Глава девятая: С Днем Рождения

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Otabek miro la hora que marcaba su reloj, suspiró mientras cerraba su laptop y alistaba sus cosas para volver a su departamento. Luego que se mudó a Rusia buscó un trabajo, con sus antecedentes Administración de empresas logró conseguir un trabajo rápido, miró a la ventana, pronto anochecería y el clima anunciaba un próximo nevado.

Cogió su abrigo y guardando todo en su maleta, salió de su oficina salió en dirección de la calle, el frio calaba a pesar de estar fuertemente abrigado. Camino por aquel camino que religiosamente seguía día a día, se había vuelto una rutina ir hacia aquella esquina.

Creyó que no iba a volver a inmiscuirse con aquella familia, pero simplemente no pudo evitarlo, siguió caminando por aquella vereda días después encontrándose con el rubio y el cachorro de este, Anielka siempre se acercaba buscando conversación y él no podía negársele. Esperaba a que la familia se retirara y por seguridad los acompañaba unas cuadras a veces hasta la cabaña donde vivían y así sus días se repetían, pero no le molestaba, todo lo contrario, estaba acostumbrándose al pequeño rubio, por más que fuese un alfa, Otabek no podía simplemente ignorarlo.

─ ¡Otabek! ─ El alfa suavizo su semblante cuando el pequeño se acercó corriendo a su lado.

─Hola Anielka─ el pequeño sonrió, el con rapidez le extendió un chocolate que el menor miró con emoción.

Yuri miro a su hijo que sonreía, al inicio se había mostrado reacio a la presencia del extranjero, pero el tener a esos alfas rondándolo y a su hijo contento terminaron convenciéndolo para que no proteste.

─ ¡Mami! Otabed me trajo un chocolate─ canturreó feliz el infante.

─Gracias─ Habló Yuri sin mirar al mayor.

─No es nada─ Respondió el kazajo─ ¿Volvieron a molestarte?

─No, ya no viene tan frecuentemente─ La incomodidad era notable en el rostro de Yuri y Otabek lo noto por lo que prefirió cambiar de tema.

─Anielka es muy inteligente─ Comentó mientras observaba al niño que jugaba con la nieve.

─Si, su maestra dice que es el mejor de la clase─ Una sonrisa orgullosa se asomó por los resecos labios al hablar de su hijo─ Me imagino que debes extrañar a tu familia─ Los esmeraldas estaban fijos en el anillo dorado que adornaba la mano derecha del extranjero, más cuando volvió la mirada a los ojos oscuros noto la seriedad y un destello de tristeza en estos.

─Tienes razón, los extraño─ Respondió mientras acariciaba el aro─ Pero se que están bien.

─ ¿Cuántos cachorros tienes?

─Solo uno, mi esposa y mi cachorro.

─Volverás pronto, me imagino.

─No voy a volver ─Contestó por lo bajo de manera brusca ─Kazajistán ya no tiene nada que ofrecerme ─ Yuri lo miró confundido a lo que este solo negó restándole importancia ─ Ya es tarde, será mejor que regreses─ Y es que los faros ya estaban encendidos, Yuri miro el camino tratando de ocultar el temor más el ligero cambio en su aroma fue sentido por el alfa ─ Te acompañaré.

─Si estas ocupado no...

─No hay problema.

─No tienes que hacerlo.

καλοψία  #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora