente un bandido con un machete en una mano y una pistola en la otra. Me lanzó dos tajos, esquivando uno; mientras el otro me rozó la cara, dejándome una pequeña herida. Lo pateo para alejarlo.

—Ahora sí me hiciste enojar, maldito.

Me apunta con la pistola, disparó dos veces pero mi reacción tuvo mayor velocidad. Golpeo su cara, y él me responde con un gancho en la quijada. Por un momento vi todo borroso. Apunté mi arma; pero mi vista me traicionó, fallando cada bala.

Caí al suelo, me dolía la cabeza. Me apuntó con la pistola justo en la cara.

Se oyó un disparo.

El bandido cayó al suelo, con la cabeza hecha trizas. A su lado, estaba mi padre, apuntándolo con la escopeta despidiendo humo.

—Neytan, no eres un crío, no puedo estarte ayudando siempre. Algún día no estaré, y necesitarás proteger a tu madre por mí. Tuve que encargarme también de unos bandidos, ¿qué hubiese pasado si no los hubiese matado a tiempo?

Él tiene razón, maldición. Estoy furioso, desgraciada impotencia. ¡Los mataré a todos, coño, los mataré a todos, nadie saldrá vivo de esto!, ¡¡¡MATARÉ A CADA BANDIDO Y MARCARÉ MI TERRITORIO!!!

—Vamos a por ellos, hijo, acabemos con esto.

Me dio la mano para levantarme; pero simplemente me paré sin decir nada. Nadie escapará de mi ira ahora.

Comenzamos a correr nuevamente.

A cada bandido que veía, no le daba tiempo a reaccionar, sólo necesitaba una bala para abrirles la cabeza.

Uno, y otro, y otro, y otro, y otro mas. ¡MUERAN HIJOS DE PUTA!

Un imbécil se me cruzó por el camino, pobre. Lo derribé con un cachazo en la cabeza, sentí el momento en el que le fracture el cráneo.

Mi padre me miraba raro, me miraba como si... como si no fuera yo, como si una bestia hubiese despertardo de su sueño profundo.

No me importa, no me importa, seguiré en lo mío. Recién me percato que estoy cubierto de sangre sucia, me hace sentir aún mas poderoso.

—¡Neytan, detente!

Dijo mi padre deteniéndose.

—¿Qué diablos pasó?, no tenemos tiempo.

—Allá, mira, ¡hay que ir a ayudar!

Al principio decliné la oferta, pero detallé mas el lugar... ¿Qué?, esa es...

—¡Neiré! Hay que ir a ayudar, ese es nuestro escuadrón. De acuerdo padre, vamos.

Seguía furioso, ¿qué mejor que desquitarme con una pandilla de idiotas?

Un pequeño receso, al parecer. Esto no me detendrá. Acabaremos esa batalla, y pronto, acabaremos con esta guerta.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora