XXII - Despedida

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A millares de años luz, en la galaxia de Andrómeda, los viajantes del tiempo finalmente llegaban a su destino, el planeta Vida. Toda la comunicación se dispuso a avisar a la población del éxito de la misión y de que jamás Mirov perturbaría su bienestar nuevamente. Por eso, los habitantes estaban en clima de fiesta para acoger a los héroes. La reina Isadora y el consejero Kenan fueron al atracadero de la base central, en la ciudad de Perfectio, para hacer la recepción. Una celebración les esperaba, con muchos homenajes, debido a la bravura de todos. Merko, Nícolas, Zara y el resto de los vencedores de la temida batalla contra Mirov desfilaron por la ciudad, ovacionados por el pueblo.

Después de llegar al palacio real, Merko decidió reportar personalmente el resultado de la misión a la reina Isadora y al consejero Kenan. Se dirigió a la sala del trono, junto a Nícolas y Zara. El joven, esta vez, estaba en la forma humana, así como los otros. El capitán explicó todo lo que ocurriera a la gobernante, que quedó muy agradecida a todos.

Antes de que el consejero Kenan dijera cualquier cosa, la reina dijo:

— Una vez más quiero agradecerte a ti, Nícolas. Salvaste mi vida cuando niña, y ahora nos has libertado a todos de las garras de un loco como Mirov – dirigió la mirada a Merko y Zara. – Estoy agradecida también a ti, Merko, un reconocido héroe de nuestro planeta. Al saber de nuestros problemas, prontamente viniste de la Tierra para arriesgar tu vida por nosotros. ¡Gracias, capitán! – Él movió la cabeza en un gesto de agradecimiento.

La monarca cogió la mano de Zara – Querida, tú eres un ejemplo de alguien que lucha por la familia y por el pueblo. Muestras la fuerza de la mujer para resolver cualquier tipo de problema, tanto en la profesión como en la vida.

Kenan dijo entonces:

— Después haremos una ceremonia donde agradeceremos personalmente a todos los que participaron de esta misión, pues consiguieron evitar que el destino de la humanidad fuera alterado. Nosotros somos la prueba real de esto, en este exacto momento, estando vivos.

En seguida, fue servido un gran banquete para ellos. Pero en medio a tanta celebración, Nícolas y Zara no conseguían sentirse tranquilos. La angustia por ver a la hija y a los familiares presionaba sus pechos, que no conseguían esconder el nerviosismo. Le pidieron a Merko una vez más que partiesen tan pronto fuera posible.

Merko, entonces, le explicó a la reina que debían volver al planeta Tierra, pues necesitaban ver a la familia, la añoranza era grande. La reina Isadora les dio permiso para partir. Como ella ya sabía de la vida de ellos entre los humanos, entendía los motivos de tanta ansiedad para volver. Mientras la nave era preparada, Zara y el capitán fueron a ver a los parientes y amigos que allá restaban.

La monarca y el consejero Kenan sabían que el lugar de Merko y Zara era al lado de las personas que amaban, en el planeta Tierra. En el fondo de su corazón, la reina aprobaba la permanencia de Merko y Zara al lado de Nícolas y su familia. Lo único que les impedía de asumir eso en el planeta Vida era aquella antigua ley que prohibía la relación entre ellos y los seres humanos.

¿Y por qué no cambiar eso? Por eso, antes de que ellos se fueran, la reina les llamó a su presencia una vez más.

— Quiero que oigáis lo que tengo que decir.

— ¡Estamos listos para servirla, Vuestra Majestad! – Merko la analizaba con los oídos aguzados.

¿Qué podría haber ocurrido para ponerla tan ansiosa? La pareja a su lado también mantenía los sentidos atentos a las palabras de la reina.

— Como sabes, no es permitido por nuestras leyes que los videanos se casen o tengan hijos con los humanos del pasado. Esta ley fue hecha para evitar problemas en las diversas misiones de monitoreamiento de nuestros antepasados en el planeta Tierra. De esta forma, el futuro no sería modificado. Pero también sabemos que vosotros, Merko y Zara sois las personas más prudentes que conocemos.

Los Hijos del Tiempo 3 - La Batalla de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora