004

7.6K 1.1K 289
                                        

Estaban con las manos entrelazadas caminando por aquel pasillo de productos para el hogar, uno analizando con curiosidad todo lo que veía y el otro totalmente indiferente ignorando la emoción de su novio.

— ¿Ya nos podemos ir? Llevamos media hora aquí.

Jinyoung suspiró. — ¿Cuándo nos mudaremos juntos, cariño?— tomó las dos manos de Jimin y lo acercó a él. El pelinegro rodó los ojos, estaba cansado y quería irse a su casa.— Tienes mucho dinero y no lo aprovechas, deberíamos comprarnos una casa grande sólo para nosotros dos.— sonrió.

— Estoy feliz viviendo con mi mamá, tengo que cuidar de ella. Además, ¿por qué gastar dinero en una casa tan grande si puedo donarle a las personas que de verdad necesitan un hogar?

La sonrisa de Jinyoung se desvaneció al escuchar eso.

— Que estupidez — bufó, soltó las manos de Jimin y lo miró directamente — ¿Por qué sólo no te paras en medio de la calle y le tiras dinero a todo el mundo? Si no lo quieres pues regalalo y quédate pobre. — dijo y continuo caminando con ambas manos en sus bolsillos.

Jimin notó que algunas personas que estaban ahí escucharon lo que dijo su novio y sintió vergüenza. Claro, a Jinyoung no le importaba pero al pelinegro sí, no quería que otras personas creyeran que él también piensa de esa manera.

El pelinegro apresuró el paso alcanzando al mayor y agachando la cabeza. De repente se detuvo en seco tragando saliva.

— ¿Me quieres?

Jinyoung rió por lo bajo y volteó a mirar a Jimin con el ceño fruncido. Segundos después simplemente asintió, para luego salir del supermercado del centro comercial. Jimin sintió que esa respuesta no fue lo suficiente, esperó un beso o un abrazo. Pero nada. Sintió un horrible vacío en su corazón. Amaba mucho a su hyung. Sin embargo no estaba seguro que él sintiera lo mismo. Habían salido desde antes de ser reconocidos en Seúl, cuando apenas estaban en la universidad. Pero mediante pasaban los años, Jinyoung se volvió totalmente diferente. Años atrás parecía un libro abierto, y actualmente era un enigma que resolver.

Lo que Jimin no sabía era que su relación se había convertido en una tóxica. Pero claro, él estaba tan cegado por el amor que no tenía idea.

Tomó aire y siguió caminando con él, sólo que ahora a dos metros de distancia. Se había olvidado por qué estaba ahí acompañándolo.

Divisó un sanitario a un lado de la tienda de electrodomésticos, entonces decidió entrar a lavarse el rostro.

De pronto sintió como la puerta se cerró de golpe.

Jimin maldijo internamente por estar solo en ese lugar y la noche anterior haberse visto una película de terror con Taehyung. Apagó la llave del lavamanos mirando a todos lados completamente petrificado.

— Que bueno verte por aquí, Park. — escuchó una voz a sus espaldas, haciéndolo sobresaltar. Oh, conocía muy bien esa maldita voz y de quién provenía.

— Mierda, Jeon.

El pelinegro rodó los ojos y se cruzó de brazos.

— ¿Sabes? Luego de ver tu entrevista, pensé que no saldrías más de tu habitación.— rió— debió ser muy humillante quedarse ahí sin decir nada.

Jimin desvió la mirada y sus mejillas se tornaron de un color carmesí claro. No pudo creer que él la había visto. Intentó acercarse a la puerta y escapar, pero Jungkook se lo impidió recostándose en esta, sonriendo ampliamente.

— Déjame salir, maldito imbécil.

— Wow, tendrás que cuidar ese lenguaje desde ahora. — El castaño empezó a acercarse peligrosamente, haciendo que el mayor retrocediera chocándose con la puerta de un cubículo.

Debido al espacio cerrado, el calor de la habitación junto con la tensión del momento, pequeñas gotas de sudor comenzaron a resbalarse por la frente de Jimin, quién lo miraba desafiante.

— Abre la puerta, Jeon.

Jungkook se acarició la barbilla. — Mmm, déjame pensarlo. No. No te podrás librar de mi tan fácilmente. — musitó en su oído poniéndole la piel de gallina — No sabes lo que me cuesta acercarme a ti. — Jungkook sonrió de manera juguetona. Empezó a bajar sus manos a los muslos de Jimin, y este dejó escapar un gemido al sentir cómo el menor lo apretaba al mismo tiempo que lo manoseaba atrevidamente. Aquel sonido hizo que algo despertara en los pantalones de Jungkook, poniéndolo aún más caliente.

Jimin gruñó y se mordió el labio, lo cual provocó que se acercara más. Aquel chico pelinegro lo estaba volviendo loco, y aún más en estos momentos, donde se veía tan vulnerable y sumiso. Lo cual no estaba ayudando en nada a controlarse.

— Eres un idiota. — soltó en un jadeo. Jimin no podía negar que se estaba sintiendo culpable por estar en esa situación con Jungkook. Lo estaba odiando mucho por hacer eso.

— Tu idiota favorito.

Entonces en los oídos de ambos chicos se hizo presente el sonido de algo manipulando la perilla de la puerta. Empujó a Jungkook a el baño vacío más cercano, para luego entrar él y cubrirle la boca, acorralándolo en el rincón.

— ¿Jimin? ¿Estás aquí?

Jungkook frunció el ceño al notar que esa voz provenía de nada más y nada menos que Jinyoung.

— ¿Qué es lo qu- ¡ah! — Gimió al notar que Jungkook sujetó de la cintura y lo pegó más a él, tomándolo por sorpresa. Por suerte no había nadie más en el sanitario, el único inconveniente era que él estaba encerrado en un cubículo con su enemigo, que prácticamente lo estaba casi violando, y su novio estaba afuera buscándolo. ¿En qué momento se metió en tal lío?

— ¿Estás bien?

Jimin maldijo internamente cuando el castaño comenzó a moverse, haciendo fricción con sus cuerpos. Abrió sus ojos con sorpresa al sentir el bulto en el pantalón del castaño, que crecía poco a poco. Le dedicó una mirada asesina a Jungkook, quién sonreía pícaro debajo de las manos de él.

— S-si — respondió tratando de sonar indiferente, sin embargo era casi imposible ignorar el hecho de que Jungkook se frotaba descaradamente contra él.— E-en un momento salgo.

Ambos sintieron el sonido de una puerta cerrándose. Jimin soltó el aire que no sabía que tenía retenido y le quitó la mano de encima al menor.

— No puede ser que todavía estés saliendo con ese tipo. — rió por lo bajo, pero en el interior le dolió un poco.

Jimin apartó la otra mano que tenía apoyada en la pared aún lado de Jungkook y se separó de él, recostándose en el muro detrás suyo. Suspiró

— ¿Y lo amas?

Un silencio incómodo invadió el pequeño cubículo donde se encontraban. Luego asintió nuevamente, el castaño lo miró con la ceja levantada y con una sonrisa, mientras que el otro lo observaba con el ceño fruncido.

— La erección en tus pantalones no dice lo mismo. — le guiñó un ojo al pelinegro y salió del sanitario acomodándose el cabello. Jimin bajó la mirada y en efecto tenía una maldita erección. Sus mejillas ardieron al instante.

Golpeó el bote de la basura.

— Creo que cada vez te odio más, Jeon Jungkook.

Rivals ➳ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora