Глава восемнадцатая: подарок

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Otabek despertó temprano esa mañana, había dormido lo necesario y luego de aquel ajetreado día las ansias de saber cómo se hallaba Anielka había podido con su sueño. Recordó la carta que leyó antes de irse, ayer fue el cumpleaños de Yuri, suspiro mientras se sentaba en la amplia cama, las gotas que caían de su cabello morían en la toalla que reposaba sobre sus hombros desnudos, no sería apropiado invitarlo a salir, no con Anielka enfermo.

Se levantó dirigiéndose a su armario, saco una camisa de color crema y un saco azul noche, se quedó meditando un momento.

Algo en su interior se negaba a la idea de seguir con su rutina diaria, le gritaba que debía ir a velar por esa familia, su alfa interno se había encariñado con ellos y demanda seguir sus instintos, entonces Otabek dudó.

Cogió un suéter blanco con rayas marrones horizontales, un jean semi pitillo, una gabardina de botones color azul índigo y unos zapatos marrones. Peinó su cabello como de costumbre, se colocó el reloj en la muñeca derecha, tomó sus llaves, la cartera y el celular para luego salir de su departamento.

Había algo que planea hacer.

**

─Solo una más y habremos terminado ─


─Es fea mamá─ Se quejó el menor mientras miraba la pastilla que aún tenía que tomar.


─Esto hará que te sanes mi amor─ Yuri peinó las hebras ligeramente húmedas hacia atrás, anoche había tenido que cambiar la polera con la que dormía Anielka dos veces debido a que esta se había humedecido por el sudor. Prácticamente no había dormido por quedarse velando de su hijo.


Con una mueca Anielka abrió la boca recibiendo la pastilla para luego beber del té con rapidez.

─Ves que ya está─ Toco la frente de su retoño, estaba caliente pero no era fiebre, sonrió conciliadoramente cuando sus ojos se encontraron con los de Anielka. ─ ¿Qué pasa? ─


─Mamá lo siento─


─No es tu culpa haber enfermado─


─Pero, por esto no irás a trabajar y ayer, yo malogré tu cumpleaños...


─Lo único importante para mí es qué tu estés bien, aire fue solo un día más, no tienes que preocuparte, no estoy molesto contigo Anielka ─ Beso la frente del menor. ─Ahora recuéstate, voy a traer tu desayuno aquí─


Yuri salió a la cocina, tomo la taza de leche y el plato con pirozhki para regresar a la habitación. Pudo ver esos ojitos azules iluminarse de alegría, sin duda su Anielka adoraba el pirozhki. Se quedó a su lado hasta que terminase de comer.

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