XXXII - Esperanza

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Un día la casa despertó con los gritos de Lorena. Sentía mucho dolor y oscilación cardiaca y, por eso, fue llevada por Nícolas y Merko al hospital de Oncología en Los Ángeles. Los médicos usaron los sistemas de diagnóstico más modernos y llegaron a la conclusión de que Lorena ya no tenía más posibilidades de cura. Ahora sólo un milagro podría salvarla.

Merko, en un acto desesperado, cogió a Lorena en brazos y se teletransportó a la Star Hunter, la mujer aún dopada con los medicamentos usados en el examen. Caminó con ella en los brazos hasta el puente de la sala de mando y le pidió a Z8:

— Salva a Lorena con todo el conocimiento que tienes. Debe haber algo que puedas hacer. ¡Esta es una orden de tu comandante!

Pero ni la tecnología del planeta Vida tenía una solución lista para ayudarla. Y se mantuvo en silencio, mientras el capitán se arrodillaba con su mujer aún en sus brazos.

A veces, ni toda la tecnología del universo puede salvar una vida.

Merko volvió a casa, decepcionado, cargando a Lorena; conformado, se decidiera a quedarse al lado de su esposa amada hasta el último suspiro.

Aquel clima de tristeza afectaba a todos, inclusive a Helen. Sola, sentada en el columpio, dando un impulso cada vez mayor, pensaba que había perdido a su madre, y pronto su abuela también la abandonaría.

En esa tentativa de olvidarse de todo, la niña perdió el equilibrio y cayó, haciéndose un corte en el brazo con una piedra puntiaguda que estaba en el suelo. Viendo la sangre, empezó a gritar, creyendo que moriría también. Nícolas y Sophia corrieron para ayudarla y vieron que tenía una herida grande en el brazo derecho, de aquellas a las que hay que darles puntos para cerrarlas.

Merko estaba llegando para verles a la misma hora de lo ocurrido. Él se daba pequeños momentos libres durante el día, en los que salía del lado de la cama de Lorena, dispuesto a ver que aún existía vida en el mundo en la figura de su nieta.

— Ay... Mi brazo... ¡Cómo me duele! – Gritaba la pequeña, entre lágrimas.

Pero, algo inusitado ocurrió, algo que ellos jamás olvidarían. De repente, los bordes de la herida se unieron y, como si fuera un milagro, la lesión empezó a cicatrizar, instantáneamente. Todos se miraron espantados, y Merko se acordó del poder de las células de Nícolas. Todos miraban aquello maravillados, menos Sophia, que casi se desmayó al ver el proceso de regeneración.

A fin de cuentas, ella no sabía que estaba viviendo entre seres extraterrestres e híbridos con poderes sorprendentes.

Merko y Nícolas conversaron con ella y la convencieron a no contarle nada a nadie, para no causarle problemas a Helen. Le dijeron que ella tenía unas propiedades de defensa en la sangre verdaderamente fantásticas, y le solicitaron que guardara en secreto esa mutación para no llamar la atención de los científicos, que intentarían estudiarla. La joven acató, a pesar de no saber lidiar muy bien con el hecho.

Drako, al saber de aquellas nuevas informaciones, tuvo una idea. Convocó a todos en la nave y les pidió para hacer algunos exámenes en la sangre de Helen.

— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? – La niña estaba curiosa al ser llevada a aquella nave una vez más.

— Él está pensando que tienes la sangre más poderosa aún que la de tu padre. Si eso fuera verdad, tú puedes ayudar a curar a tu abuela – respondió Merko, esperanzado.

Había visto todas las hipótesis con Drako antes de darles esperanzas tan grandes a todos, inclusive a la nieta.

— Creemos que las defensas que existen en tu sangre pueden ser alteradas genéticamente. En este momento, el doctor Sitak, especialista en el área, se dispuso a hablar. – Nícolas tiene linfocitos N altamente diferenciados y ya probó eso curando a la princesa Isadora. Sólo que esas células jamás conseguirían retroceder un tumor maligno con este grado de comprometimiento. En cuanto a Helen, tal vez el hecho de tener una característica híbrida más fuerte permitió que adquiriese células de defensa con el poder magnífico de la regeneración. Si conseguimos separar el gen que controla esta característica y replicarlo, podremos implantarlo en su abuela, revirtiendo el estado de la enfermedad.

Los Hijos del Tiempo 3 - La Batalla de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora