CAPÍTULO XVI: LA GRAN HORDA.

18 3 0
                                    

Teníamos que apresurarnos. Podía ir los brasmidos de los caminantes a un poco menos de un kilómetro, y si no nos alejamos, toda La Horda que sin duda abarca kilómetros y kilómetros de largo, se nos abalanzará contra nosotros.

En parte es nuestra culpa por perder tiempo en esa casa por unas latas de comida que no durarán ni un día; sin embargo, valió la pena el «entrenamiento» improvisado de los reclutados. Eso nos ayudará seguramente en el futuro. Además, esa nota... me pregunto que significara, ¿tendrá que ver con la historia denmi padre? ¿Habrá sido simple alucinación o... un presagio?

Seguíamos caminando con paso levemente acelerado, estábamos agotados; sin embargo debíamos seguir. Ya después de que evitemos La Horda, podremos hacer nuestro campamento y comer un poco, mi estómago me estaba matando.

Los caminantes por la influencia de la resplandeciente luna se tornaban corriendo sin rumbo. La verdad no tengo idea porqué la oscuridad de la noche los vuelve así, lo provocará seguramente el silencio que conlleva el anochecer junto con los ruídos extraños de insectos o cualquier otro animal acechante que provoca su alteración, agudizando sus sentidos, preparados para atacar siempre. Por eso los vuelve un peligro, no se puede atacarlos desprevenidos.

Mientras seguíamos caminando pude avistar no muy lejos lo que parecía ser... ¿una ciudad?

—Oh perfecto, queremos evitar La Horda y tenemos que cruzar una ciudad —susurré, pero mi padre me escuchó y observó al frente forzando la vista.

—Mierda... —musitó—. Les advierto que estamos en las proximidades de una ciudad.

Todos lo vieron.

—¿Qué?, ¿en dónde? —preguntó Neiré.

—Está al frente, justo en el sentido en el que estamos caminando. Está oculta en la penumbra de la noche, no la vas a poder ver —respondió mi padre.

—¿Y cómo se supone que la vis...?

—Suficientes preguntas, La Horda se acerca, tenemos que apresurarnos y encontrar refugio.

Neiré lo vio desconcertada y no dijo más. Siguió mirando al frente con su machete en la mano.

Tratábamos lo menos posible de abatir algún caminante, sólo nos atrevíamos usando armas blancas ya que no producen mucho ruído. No queríamos ni llamar a La Horda ni a otro monstruo en las cercanías.

Seguíamos caminando, esta vez estábamos nerviosos. La Horda estaba a punto de llegar, y nosotros estábamos en desventaja. Yo podía escuchar los brasmidos y las pisadas que se acercaban con rapidez, ya no podía más.

—Maldita sea, ¡corran! —ordené.

Todos me miraron confundidos, pero no preguntaron y obedecieron. Los supervivientes comenzaron a correr igual, asustados, sin saber lo que venía.

Un pequeño grupo de caminantes veloces salió del bosque en la lejanía, aunque se dirigían directamente a nosotros. Era claro que era una división de La Horda.

Seguimos corriendo, decidimos esperar que el pequeño grupo se acercara para mutilarlos con armas blancas. Se acercaron lo suficiente y Neiré se encargó del trabajo sucio. Justo después de aniquilarlos, apareció...

—¡Oh mierda!, ¡ahí vienen! —grité.

Los supervivientes voltearon para saciar su curiosidad, y allí estaba: Cientos de caminantes comenzaron a salir del espeso bosque, escoltados por monstruos de Clase 3 derrumbando todo a su paso. Al ver esto, se encontraban murmurando y asustados, claros de lo que se avecinaba.

Mi Vida Después de la Muerte© [DOS CAPS. SEMANALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora