Capitulo 17 : Nunca es bueno confiarse demasiado

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Rebecca


La universidad usualmente estaba cerrada durante los fines de semana, aunque en realidad era solo los edificios donde se dictaban clases por lo que si los estudiantes deseaban usar los enormes campos para practicar deportes, se les permitía entrar. Acostumbraba acompañar a David en esas ocasiones a verlo  jugar football con sus compañeros junto a Solomon Roberts. Aunque hubiera rumores extraños sobre nosotros, era importante aclarar que teníamos esa clase de relación de "amigos de la infancia" y nada más. Y desde donde estaba sentada en las gradas, se alcanzaba perfectamente a ver si figura moverse de allí para allá en la cancha. Tenía cabello oscuro, casi siempre revuelto, buen físico según las chicas, era orgulloso, impulso, prepotente, con una mirada bastante impactante a simple vista pero al fin al cabo era mi amigo.


Éramos un trío bastante peculiar, no por apariencia o nivel social, simplemente porque David era el que recibía la mayor cantidad de insultos y maltratos de parte de Solomon y mía. No había momento en que no terminara completamente abandonado por su mejor amigo o golpeado por mí en la cabeza. Así habíamos sido durante toda la primaria, escuela media e incluso el instituto, por lo que teníamos una amistad más dura que el acero no importase lo que pasase. No obstante, a aquellos dos se la pasaban jugando a la pelota por lo que la mayoría de las veces acababa animándolos desde las gradas mientras ellos jugaban, corriendo detrás de la pelota, gritándose entre ellos, festejando los goles,  abucheando al equipo contrario; con una gran sonrisa en sus rostros como si la pasaran de maravilla.


Había transcurrido un largo lapso de tiempo, el sol se iba ocultando en el horizonte e indicaba que ya iba siendo hora de regresar a casa. Todos los muchachos estaban cansados, sedientos, sudados así que lo primero que optaron fue irse a las duchas. Las fanáticas locas que animaban en desmedida al famoso y popular Solomon abandonaron el sector de las gradas en el que se encontraban y se acercaron a dónde estaba yo sirviéndole una botella de agua porque estaba tan sediento como el resto mientras le gritaba  a David que lo esperaríamos afuera de las duchas. Entonces, alrededor de quince chicas nos rodearon a los dos, cruzadas de brazos y lanzándome miradas llenas de ira, rabia y prácticamente echando fuego por sus ojos. Simplemente las miré desentendida, ignorando lo que fuera que les pasase, mientras que Solomon se limitó a tomar un largo trago de agua de la botella, pasando de ellas.


—Frentona, sabemos lo que tramas –Gruñó mi "archienemiga", Katherine Parker, saliendo de entre la multitud de chicas.

—No entiendo de que me hablas pequeña zanahoria –Bromeé sobre su cabello, encogiéndome de hombros como si no me importara.

—Todo el mundo conoce los rumores que estas detrás de Solomon–Dijo acercándose agresivamente.

—Vamos, saben perfectamente que somos amigos desde pequeños, como si fuera a acercármele de esa manera –Insinué sarcásticamente, rodando los ojos ante su presencia molesta.

—Yo no seguiré creyendo tu mentirita de pacotilla frentona –Masculló señalando que se acercasen Kim, su melliza, y Tanya, su mejor amiga, a cada lado—Chicas sosténganla y las demás aléjenlo a él de aquí, esto será divertido... — Musitó con una sonrisa malévola dibujada en su rostro mientras tronaba sus puños.


El resto de las fanáticas desquiciadas tomaron desprevenido a Solomon y comenzaron a alejarlo de las gradas, alejándolo de la escena. Él intento zafarse al ver como Kim y Tanya me acorralaban mientras Katherine me sostenía del cuello amenazándome, pero le resultaba tan difícil como a mí escapar de esa.

Solsticio de verano(1er libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora