Dentro de la nave Star Hunter, Zara empezó a sonreír, perdida en pensamientos. Nícolas la miró, curioso, percibiendo que la mirada de su esposa estaba fija en algún punto del sistema solar. Desde la escotilla del puente de mando, él observó la dirección hacia la cual la vista de su mujer se dirigía y vio el planeta Tierra, aún un ínfimo punto, acercándose cada vez más rápido. Aliviado, vio que el gran crucero de batalla llegaba finalmente al destino final. El viaje había sido cansado, pero la expectativa de volver a ver a aquellos que amaban hacía cualquier sugerencia de fatiga dispersarse. La felicidad estampada en el rostro de Zara le contagió.
— Z8, pon la nave en modo invisible – ordenó Merko.
— Entendido capitán.
— Qué añoranza siento de mi pequeña Helen. Estoy loca para abrazarla y oír su voz, llamándome mamá – se desahogó Zara, contenta, permitiendo que las mentes de los otros tripulantes se llenaran de esperanza.
— Tampoco veo la hora de ver a nuestra hija, amor mío – Nícolas estaba con la mirada radiante.
— Z8, abre un canal con el teléfono de Helen. Quiero hablar con ella ahora que estamos en la órbita de la Tierra
— Sí, doctora.
Después de algunos minutos, el computador respondía con extrañas noticias.
— Doctora Zara, no consigo respuesta del número solicitado.
— Continúa intentando y avísame cuando lo consigas – la sonrisa de Zara empezó a desaparecer del rostro, de nuevo aquella sensación extraña en su pecho de que algo estaba equívoco.
— He penetrado en los sistemas de computadores del planeta y he verificado en los archivos de las compañías aéreas que Lorena, Sophia y Helen ya han vuelto a casa – dijo Merko, preocupado, después de algún tiempo.
Nícolas y Zara se miraron, aprensivos.
— Z8, entra con la nave en el fondo del mar, donde la escondimos la última vez. Deja una nave de reconocimiento preparada para Dargan, ya que la necesitará para volver al planeta Vida.
— Sí, comandante, estoy ajustando las coordenadas de poso. Los robots están haciendo la manutención de una nave como solicitado.
La Star Hunter fue escondida en el fondo del Océano. Merko, Zara y Nícolas se teletransportaron al garaje de la casa de Lorena, donde Helen acostumbraba a jugar durante el día. Las llamaron, pero no había nadie. Subieron las escaleras y llegaron a la puerta de entrada de la sala de estar. Zara corrió, buscando a Helen por todas partes, sin éxito. ¿Dónde estarían?
— Coge el teléfono, Nícolas. Intenta hablar con tu madre y avísala de que llegamos. Debe estar paseando con Helen – Zara intentaba mostrarse positiva. – Ya es tarde y ellas acostumbran a ir al centro comercial para merendar en este horario.
— Quédate tranquila que llamará. Voy a aprovechar y avisar a Sophia de que llegamos. Ella debe estar en la Universidad.
Merko se sentó en el sofá y se quedó pensando en Lorena. Estaba loco por verla nuevamente. La echaba mucho de menos.
— ¡Qué aventura que vivimos, Merko! Si se lo contara a las personas de este mundo, nadie se lo creería – Zara intentaba relajarse mientras el marido telefoneaba.
— Salvamos el mundo y preservamos el futuro de la humanidad. Lo haría todo de nuevo si fuera preciso – dijo Merko sin titubear.
Mientras tanto, Lorena no atendía el teléfono, para aumentar la ansiedad de Nícolas. Intentó hablar en el móvil de Helen nuevamente, pero tampoco tuvo éxito.
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Los Hijos del Tiempo 3 - La Batalla de los Dioses
Science FictionTRILOGÍA COMPLETA 🏆Premio Wattys libro 1. Idea Gobernante: Seremos ellos y luego ellos nos crearán. Historia inspirada en el versículo de la santa biblia (APOCALIPSIS 22:13): "Yo soy el Alfa y la Omega. No hay nadie antes que yo, ni después ..." Li...